Por órdenes de su maestro, Kenji fue a liberar de su calvario a Hiroyuki, quien había pasado el día entero sentado sin moverse, solo respirando. El discípulo dió por perdida la prueba para el hombre lobo, quien con actitud derrotada exigió que se la hicieran de nuevo.
-No, no hay otras oportunidades.
Volvieron ambos a la cabaña esa noche, muy tarde, pero para lastima de Hiro, su interés amoroso se había ido a dormir hace un rato. Moroha se había acostado con dos sentimientos en su corazón: ansiedad, por hacer el plan que tenía en mente y ganar ese dinero de la competencia de fuerza, y segundo; un poco de tristeza. Es cierto que no podía tomarse en serio las cosas que le decía Hiro, cuando eran pequeños y el chico volvía a la cueva de entrenar, solía jugarle malas bromas, a pesar de que con el tiempo todo fue pie para una linda amistad. Aunque, claro, cuando se reencontraron en el viaje que hizo con sus primas todo había sido distinto...simplemente porque él era diferente con ella.
Era tierno, cercano, alegre y amable. Muy distinto al niño malhumorado que le tiraba el pelo y le decía que olía a perro mojado. Su pena tenía que ver directamente con el hecho de que casi no se habían visto desde que se le “Declaró” y bien...ella no pensaba creerle, pero algo dentro de ella, su ego quizás, le golpeaba fuertemente diciendo que Hiro era un idiota por hacer eso. Se sorprendió a sí misma muy acurrucada en su futón cerca del de sus padres, suspirando fuertemente, pensando y pensando, muy confundida de lo que sentía.
Aquel día pasó volando. Inuyasha y su discípulo volvieron a su trabajo habitual y sus rutinas de entrenamiento físico, no sin antes engatusar desde temprano al joven lobo con su siguiente prueba de rigor. Esa vez consistiría en buscar a un monstruo que custodiaba un lago que quedaba un poco alejado de la aldea. Su misión era robarle una de las escamas al horrible demonio acorazado. Podría parecer una tarea sencilla al igual que la otra, pero ese ser era conocido por la increíble potencia de su cuerpo, su forma de pez enorme y su tamaño eran igualmente una dificultad. No debía matarlo, solo conseguir una escama. Kenji sabía que con ella tendría todo el día ocupado, así que lo dejó solo enfocando en sus labores. Además, esa tarde la señora Kagome le había pedido ayuda para hacer aseo en la cabaña y un orden de las cosas. Todo porque, después de mucho conversar y por fin decidirse, la miko convenció a su esposo de ampliar la cabaña, un deseo que tenía desde que Kenji se unió al hogar.
Para su sorpresa, Kenji se encontró con Moroha sentada en el piso de la cabaña absorta con la mirada en el vacío, con una cosa en los oídos que el joven reconocía levemente como un aparato moderno que la niña había traído del futuro, con ella, escuchaba música. La saludó levemente con la mano, pero ella no le prestó atención, a lo que no insistió poniéndose a hacer su cometido.
-Disculpa, no te vi- a los instantes, la chica del lazo rojo se dirigió entonces a él, con los ojos cerrados y una sonrisa en señal de que le pedía perdón.
-No importa.
-Mamá también me pidió que ayudara, pero estoy un poco distraída.
-Siempre estás un poco distraída. O quizás solo quieres holgazanear. -Moroha no se rió. Solo lo miro fijamente.
-No es eso. Dormí mal.
- ¿Es incomodo dormir con mis maestros? Estoy seguro que no más que con el lobo, se mueve muchísimo y se rasca.
-No.…simplemente no podía dormirme. ¿Dónde está Hiro, a todo esto?
-Ni idea.
La niña volvió a suspirar y se colocó los audífonos. Pero no escuchaba realmente la música, tenía deseos de hablar y no quería hacerlo con sus primas, Setsuna no sería gran aporte y Towa sería demasiado entrometida.
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La Vida Como La Soñamos
FanfictionEsta historia y los personajes no me pertenecen la historia pertenece a "Doratina" en fanfiction y twitter (@EmilyCyrine) los personajes pertenecen a "Rumiko Takahashi". Créditos a "Tokio cristal" por la portada. Moroha tiene un año, dado por sus p...