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Ivy

Cuando volví a abrir los ojos, estaba acostada sobre el suelo, en la sala de los gigantes, frente a la estatua del rey Oto quien ahora permanecía en silencio al igual que sus caballeros a cada costado de él.

-Ivy –Lucius caminó de rodillas hasta quedar junto a mí -¿Estas bien?

-Estoy bien ¿Qué hay de ti?

-No tengo ninguna herida, creo que solo fue como un sueño 

-Eso creo –susurré

Miré por encima del hombro de Lucius, pero solo pude ver la nuca de Jimin. Él estaba sentado en el suelo, dándonos la espalda.

-Jimin

Me acerqué a él, dejé mi mano en su hombro, pero ni así levanto la cabeza.

-¿Estas bien? ¿Estas herido? –pregunté asegurándome de que no hubiera ninguna mancha de sangre en su ropa o cerca de él –Jimin

-Los mate –susurró

-¿Qué?

-Los maté a ustedes y nos condené

-No, Jimin, no fuiste tú, él era el rey Joseph, tú eres Jimin, tú no tienes la culpa de nada

-Él hizo dormir a los gigantes después de asesinar a las personas que quería –resonó la grave voz del rey Oto –y ahora las personas que él ama en esta vida volverán a sufrir, los gigantes, mi pueblo, reclamara lo que le pertenecía desde un principio

-Rey Oto –me levanté del suelo –eso fue en el pasado, no puede culpar a un humano inocente de lo que hizo en otra vida

-Los pecados del alma perseguirán al cuerpo por siempre, Jimin cargará los pecados del rey Joseph por siempre

-¿Cuál es el castigo para el rey Joseph? –preguntó Lucius

-La muerte

-¡No! –grité apenas escuche el castigo –debe haber otro modo

-El peso de sus pecados corresponden a la condena de la muerte

-Que rey tan incorrecto

-¿Incorrecto?

-Sí –dije enojada

-Am ¿Ivy? –Lucius me tomó del hombro y me susurró –no creo que estemos en la mejor posición para hacerlo enojar

No le hice caso.

-¿Qué clase de rey castiga a alguien que en su vida ha hecho el mal? ¿El peso de las buenas acciones no hace una diferencia en la balanza? En su vida pasada y en esta no ha hecho nada malo, si quiere castigarlo, hágalo de otra manera, no la muerte

-Ni sus buenas acciones en otras 10 vidas recompensaran lo que hizo

-Sé que no, pero le dan una oportunidad para no tener la condena a muerte

-Ivy

Jimin se levantó del suelo.

-Está bien, me merezco cualquier castigo que el rey Oto decida

-No –chillé –Jimin –tomé sus manos –haz algo, defiéndete, no te quedes callado, como Jimin en la dimensión 3 y en la dimensión 2 no has sido una mala persona, defiende eso, por favor

-Pero...

-Ivy tiene razón –dijo Lucius –fuiste un buen hombre en la dimensión 3, arriesgaste tu vida para salvar a los Atatu y en esta, sin saber de lo que hablábamos y sin decir nada, estas ayudando a los niños, defiende eso

Se quedó en silencio un momento, acariciando el dorso de mi mano con la yema de su dedo.

-Si te sientes tan culpable, Juliette te perdona, Jimin, sé que ella no te culparía a ti –dije

-Tampoco Jean Paul culpa a Jimin

-...Tienen razón –levantó la cabeza y sentí alegría en mi interior, en sus ojos se veía la decisión de defender sus buenas acciones en 2 vidas, en lugar de culparse por los errores que cometió en una –soltó una de mis manos y se giró hacia el rey –yo no soy el responsable, incluso, ayudaremos a que los gigantes vuelvan a tomar poder de la línea 26 si así lo desean, recibiré un castigo, menos la muerte, además, creo que ustedes también son responsables de lo que pasó

-Los gigantes no somos responsables de las malas decisiones y de la traición del rey Joseph

-Claro que sí, ustedes mataron a la reina, a la madre del rey Joseph

Hubo un silencio.

-Quiero que eso se tome en cuenta para dictarme una sentencia

-Los gigantes no matamos humano

-Lo hicieron

Un nuevo silencio.

-Si estas tan seguro, tienes tres días, para demostrar que nosotros fuimos culpables de la muerte de la reina, de lo contrario, tu sentencia será la muerte

-Eso es injusto, aun si demostramos que no fue un gigante, no pueden dar esa sentencia –dije

-Tres días

Esta vez ningún gigante nos aplasto con la mano, simplemente, sentí mis ojos pesados al igual que mi cabeza, sentí como mi cuerpo se iba hacia atrás y aunque en mi subconsciente sabía que el golpe que me daría sobre el piso de piedra, todo fue diferente cuando caí en algo suave, no demasiado, pero más suave que un piso de piedra, sí era.

-¡Lucius! –Louis y los demás se acercaron a nosotros quienes aún seguíamos un poco adormilados por lo que había pasado

Habíamos regresado, estábamos recostados sobre el césped, a los pies de la estatua que había aparecido con el terremoto.

-¿Están bien? –preguntó la jefa Luna

-Sí –dije

-¿Qué fue lo que pasó? –preguntó Arthur

-Primero, regresemos a casa, no tenemos nada que hacer por el momento aquí –dijo Lucius

Todos regresamos a casa para contar lo que había pasado, contamos todo, cada uno de nosotros dando su parte, desde que llegamos a la sala de los gigantes y conocimos al rey Oto, la parte donde nos revelo que Jimin era la reencarnación del rey Joseph, la parte donde ellos fueron dormidos por el rey y el cómo nos hizo volver a esas vidas para ver lo que había pasado, el cómo morimos Lucius y yo, mientras que Jimin contó la parte después de esas muertes y el cómo durmió a los gigantes, la parte donde discutimos con el rey Oto sobre la sentencia a Jimin y el cómo solo teníamos 3 días para averiguar si los gigantes tenían culpa en la muerte de la reina o crear tres planeas nuevos: el primero, de cómo rescatar a los niños, el segundo de como esconder a Jimin y el tercero de cómo evitar que los gigantes destruyan a los humanos. 

-¿Alguna idea? –pregunté al final de la historia 

Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora