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Por el momento, sabía que las personas de aquí podían verme, no era un fantasma como la última vez, así que tengo que ocuparme primero de mi ropa para no llamar la atención de las personas que puedan verme, aunque lo único que me interesa ahora es ser la sobra de la reina para saber qué fue lo que realmente pasó.

Después de caminar un rato, por fin pude ver las torres del castillo, así que antes de salir corriendo de mi escondite de detrás de un árbol, miré a mis lados para asegurarme de que no hubiera nadie y así poder correr.

Sabía por dónde ir, así que eso no fue un problema.

Dentro del palacio, supe por dónde moverme, era fácil andar por aquí.

Mientras caminaba por el lugar, cuidándome de las personas aquí dentro, algo me salió mal, no noté la presencia de un mayordomo y pensé que todo se había arruinado cuando en un pasillo, antes de poder esconderme detrás de una cortina enorme que podría esconderme hasta los pies, un mayordomo me hizo notar su presencia después de toser.

Me quedé congelada, sin poderme mover por la sorpresa y el pánico que me dio ver al mayordomo viniendo hacia mí, no sé si me miraba a mí, pero así lo sentí, sentí que me miraba directo a los ojos.

Estoy jodida, si este hombre hace un alboroto, los caballeros vendrán hasta mí, me encerraran en un calabozo, me perderé lo que pasó con la reina y todo se arruinara.

Cuando el mayordomo estuvo a unos pasos de mi... solo pasó de largo. No me miró, simplote... pasó, continuó con su camino.

Solté el aire que había estado reteniendo y relajé todos mis músculos, al parecer lo creí mal, solo los gigantes pueden verme y no los humanos. Eso es muy bueno porque ahora puedo quitar de mi lista el cambiar mi ropa y puedo moverme por aquí con mayor facilidad hasta encontrar a la reina.

Comencé a caminar con libertad por el lugar... hasta que por fin di con la reina y me di cuenta... de que probablemente hoy era el día.

Una doncella le estaba poniendo una capa para cubrir su cuerpo un poco del aire, hacia un poco de frío el día de hoy, lo podía sentir, pero no había tiempo para preocuparme por ello.

-Mi señora, por la tarde vendrá la costurera para ajustar los vestidos que le quedaron mal -dijo su doncella mientras aún acomodaba la capa de la mujer por detrás

-Ah, claro, lo había olvidado, entonces solo vayamos por un momento

Las dos doncellas y los tres caballeros esperaban detrás de ella. Todos estaban en un empleo pasillo mientras la reina se miraba al espejo.

-¡Madre!

Un Joseph 8 años menor a lo que lo había visto en los recuerdos de Juliette apareció corriendo por el pasillo con un libro en las manos y una sonrisa, una sonrisa que fue contagiada a su madre.

-¿Qué travesura has hecho hoy? -le preguntó

-Ninguna, sabes que soy un buen hijo

-Claro que sí -le acaricio la cabeza

-Solo quería saber ¿Cuánto tardaras el día de hoy?

-Solo será un momento, la costurera vendrá por la tarde, después de eso tendré todo mi tiempo para ti

-Genial, papá prometió que haríamos carreras a caballo y sabiendo lo tramposo que es, deseo que estés de mi lado para ganarle esta vez

-Mmm hacer trampa no es de un rey honorable

-Sé que no, pero eso le corresponde reprimírselo a la reina

-Lo haré cuando regresé

Volvió a darle una caricia en la cabeza.

-Que tengas un buen viaje, madre

-Nos vemos más tarde -dijo la reina caminando a la puerta mientras las doncellas y los caballeros bajaban la cabeza ante el príncipe Joseph antes de irse

Es triste y algo... extraño, ver que la reina tenia planes para esa tarde, planes para ese día, planes que nunca pudo llegar a completa. Y viendo la relación que tenían, creo que puedo entender un poco el dolor y la sed de venganza que se apodero del pequeño Joseph, suficiente cariño y amor a una persona como para crear esa cantidad de rencor contra los gigantes.

Me gustaría en este momento poder intervenir en la historia, impedir que la reina saliera del palacio en este momento, pero nadie puede verme ni escucharme, ningún humano, la historia ya esta escrita, yo solo soy una espectadora que no pude intervenir.

Caminé detrás de la reina hasta salir del palacio, al parecer ella era una buena mujer, una mujer que al parecer se merecía el titulo de reina. Mientras caminaba, hablaba con sus doncellas y bromeaba con sus caballeros, todo parecía ser un ambiente relajado a su alrededor y creo que las personas que la acompañaban se sentían de la misma manera, relajado y tranquilos. 

Al parecer el lugar donde fueron asesinados estaba algo alejado del palacio y por eso las personas no escucharon el momento, todo hubiera sido diferente si se hubieran quedado cerca.

De nada sirve desear que las cosas no hubieran pasado de esa manera, pasó y no puedo hacer nada al respecto por eso.

-Mi pequeña señora

Cuando llegamos, de una roca el doble de alto que el caballero más alto que acompañaba a la reina apareció una silueta de una mujer, era como si surgiera de la roca. Era un relieve que formaban una cara muy hermosa y un cuerpo curvilíneo muy hermoso, un cuerpo cubierto por una cobija de piedra.

-Un placer estar ante ti, Dama -dijo la reina con una sonrisa, tomando la falda de su vestido y junto con sus acompañantes, hizo una leve reverencia

La voz de la gigante, aún sin haber comenzado a cantar, era melódica, hermosa, suave, si así era su voz, seguramente su canto era inhumanamente hermoso. 

Había olvidado por completo que los gigantes sí podían verme y Dama puso sus ojos sobre mí.

-Parecer ser, que el día de hoy hay más visitas de las que normalmente tengo

Ahogué un gritito y miré a mis lados pensando en si era prudente ahora mismo esconderme o ya no tenía caso.

Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora