Cuando volví a abrir los ojos lo primero que vi fue un bosque, árboles altos, un cielo medio nublado y un río frente a mí. Era un lugar hermoso, tan tranquilo.
-¿Chicos?
Miré por todos lados, pero no había nadie, no estaban ni Lucius ni Jimin por ningún lado.
-¡Juliette! ¡No tardes demasiado!
-¡No lo haré!
Una chica apareció de entre los árboles, llevaba el cabello atado en una trenza que le caía por el hombro derecho, llevaba un vestido de falda café, una blusa de cuello U de color blanco, un pequeño delantal en forma de triangulo atado en la cintura, unos zapatos negros y una tina de madera.
En cuanto la vi, mis piernas comenzaron a moverse, directo detrás de ella.
Juliette caminó al río donde se hinco en la orilla para tomar un poco de agua en la tina antes de levantarse para volver a caminar de regreso.
Ahora entiendo, Juliette... soy yo.
Entonces, Lucius y Jimin están ahora mismo con su yo de este tiempo ¿No? Por eso no están cerca, pero entonces, Jimin debe estar en el palacio real o donde viva el rey, junto con el rey Joseph, pero ¿Y Lucius?
Juliette
-Buenos días -saludé al jardinero que pasó a un lado de mi en mi camino del río a la cocina
-No tardaste -dijo Marion sin dejar de amasar la maza para el pan
-Te dije que ya no lo haría -sonreí dejando la tina a un lado de la mesa
-Entonces, para que te diviertas un poco ¿Por qué no vas con Jean Paul y le preguntas si su majestad ya se levantó?
-Apuesto a que no, anoche se quedó hasta muy tarde trabajando en su despacho
-Solo pregunta
-Bien -canté antes de salir de la cocina
Había un poco más de movimiento a estas horas de la mañana, era normal, a esta hora todos los empleados hacen la limpieza para que a la hora en la que su majestad despierte, no estorbemos en sus asuntos y para que encuentre su lugar de vivienda limpio.
Me gustaba este lugar, era un hermoso palacio donde han estado viviendo todos los miembros de la familia real desde el primer rey. Los techos eran altos, todo era en colores claros y toques dorados, cuadros con los retratos de los reyes, reinas, príncipes y princesas, cuadros artísticos y muchos floreros, al pasado rey le gustaban mucho las flores y por eso mando poner floreros con muchas flores de colores por todos lados, al rey de ahora no le molesta, así que se ha quedado desde entonces.
Subí las escaleras en busca de Jean Paul, los lugares posibles solo eran en el despacho de su majestad, fuera de la habitación de su majestad esperando a que él despierte o en la propia habitación de él.
En la primera opción no estaba, pero sí en la segunda, como siempre, puntual, él estaba esperando en la puerta de la habitación de su majestad.
-Buenos días, Juliette -me sonrió amablemente como siempre
-Buenos días, señor Jean Paul
-Su majestad aún no despierta
-Lo sé, solo vine para no seguir discutiendo con Marion
-Buena idea -sonrió
Ivy
Al parecer para todos, yo era invisible porque nadie me había notado a este punto, menos cuando no podía alejarme de Juliette, cada paso que ella daba, yo lo daba también, detrás de ella. Pero, para nosotros no éramos invisibles, porque en cuanto encontramos a ese dichoso Jean Paul, un Lucius detrás de él me notó, al parecer no podíamos hablar, porque las palabras no salían de mi boca, así que simplemente le sonreí, lo saludé y con mi pulgar arriba intenté decirle que las cosas estaban bien.
Juliette
Jean Paul miró a sus lados asegurándose que nadie viniera o estuviera cerca y se me acercó un poco.
-Su majestad estuvo investigando sobre los gigantes toda la noche
-Eso no quiere decir que este planeando algo
-Ha estado investigando por tres noches seguidas
-¿Y? Los gigantes son nuestros benefactores, son los benefactores y protectores de la familia real, saber más de su historia es normal
-Juliette
-Jean Paul, no hablemos más de eso ¿Quieres? Si alguien nos escucha, podrían mal entender las cosas y culparnos de traición
No dijo nada más y solo dio unos pasos hacia atrás.
-Aun hay un lugar -me miró -la silla tiene tu nombre
-No quiero hablar de eso
Me giré a la puerta y llamé con dos suaves golpes.
-Majestad, soy Juliette ¿Puedo pasar?
-...Puedes pasar, Juliette
Le di una ultima mirada a Jean Paul antes de abrir la puerta y entrar a la habitación para cerrar detrás de mí.
La habitación estaba a oscuras porque las enormes y pesadas cortinas color rojo vino cubrían la luz del sol.
-Buenos días, majestad -saludé caminando directo a las cortinas para abrirlas
-Buenos días -apenas acabada de despertar, aún estaba medio adormilado
Caminé a un lado de su cama.
-¿Quiere que le preparé agua caliente para tomar un baño?
Había dormido con los pantalones negros que llevaba ayer, lo único quera que se había quitado la camisa.
Peinó un poco su cabello y me miró con una sonrisa, recargando su mejilla en la mano y el brazo en su rodilla.
-¿Por qué me hablas de esa manera?
-Jean Paul esta afuera -susurré
-¿Y qué tiene ese tonto?
-No quiero que nos escuche -sonreí
-A mi me da lo mismo
Me tomó de la cintura y me jaló con suavidad para que me sentara en la cama, me dio un abrazo y dejó su barbilla en mi hombro.
-Ayer fue difícil verte con tantas reuniones
-Entonces, deberías quedarte dormido todo el día -acaricié su espalda
-No puedo, hoy tengo más reuniones con el general para acordar la distribución militar en la frontera norte
-¿No puede esperar?
-No, hemos tenido intentos de invasión casi todos los días -se alejó de mi con sus manos en mis hombros -pero prometo darme prisa el día de hoy y tener un momento para nosotros dos más tarde
-Si lo promete sumajestad, confiaré en eso -sonreí
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Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)
Roman pour AdolescentsPareciera que todo iba con calma, pero, la desaparición de las almas nuevas son el inicio del final. 2/2