Capitulo 23

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-No estás concentrada.

Moroha ignoró las palabras de su madre que la observaba mientras practicaba con sus o funda, una nueva técnica propia de algunas sacerdotisas que consistía en papeles finamente doblados que concentraban el poder espiritual sirviendo de eficientes armas. La adolescente lo creía interesante, pero cuando notó la poca fuerza de sus intentos se frustró.

-Para qué quiero esto si tengo espada y flechas sagradas.

-Las cosas requieren de práctica, de tiempo hija. Este es tu primer paso para que aprendas cosas más grandes.

-Yo quiero aprender el exorcismo con el poder de purificación. - la niña detuvo lo que hacía para mirar a su madre- Sé que soy más fuerte que las sacerdotisas comunes.

-No seas vanidosa Moroha- Kagome se levantó de su asiento y se acercó a su niña para acariciar su rostro, mientras le limpiaba un poco la tierra de la cara- Aunque sea cierto, no lograrás alcanzar tu máximo potencial si no pasas por etapas cómo está. Ahora, continúa. Luego podremos practicar...aunque necesitamos algún ser sobrenatural...quizá Kirara.

-Keh...no es necesario. Puedo entrenar esto con Hiro.- la miko entrecerró un poco los ojos, curiosa de cómo su hija desviaba la mirada.

-¿Se han acercado?

-La verdad...sí. Siempre es entretenido estar con él, me hace reír. Y ya no es tan insistente como antes.

-Pero él sigue enamorado de ti…

Moroha volvió a ignorar a la mujer, retomó sus o funda y, cerrando los ojos, intentó concentrar su poder en el papel. Pero, al lanzarlo, supo que falló cuando los mismos se desintegraron a medio camino.

-¡Malditasea, maldita mierda!

-¡No digas groserías Moroha!-

-Disculpa mamá, es que estás porquerías no sirven.- la niña le sonrió a su mamá mostrándole los colmillos, intentando que quitara su expresión molesta.- voy a dejarlo por ahora, más rato practicaré meditando. Me dio hambre.

-Bien, yo iré con la anciana Kaede, en la cabaña debe haber cosas que comer- la miko besó la mejilla de su hija y se marchó a paso lento, mientras su hija iba en camino contrario. Cuando iba a cierta distancia, giró hacia su niña nuevamente- ¡Moroha, si ves a tu padre, intenta solucionar las cosas!

La adolescente guardó silencio, solo dio un clásico "Keh" y siguió su andar. Moroha sabía que estaba distraída y más que nada aun enfurecida con lo que había pasado con los regalos de Kenji. A su padre no le hablaba, solo se decían lo justo y necesario y ninguno parecía querer ceder ante el otro, así se limitaban a evadirse mutuamente. Cuando estaba por llegar, se topó con Hiroyuki y Sayumi de frente. Ambos lobos le sonrieron cálidamente.

-¡Morohita!- la loba la abrazó con fuerza levantándola un poco. Hiro por su parte la besó en la cara, con mucha libertad.

-Keh...no me aprietes tanto Sayumi que me sacas los ojos-

-Disculpa- la niña de ojos verdes se sonrojo culpable por el comentario. A diferencia de ella su amiga de infancia era tímida y muy callada, pero con Moroha solía liberarse un poco más. Lo más expresivo de la joven loba eran sus ojos jade que destacaban en su rostro terso de niña.

-¡No! Era una broma. Sayumi, deberías pasar esta noche conmigo y mis primas ¿te gustaría? Tienen nuestra edad, son un poco mayores.

-Yo no sé…

-Ella acepta, necesita tener amigas- Hiro respondió por la niña haciendo que esta hiciera un gesto de maña que divirtió a Moroha.- pero ahora se marcha, nuestra hermana la necesita-

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