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-No parece que haya algo diferente, en realidad... no veo nada diferente a la primera -dijo Lucius mirando hacia arriba

-Entonces, estamos estancados -dije -si regresamos con los niños por lo menos podremos averiguar si estos gigantes, son parte de los que estaban en la habitación o si son más, lo que sería malo, 10 ya son suficientes, pero 16 son un gran gran problema

Lucius caminó a la estatua, demasiado cerca como para poner mis nervios al límite, pero aun sin dejarlos salir y como para poder subir al pie de ella. Dio unos cuantos brincos, pero no había nada raro, era de piedra solida y ni siquiera se inmuto cuando él brinco, no hubo reacción ni ningún movimiento, afortunadamente.

-Volvamos a casa para volver con los niños -dijo Arthur -tal vez tengamos un poco más de suerte con ellos que aquí

Lucius pareció aceptar la idea, así que se inclinó para poderse deslizar sobre la piedra para bajar, pero su idea no resulto del todo bien, en su intento de bajar se hirió la mano haciendo que una herida se abriera en su palma.

-¿Estas bien? -me acerqué para mirar la gravedad

-Sí, solo es, una ligera herida

-Volvamos a casa para curarte

Dimos unos cuantos pasos lejos de la estatua, pero una gota de sangre se deslizó desde la herida hasta caer en el césped.

-Creo que es más profunda de lo que parece -dije

Sin avisar y asustándonos a todos, la estatua comenzó a moverse.

-¡Ivy!

Lucius y yo lo único que pudimos hacer fue darnos la vuelta y levantar la mirada, viendo como el brazo de la estatua se levantaba.

La mano de alguien tomando la mía y después llevándome lejos de la estatua fue lo que me despertó de esa impresión y susto de verla moverse.

Todos dimos pasos hacia atrás, sin despegar nuestros ojos de ella, pero al mismo tiempo alejándonos lo más posible. Tal vez en este preciso momento esa cosa comenzaría a andar por todos lados junto con su compañero y nosotros estábamos en su camino. Pero no, solo movió el brazo dejando la palma hacia arrima, su codo en un ángulo perfecto de 90° y nada más.

-¿Solo... eso? -susurró Louis

-Eso es bueno -dije -no quiero que se mueva más

-¿Qué la hizo moverse? -preguntó la jefa Luna

Todos nos quedamos en silencio, ninguno de nosotros sabia la respuesta.

-Sangre -dijo Jimin

-¿Ah?

-Ustedes dijeron que nosotros restauramos la dimensión tres con la sangre de nosotros ¿No? -nos miró -la sangre de Lucius cayó al suelo y la estatua se movió

-Tienes razón -dijo Lucius -si las estatuas nos persiguen y reacciono a mi sangre, entonces, solo falta la sangre de ustedes dos para tal vez dar paso al siguiente punto de todo esto

-Sangre, sangre y más sangre -me quejé -¿No pudieron aceptar algo más fácil como cabello o saliva? Eso no es doloroso

-Ese es el peso de ser la hija de la línea 1 -sonrió Lucius

-Ja ja

Louis consiguió una navaja de uno de los policías que permanecían en silencio detrás de nosotros solo como espectadores.

Los tres nos acercamos a la estatua, no demasiado, pero si lo suficiente como para que ella pudiera agachar la cabeza y mirarnos o en el peor de los casos (como si mover su cabeza y mirarnos no fuera lo peor) tener la suficiente distancia de su pie como para que nos diera tiempo de correr en caso de que lo levantara, aunque, un paso de él son 1000 pasos nuestros.

-Los caballeros primero –dije

-¿Qué no es al revés? –preguntó Jimin

-Prefiero que sea de este modo ahora

-Bien –sonrió

Tomó la navaja de manos de Louis que estaba detrás de nosotros, puso la navaja en su palma, cerró el puño y solo de un tirón hizo la herida.

-Tu turno –me entrego la navaja

Él mantenía la palma cerrada, sin derramar ninguna gota de sangre mientras que yo hice lo mismo que él, dejé el filo en mi palma, cerré la mano y di el tirón más fuerte y rápido que pude, lo que funciono, la herida fue suficientemente profunda como para comenzar a sangrar demasiado, creo que me emocione un poco y es más profundo de lo que hubiera querido, pero, nadie muere desangrado por una herida en la palma ¿No?

-¿Listos? -la herida de Lucios no había sido tan profunda y ya comenzaba a secarse la sangre, por eso se hinco en el césped listo para embarrar la poca sangre fresca que quedaba en su herida sobre la tierra

-Sí –dije

-Vamos

Jimin y yo extendimos la mano hacia adelante y dejamos que la sangre se deslizara por nuestra piel hasta que cayó, en ese mismo momento, Lucius frotaba su mano herida sobre la tierra.

La sangre de los tres tocó la tierra, Lucius se levantó y nosotros dimos unos pasos hacia atrás esperando alguna reacción de la estatua.

-No parece que funcione –dijo Arthur

-Tal vez, necesita más sangre –dijo Louis

-O la sangre no es la respuesta –dijo Lucius

Era decepcionante que nos hayamos lastimado de este modo sin que fuera la respuesta de lo que necesitábamos.

-Tal vez fue algo más –dije, pero no nos dio tiempo de pensar en algo más

La estatua comenzó a moverse, uno de sus pies se fue hacia atrás mientras el otro doblaba su rodilla, estaba tomando la posición de hincarse, sin dejar de mirar al frente y sin mover el brazo que antes se había movido.

-¿Qué está haciendo? –gritó Arthur

La rodilla de la estatua llegó al suelo y solo en ese momento, su cara bajó para mirarnos y su mano comenzó a moverse.

-¡Corran!

No era necesario que nos dijeran que corriéramos, quería hacerlo, pero mis pies no me respondían.

-¡No puedo moverme! –grité y miré a mis lados, al parecer Jimin y Lucius tampoco podían moverse y lo sé por las miradas en pánico que nos lazábamos

-¡Chicos! –Arthur venia de vuelta con nosotros, pero fue tarde, la oscuridad fue de inmediato cuando la mano del gigante nos aplasto, lo único que pude hacer fue agacharme y cerrar los ojos esperando el dolor 

Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora