Kagome de inmediato sintió como Inuyasha se tensaba. Liberó el abrazo que le estaba dando y giró sobre sí mismo.
- ¿Sucedió algo?
-Nada. Solo me sorprende, se supone que era un viaje de entrenamiento, algo serio, con la famosa Rei, esa entrenadora...
-Y claro que es así, no veo que te incomodo tanto.
El hanyo solo la miro con los ojos entreabiertos. Ella de seguro sabía que lo había perturbado, pero quería que él mismo lo dijera. No le daría gusto.
-Olvídalo, Kagome. Si le respondes a la enana, dile que le mando un abrazo. ¡Y que se concentre! -
Kagome sonrió traviesa, era evidente el click de celos que había sentido su marido.
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Kenji suspiró fuertemente y sin darse cuenta. Su maestro estaba especialmente de mal humor. Apenas le había gruñido en señal de saludo...todo al parecer a causa de una carta de Moroha. Se extrañaba la presencia de la chica en la cabaña, era cierto que la monotonía del hogar se mantenía, pero esa característica risa media siniestra y traviesa de la niña bañaba el lugar de alegría. Él no podía hacer nada con eso, aun sentía mucho recelo respecto a él por parte de su maestro. Aunque, agradecía al cielo que la señora Kagome no hubiera revelado lo que le había contado antes. No deseaba morir tan joven.
-Bien jóvenes, el día de hoy es un misterio- el monje Miroku era otro individuo curioso, pero de manera distinta a su amigo, siempre parecía de buen humor. Ese día el grupo eran los ya mencionados y Kin'u, la hija del seguidor de Buda que curiosamente también se preparaba para dicha tarea. Sería monja. Kenji se había llevado una sorpresa al ver sus atuendos sueltos, poco comunes en una mujer, además de su cabello corto. La señorita, además, tenía una hermana, que era exactamente como ella pero que llevaba una vida cotidiana de jovencita de veinte años.
-Ay papá, qué pasa, porque no sabes ...
-Es que solo nos dieron luces de que cerca de aquí una casa de terrateniente se ha visto cubierta por una "nube de la desgracia".
- ¿No es invento tuyo, Miroku?- Inuyasha no hablaba, gruñía.
-No estimado amigo, esta vez es real.
La chica rió de buena gana, su risa era estruendosa, pero a la vez femenina, pensó Kenji. Ante eso, él no pudo evitar reírse también. Con el tiempo ya conocía las "mañas" del monje.
-Hey...- la muchacha se acercó a él, haciendo que el adolescente se sonrojara levemente de tenerla tan cerca de su odio de hanyo. - he visto que tío Inu no te da mucha atención...déjamelo a mí, hoy serás la estrella. - la chica le guiñó el ojo.
-Pero señorita...que debo hacer
-Tranquilo
Kenji se quedó en silencio. En su serenidad, le había removido el pecho la cercanía de la monja en preparación, después de todo él nunca había convivido mucho con mujeres más adultas, menos con humanas. "Soy realmente un imbécil" pensó, ya no tenía edad de ponerse como un chiquillo enamoradizo. Ciertamente, si no cambiaba su actitud a una más segura, el señor Inuyasha lo seguiría tratando con desinterés. Tenía que demostrarle de alguna forma su valía.
Cuando llegaron, la joven bramo con alegría, era evidente la gran masa negra sobre la inmensa mansión antigua. De ella, salió un hombre adulto con clara afligida.
-Que bueno que llegó su excelencia, esta presencia nos tiene atormentados hace muchísimos días. Agradecemos inmensamente su atención para con este humilde terrateniente...
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La Vida Como La Soñamos
FanfictionEsta historia y los personajes no me pertenecen la historia pertenece a "Doratina" en fanfiction y twitter (@EmilyCyrine) los personajes pertenecen a "Rumiko Takahashi". Créditos a "Tokio cristal" por la portada. Moroha tiene un año, dado por sus p...