No quería perder mucho tiempo así que mi búsqueda era frenética y siendo dos, abarcábamos más libretas en menos tiempo.
Si que investigó a los gigantes
No sé cuanto tiempo le habrá tomado a él buscar toda esta información, pero seguro que pasó días enteros sin dormir.
-¡Aquí! –gritó emocionado al mismo tiempo que levantaba la libreta
Me levanté del suelo y me acerqué a él.
-Un amissa anima se puede detener con... -buscó con su dedo la información, se detuvo en un renglón y procedió a leer –con una espada de atmako amsu
-¿Qué es eso?
-am –cerró los ojos un momento –lo recuerdo, mamá solía contarme la historia –dejó esa libreta de un lado y tomó un libro pasando las hojas con rapidez –el atmako amsu son lágrimas de alma, lágrimas de un amissa anima que soltó antes de convertirse en esas cosas
-Maldita sea, dime que es fácil de conseguir
No dijo nada y solo buscó entre el libro.
-Aquí –señaló un texto –dice que una espada de atmako amsu se puede conseguir en las montañas altas del norte de Kurim
-¿Eso queda muy lejos?
-Ocho días en carruaje, seis a caballo
-¿Qué? Eso es demasiado tiempo, no puedo
-Debe haber otro modo
No dije nada y dejé que él pensará en algún modo.
-Mi señor
Un hombre con uniforme de caballero entró a la tienda y al verme, se quedó quieto.
-Dime lo que es –dijo Joseph sin prestarle importancia a la confusión del hombre sobre mi presencia
-Am –él no dejaba de mirarme –llegó una carta, los regalos que le fueron entregados han llegado al palacio seguros
-Gracias, puedes retirarte
-Sí
Hizo una levé reverencia y después de mirarme por última vez, se fue.
-¿No existe algún hechizo que pueda llevarnos hasta allá? –pregunté
-No... no que yo sepa... demonios –susurró –debe haber un modo
El silencio volvió a hacerse presente por un momento.
-¿Qué fue lo que dijo el caballero que entró? –preguntó de repente
-Am... dijo que los regalos habían llegado a salvo al palacio
-Eso es
Dejó la libreta y caminó hacia la salida de la tienda conmigo detrás de él.
Miró a ambos lados hasta encontrar a un caballero.
-Tu ¿Tienes un inventario de los regalos que mandaron al palacio?
-Sí, lo tiene el comandante
-Déjame verla
-En un momento, majestad
Se alejó por un momento y regresó en poco tiempo con unas hojas en sus manos.
¿Todo eso eran regalos?
-Gracias
Cerró las cortinas de la tienda y regresó al escritorio dejando las hojas sobre él.
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Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)
Teen FictionPareciera que todo iba con calma, pero, la desaparición de las almas nuevas son el inicio del final. 2/2