Tenía solo catorce años cuando él comenzó a verla con otros ojos. Hasta ese día nunca había sido tan consciente de su propia belleza, no hasta el momento en que los oscuros ojos violetas del demonio se posaron en ella y la miraron de arriba hasta abajo, como si con ello pudiera determinar su valor. Sabía que los seres como ella se dejaban llevar por los instintos, lo más salvaje en el fondo de sus almas y en sus deseos más oscuros.
Pero, ni con eso presente, tuvo ni la mínima idea de cómo cambiaría su vida cuando a sus dieciséis años su maestro de katana, Yorio, se presentó en su hogar con un orden muy clara: el líder la quería en su palacio. Ni su padre, ni su madre, ni ninguno de sus hermanos mayores preguntaron nada, solo aceptaron obedientemente y le dieron indicaciones frías, incluso confusas. No ayudó mucho que la demonia que la había dado a luz le manifestara su supuesta suerte, la dicha que tendría, en fin, una vida maravillosa.
Todo muy absurdo en ese momento, pensó Nomi, aun apoyada en la pared mirando de soslayo a la shihanyo que había capturado.
Para ese entonces nadie sabía que ella, fuera de su estampa de joven demonia y practicante de katana, se sentía genuinamente enamorada de su compañero de entrenamiento. ¿Y cómo podrían? no solo era secreto para la aldea que Yorio entrenaba a escondidas al sobrino mestizo del líder, sino que a ella misma le parecía vergonzoso admitir que no solo que eso era un hecho, sino también que con el tiempo que había transcurrido, había desarrollado un sentimiento real de apego y cariño al muchacho de olor humano.
Y es que la presencia frente a ella de Moroha y su convicción respecto a los sentimientos de Kenji la hacían sentir el mismo arrepentimiento que vivió todas las noches que pasó lejos del muchacho, junto a Koriu. Recordaba de manera difusa, a causa de su propia desdicha, como había prometido irse con él y como finalmente lo habían dejado de lado. No lo planto pero fue incluso peor, sobre todo por la expresión de extrema soledad de Kenji al momento de quedarse solo en el bosque, con sus pocas pertenencias y la certeza de que Nomi nunca sería su compañera de vida.
Nomi gruñó en su puesto. ¿Acaso la híbrida tenía razón? Ella estaba ayudando, otra vez, a que la vida de su querido Kenji empeorara, que todas las penurias que le tocaron no cesarán. La falsa idea que se había creado de que su lugar estaba en aquella aldea fría de demonios impersonales y desapegados fue diluyéndose ahí mismo, mientras permanecía paralizada de miedo por todo lo que había hecho.
Y Moroha…Moroha le había dicho la verdad muy simple: que estaba dañando a la única persona que la había querido de verdad. ¿No se estaba aferrando, tristemente, a una esperanza sin fundamentos? Ella misma se había convencido de que aún podía lograr sanar la herida que ella misma contribuyó a crear, derrocar a Koriu y, mágicamente, retomar su vida junto al hanyo…cuando ella sabía perfectamente que, en el fondo, ninguno de los dos lo deseaba.
Entonces lo entendió. Nomi lo entendió solo cuando hizo venir junto a ella su locura, sus anhelos absurdos. Kenji ya nunca más la querría. Ya nunca estaría con él, ya nunca podría reparar lo que había arruinado.
La demonia pensó que de ser humana lloraría. Pero no podía. solo era capaz de sentir esa penetrante pena dentro de sí misma, incapaz de hacerla realidad manifiesta.
-Nomi…-susurró nuevamente la niña. Después de volver a sentir unos intensos dolores en el cuerpo y el estómago, vió aproximarse a la demonia.
-Escucha- dijo la misma mientras se acercaba y, sin mucho cuidado, le soltaba las amarras de brazos y piernas, pero sin liberarla en totalidad- fuera de este aposento hay cuatro guardias con katanas. Si atacas rápidamente no será difícil, ellos no conocen tus habilidades. Luego, sigue el pasillo y con tu olfato guiate hasta donde sientas olor a comida. Junto a ello hay un pequeño sector con armería. Ahí recuperarás tus cosas. Ya después dependerá de ti.
Sin más, Nomi le dio una última mirada a la muchacha. Moroha sintió un alivio inmenso pero, a la vez, aún era incapaz de confiar a cabalidad en ella. La demonia pareció entenderlo.
-No es un engaño. Solo…- el murmullo que era la voz de Nomi hacía juego con el desastre que era su apariencia, pensó la shihanyo.
-Sé que va a perdonarte- le dijo Moroha, dándole la calma de mirarla a los ojos solo unos instante antes de desviar la mirada, confundida por todo lo que estaba sucediendo.
-Suerte- le dijo al final la hermosa demonia, para luego irse del lugar. Moroha sintió que detrás de ella Nomi no solo la dejaba a ella, sino que dejaba todo su pasado.
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La Vida Como La Soñamos
FanficEsta historia y los personajes no me pertenecen la historia pertenece a "Doratina" en fanfiction y twitter (@EmilyCyrine) los personajes pertenecen a "Rumiko Takahashi". Créditos a "Tokio cristal" por la portada. Moroha tiene un año, dado por sus p...