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Frente a la puerta de la habitación, tomé con fuerza el mango de mi espada, respiré profundo y abrí la puerta.

Aquí estaba.

Estaba sentado en una de sus sillas, mirando hacia la ventana, dando la espalda a la puerta, totalmente con la guardia baja y una gran desventaja. En la mano derecha tenia la espada, pero su mano colgaba hacia abajo con la espada casi tocando por completo el suelo, mientras que la otra, no podía saber con certeza que hacia con ella, pero por su posición, creo que la tenía haciendo que sus dedos rozaran sus labios.

-Está demasiado tranquilo, majestad -dije

-Estaba esperándote

-¿En serio? Que coincidencia, también deseaba encontrarme con usted

Bajó el pie que tenia sobre su rodilla derecha y se levantó de la silla, mirándome.

-¿Dónde esta Juliette? -preguntó

-¿Preguntas por ella? -sonreí molesto -¡¿Preguntas por ella cuando sabes perfectamente que esta muerta?!

No sé qué fue, no sé qué pasaba por su cabeza, pero la manera en la que cerró los ojos y se doblo un poco, creo que el hecho de confirmarle que Juliette estaba muerta... le dolió.

-La mató, majestad

-Era necesario -recobro la postura -ella y ustedes se estaba interponiendo en mi camino y no lo iba a permitir

-¿A qué nivel de deseo de venganza estas como para matar incluso a la mujer que amas?

-¿Qué?

-¡¿Qué tanto odio le tienes a los gigantes como para incluso matar a Juliette?!

-¡Ellos mataron a mi madre! ¡A mi preciada y adorada madre!

-¡Ellos no fueron!

-¡Claro que sí!

-¡Jamás se encontró al culpable!

-¡Fueron ellos!

-¿Y? ¿Vas a matar a todos los gigantes?

-Eso haré

-Es tonto, es como si un ser de otra especie nos matara a todos los humanos solo porque uno de nosotros mató a alguien preciado para él. No todos somos culpables

-No sigas, se lo dije a Juliette...

-No... no digas su nombre nunca más, maldito

Respiro profundo apretando su mandíbula.

-Se lo dije a ella, estamos en una gran desventaja, si le hicieron eso a mi madre y a todos los que la acompañaban, de un día al otro, sin ninguna razón, un día cualquiera, un gigante, sin ninguna razón, nos hará esto a todos los demás, lo hago por mi pueblo

-¿En serio? ¿Lo haces por el pueblo o por tu madre?

-Por los dos

-Hay un limite ¿Sabes? Un limite en el que tu venganza esta en el deseo humano y la demencia... tu estas en la demencia

-Demencia o deseo humano, nadie me impedirá lograr mi cometido

Se vino contra mi con la espada lista para lastimarme, pero yo contraataque con la mía y así comenzamos, las espadas hacían ruido cada vez que chocaban la una con la otra, pero no solo eran las espadas peleando, también eran patadas y empujones. La habitación estaba acomodada cuando entre, pero mientras más luchábamos, más desastre hacíamos, los jarrones se habían estrellado en el suelo

Con un simple error Joseph me acorralo contra la pared, el filo de la espada se clavaba en la piel de mi cuello, con un simple movimiento, error mío o error suyo serían suficientes para hacerme daño, mientras que mi espada, no sé dónde había quedado.

-No me hagas matarte a ti también, Jean Paul

-¿No? –sonreí burlón –¿Entonces qué tengo que hacer para que no me mates?

-Déjalo, ríndete, simplemente anuncia tu renuncia y disuelve a tu grupo

-¿Y dejar que la muerte de Juliette sea en vano? Prefiero que me mates

-Jean Paul, por favor –suplico –ríndete, te lo pido, por favor

-No

-Haaaaa –gruñó y con la mano que no sostenía la espada, con la que sostenía el cuello de mi ropa, simplemente me empujo contra la pared, más para darse impulso a él mismo para irse hacia atrás

-¡Déjalo ya! ¡Hagas lo que hagas no voy a rendirme!

-¡Deberías hacerlo! ¡Los gigantes nos aceptaron en su mundo! ¡No puedes traicionarlos de este modo!

-¡Ellos van a matarnos!

-¡El único asesino aquí eres tú! ¡Mataste a Juliette y ahora nos vas a condenar a todos!

-¡Yo solo los voy a salvar!

Con dos pasos eliminó la distancia que había entre nosotros, el movimiento fue tan rápido que no pude asimilarlo hasta que lo tuve lo suficientemente cerca de mi odio para escuchar sus palabras.

Con dos pasos eliminó la distancia que había entre nosotros, el movimiento fue tan rápido que no pude asimilarlo hasta que lo tuve lo suficientemente cerca de mi odio para escuchar sus palabras.

-Nadie, va a detenerme, por más amor que le tenga, soy el rey y debo proteger a mi pueblo –susurró en mi oído y después... el profundo y ardiente dolor en mi estómago, un dolor que solo aumento cuando él dio un paso hacia atrás y sacó la espada de mi estómago haciendo que el filo cortara aún más

La sangre salía sin control de mi cuerpo, incluso la presión que hacía con mis manos en la herida era inútil, era mi fin, así como Juliette tuvo su fin a manos de este hombre, mi fin también había sido dado por este hombre.

-Usted, majestad... no es un protector, es un demente... un demente del que su madre, la reina y el rey estarían decepcionados

-No hables de mis padres, los tres hemos sido protectores de este pueblo, así que entienden lo que estoy haciendo

Sus ojos mostraban a un ser sin arrepentimiento, firme... aterrador.

-Lo lamentara... en el futuro... lo lamentara

-Esperaré ese futuro

Poco a poco, me deslicé por la pared hasta quedar sentado en el suelo, mi cabeza se sentía pesada así que la dejé ir hacia un lado hasta que topo contra la pared.

-Juliette lo amaba profundamente

-Y yo a ella –dijo en voz baja

Solté una sonrisa burlona ante sus patéticas palabras. Cerré los ojos, me sentía cansado y quería tomar una siesta, no me importo en ese momento que mis demás compañeros estuvieran peleando afuera, solo quería dormir.  

Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora