Al inicio de la mañana Koga y Ayame junto a sus hijos estaban listos para partir de nuevo a las cuevas. Los pequeños, que se agarraban de Inuyasha de cada extremidad, se negaban a irse. Hiroyuki por su parte no se apartaba de Moroha, quería de alguna forma dejar algo de él para alejar a Kenji, las sospechas que tenía sobre él no lo dejaban en paz.
-Hiroyuki, déjame hablar con Morohita- Koga alejó a su hijo.
- ¿Pasó algo Koga?
-No- el lobo le sonrió alegremente- Tu padre reaccionó anoche de la misma forma. Solo iba a preguntarte algo- hizo una pausa para mirarla fijamente y, como quien cuenta un secreto, se acercó mucho a la niña, para no ser escuchado- ¿Eres feliz?
-Sí, mucho. -
-Bien. Si es así, yo también- entonces, Koga la abrazó, aferrándola contra él. Sintió como el padre de la adolescente emitía un gutural sonido a su espalda, haciéndolo sonreír.
-Tranquilo bestia, no he venido a llevarme a ninguna de tus mujeres. Aunque ambas saben que siempre pueden ir a buscarme si se aburren de ti.
-Cállate lobo sarnoso y ándate antes de que se acabe mi paciencia-
-Mi niña, ve a las cuevas, siempre estaremos esperando por ti- Ayame besó la mejilla de Moroha aguantando las intensas ganas de llorar, seguían doliendo ese tipo de despedidas.
-Gracias a los dos- la muchacha les respondió agradecida con su sonrisa que la caracterizaba.
-Niños, agarren fuerte al perro- Koga gritó una orden clara y precisa y sus pequeños obedecieron, para que a los segundos su padre se acercara a la sacerdotisa. - Hasta luego, Kagome. Te recuerdo que siempre que necesites contarás conmigo.
El lobo tenía de ambas manos a la mujer que le sonreía nerviosa ante la cara de odio de su marido y la de sorpresa de su hija. Cuando Inuyasha se liberó del agarre de los niños, todos salieron corriendo al lado de sus padres para empezar la huida.
- ¡Mejor corres Koga!- el lobo le guiñó el ojo a Moroha como respuesta y comenzó el recorrido con toda su familia junto a él. Hiro, antes de hacerse humo en el espeso viento de su remolino, le dirigió el último pensamiento a la niña-
-No te olvides que volveré por ti-
Su padre refunfuñó molesto en su puesto pensando cómo puedo tener en su casa a aquellos dos lobos aprovechados y confianzudos. Pero había sobrevivido sin arrancar ninguna extremidad y aquello era rescatable.
-Hey. Tengo que hablar con ustedes- Moroha miró con cara traviesa a sus padres, indicando que volvieran entrar a la cabaña.
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Kenji se sorprendió de saber que sus maestros se irían por algunos días de la aldea. Él tenía la leve esperanza de volver a entrenar con normalidad, pero parecía que nuevamente las circunstancias lo impedían. Además, aún tenía que conversar con Inuyasha. Aunque no en ese momento, era consciente que si daba a conocer su historia arruinaría el viaje de la pareja. Por lo que entendió, Moroha quería usar parte de su premio para darle un regalo a sus padres, que consistía en nada más ni nada menos que unos días de “vacaciones” (concepto que usaban Kagome y Towa). Y no era que ella se lo dijera, su maestra tuvo la amabilidad de comentárselo en su lugar. Simplemente la adolescente aún no le dirigía la palabra más que para saludarlo, dando a entender que seguía molesta con él. Curioso, considerando que había perdonado al lobo entrometido y a su padre sin mayores problemas. Ni siquiera lo miraba. Era irritante. Lo otro interesante es que las mellizas y Hisui se habían unido a los hechos e invitaron por su parte al mismo lugar a sus padres por motivo de su aniversario.
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La Vida Como La Soñamos
FanfictionEsta historia y los personajes no me pertenecen la historia pertenece a "Doratina" en fanfiction y twitter (@EmilyCyrine) los personajes pertenecen a "Rumiko Takahashi". Créditos a "Tokio cristal" por la portada. Moroha tiene un año, dado por sus p...