34

40 10 0
                                    

Si era un laberinto, lo único que podía hacer era... caminar. Una buena idea hubiera sido subir las paredes para ver por arriba, pero aquí no podía hacer eso.

-Tengo una duda –hablé al aire -¿Esto no es una trampa? Es imposible que pueda encontrar el camino si las paredes son así de alto

-Tu estuviste de acuerdo con esto –por la voz, sabía que era una de las brujas

-Estuve de acuerdo porque esperaba que la situación fuera igualitaria

-¿Esto no es igualitario?

-No

-Bueno, estas aquí, encuentra la salida y todo estará bien

-Saben –sonreí –sabía que me harían algo como esto, sé que son así de tramposas, pero por eso también hice algo de trampa

-¿Trampa?

Jimin

Ivy llevaba un buen tiempo inconsciente, en cuanto cerró los ojos lo único que pudimos hacer fue esperar. Arthur solo se mantenía sentado en una roca, parecería que estuviera tranquilo, pero realmente estaba alerta de cualquier ruido o cosa a nuestro alrededor, mientras que yo, yo sostenía a Ivy. Estaba tumbado sobre el suelo, recargando mi espalda en una roca mientras que a Ivy la mantenía entre mis piernas, con su espalda recargada en mi pecho y su cabeza ligeramente hacia un lado.

-Está tardando demasiado –dijo Arthur

-Dale tiempo, aún no ha pasado nada

Sabía que ya había pasado un tiempo sin que ella diera señales de algo y eso me estaba poniendo ansioso y las palabras de Arthur no me hacían sentir bien, pero intentaba parecer tranquilo.

-¡Arthur!

Un poco de sangre comenzó a aparecer en la tela blanca de la manga de su camisa.

Arthur se lanzó sobre el suelo en cuanto vio la mancha de sangre, levanto su manga y pudimos ver la herida, era una herida superficial, no parecía nada de qué preocuparse, pero en realidad, la mirada fugaz que nos lanzamos él y yo, no era que estuviéramos preocupados por la herida sino de cómo se la hizo, quién o por qué.

-No podemos esperar más, esas brujas son unas traidoras –dijo Arthur

-¿Qué podemos hacer? No nos llevaran con ella –cerré los ojos y suspiré –sabía que no era buena idea... maldita sea

-Intentemos

-¿Hablaras con ellas?

-¿Qué más opciones tenemos? Puede que ella este en problemas ahora mismo

Tenía razón, puede que, en este momento, cada minuto cuente. 

Arthur se preparó para levantarse, pero lo dejó cuando una nueva herida apareció en la palma de la mano de Ivy.

-Maldita sea ¿Qué está pasando? –comenzaba a entrar en pánico

-Es suficiente –se levantó de un salto y en dos pasos se acercó a las brujas -¡Tengo una pregunta!

-¿Cuál es tu pregunta?

-Quiero ir con Ivy

-No puedes

-Claro que sí, sé que pueden llevarme con ella, háganlo, les pagaré con cualquier cosa

-Queremos a la chica ¿Nos pagaras con ella?

-No, ella no es un pago, siempre es así y siempre será así, pidan otra cosa

-No queremos...

De pronto se quedaron en silencio, con la boca abierta.

-¿No quieren qué? –insistióArthur -¿Ah? ¡Hablen!

No dijeron nada, simplemente se quedaron en silencio y después Ivy despertó, despertó con una gran bocanada de aire y tosiendo.

-Ivy

Arthur se tumbó junto a ella y yo la levanté empujándola un poco de los hombros.

-¿Estas bien? –pregunté -¿Qué pasó?

Ivy soló negó con la cabeza, necesitaba tiempo para recuperarse de quién sabe qué cosa.

-Bien jugado... niña –por fin una de las brujas pudo volver a hablar

Todos las miramos.

-¿Cómo sabías que la madera iba a ayudarte?

-Hace tiempo, alguien me regaló una cuchara y me dijo que no la olvidara nunca, que servía para encontrar el camino, así que pensé que sería lo mismo en esta situación

Aun parecía un poco agitada por el cómo respiraba, pero por lo menos parecía estar bien.

Las brujas se quedaron en silencio un momento.

-La próxima vez, las cosas no serán tan fáciles

-La próxima vez –dijo ella –me aseguraré de ganar de igual manera

Las brujas desaparecieron, dejándonos en silencio.

-¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué viste? –preguntó Arthur

-Nada

-¿Qué?

-La cosa que mató a la reina y a los demás, a la gigante... no fue nada, no pude verlo

-¿Cómo que no pudiste verlo?

-No puede, solo lo escuche y me hizo esto –señalo la herida en su brazo

-¿Lo escuchaste? –pregunté

-Sí, me dijo algo así como... omnes perdidit, cum una tantum perdiderit

-¿Y eso qué significa?

-Si no me equivoco significa algo así como... si pierde uno, pierden todos

-¿Si pierde uno, pierden todo? ¿Más acertijos?

-Si se lo decimos al rey Oto, probablemente él pueda decirnos qué pasó

Al final, regresamos a donde estaba la jefa Luna y Lucius, para juntos poder regresar a la ciudad, bueno, a nuestro punto de partida donde Louis y Edric nos estaban esperando.

-¿Qué hacemos ahora? –preguntó la jefa Luna –si no sabemos quién mató a la reina y a la gigante ¿Cómo vamos a encontrar un buen argumento para salvar a Jimin?

-Por lo menos sabemos que un humano no mató a la gigante y que un gigante no mató a los humanos –dijo Lucius

-Dama –dije

-¿Ah?

-La gigante se llamaba Dama

-Bueno, si Dama no mató a la reina y los demás y el culpable fue esa voz ¿El rey Oto dejará de lado la idea de matar a Jimin? 

-Debemos intentarlo –dije –mañana mismo vayamos con el rey

-Bien, por ahora, la mejor idea es regresar a casa –dijo Edric –seguramente Mily preparó ya la cena, descansen un poco y mañana por la mañana vayan con el rey

Hicimos eso, por el día de hoy solo regresamos a casa para cenar y descansar algo.

Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora