—Buenos días, Gustav—dijo Grace entrando a la cafetería con su uniforme puesto, Jonathan solía ir a dejarla casi todos los días y también iba a recogerla, aunque no siempre, el auto de Jonathan fallaba de vez en cuando o simplemente iba a dejar a Nancy y olvidaba por completo que tenía una hermana por la que tenía que ir, y no lo culpaba
—Buenos días, Grace—recibió de vuelta de un señor de mayor edad, con los cabellos blancos y la mitad de su cabeza calva pero aún sonriendo amable y con optimismo, sus manos empezaban a ser temblorosas, es por eso que contrataban jóvenes para ser meseras, no podían verter el café en la taza sin tirar un poco, y bueno, los hombres no eran meseros en esta época ni en esta ciudad.
—¿Cómo está la señora McLaren?—preguntó Grace tomando un trapo limpio y una botella de spray con agua para empezar a limpiar las mesas. Tenía que trabajar duro esta semana, necesitaba todas las propinas que pudiera para poder llevar a su familia al cine, tal como lo había prometido
—Parece que esta mejorando, tenía un poco de fiebre en la mañana pero parece que esta mejor, espero que en un par de días pueda estar de vuelta en la cafetería—dijo el señor Gustav con toda la esperanza, el amor y la fe reflejada en sus ojos cuando hablaba de su esposa y su estado delicado de salud por el momento
—Ya verá que sí, pronto estará aquí queriendo ayudarme con las mesas—ambos soltaron una pequeña risa
Escucharon la campana de la puerta, indicando que alguien había llegado a la cafetería, mientras que el señor Gustav se quedaba donde estaba, Grace se acercó a su jefe junto a la barra para poder tomar un par de menús de ésta
—Buenos días, bienvenidos a la cafetería McLaren, ¿hay algo que quieran ordenar?—dijo amablemente en cuanto se acercó y les dejó los menús, solía preguntarlo porque la mayoría ya sabía que querían sin mirar el menú siquiera. Grace los miró con una sonrisa, eran una pareja muy bonita, la chica tenía el cabello rubio y él tenía un cabello negro precioso, le recordaba a Steve con ese peinado
—Buenos días, yo quiero un café solamente, sin azúcar, por favor—dijo con amabilidad el pelinegro dejando de mirar el menú, miró a la rubia esperando que pidiera ya
—Yo quiero una malteada de fresa, con una cereza, por favor—ordenó del mismo modo en el que lo había hecho su pareja, Grace asintió con una sonrisa amable, recogió los menús y se dirigió a ayudarle al señor Gustav a preparar los pedidos, cinco minutos después se dirigió a la mesa y los dejó en sus respectivos lugares
—Buen provecho, cualquier cosa que necesiten, estoy a sus órdenes—dijo antes de retirarse. Eso era Grace siendo amable, trabajando, de buen humor y siendo respetuosa con quien la respetaba.
La campana volvió a sonar, interrumpiendo la plática de Grace con su jefe, ambos miraron a la puerta, buscando de quién se trataba
—Ahora vuelvo—murmuró sin dejar de mirar al nuevo cliente en la cafetería, que se sentó en unas de las mesas de en medio para poder mirar por la gigante ventana. Grace tomó un menú de la barra y se dirigió a esa mesa—Bienvenido a la cafetería McLaren, ¿ya quieres ordenar?
El chico de ojos cafés levantó la cabeza para poder verla a la cara, se detuvo un momento mirándola directamente a los ojos, los mismos hermosos ojos que Joyce
—¿Cómo estás?—preguntó con voz baja, sólo para que se escucharan entre ellos—Aún no sé que voy a ordenar, Grace
—Estoy bien.—suspiró un momento—Cuándo sepas que quieres, me llamas. Estaré por allá
Después de recibir un asentimiento con la cabeza, Grace se dirigió al interior de la cocina, viendo a Gustav tomarse un café con toda la delicadeza y lentitud posible
—¿Quién es el que te borró la sonrisa, Grace?
Grace miró el techo un momento, no lo odiaba, ni un poco, pero no se sentía bien estar cerca de él tampoco
—Nadie, señor McLaren—susurró sonriéndole leve, en una forma de calmar la situación y que su jefe no dijera más sobre eso. Escuchó a lo lejos un pequeño "Grace" haciéndola volver a salir para dirigirse a la mesa de la que se había alejado hace no más de tres minutos
—Ya sé que ordenaré; quiero una malteada de vainilla, un café con leche y dos de azúcar y... quiero un desayuno, por favor y gracias—dijo para luego verla rápidamente, Grace asintió y se dirigió a la cocina de nuevo.
El señor Gustav preparaba el desayuno con rapidez, era un muy buen cocinero cuando su esposa no estaba cerca y Byers preparaba el café y la malteada
—Aquí esta todo, Steve. Son $5,50 dólares, puedes dejarlos sobre la barra cuando termines. Ten un buen día.—dijo la chica Byers de forma tranquila y seria para después volver con Gustav.
Ver a Steve por la mañana, muy temprano, probablemente significaba que el resto del día iba a ser una basura también
Y así lo fue, una hora antes de terminar su turno, casi como costumbre, llegaron los mismos tres de siempre; Trevor, Tommy y Ted
Sí, los tres idiotas tenían nombre con T, por eso eran amigos.
—Ya sabes lo que quiero preciosa—dijo Ted mirando de pies a cabeza a la mediana de los Byers
—¿Un café?—dijo sarcástica—¿tres cafés?
—Sí tu vienes de postre—dijo Tommy ahora mirándola de forma lasciva
—Lo siento chicos, ya saben que tienen que ordenar o se tienen que ir—dijo tratando de sonar lo más amable posible, con una pequeña libreta en la mano junto a una pluma, lista para tomar las órdenes de los tres imbéciles sentados justo frente a ella
—Tres malteadas, una de cada sabor y tres cafés negros, sólo eso—habló Trevor casi por primera vez desde que entraron a la cafetería. De los tres, el único rescatable era Trevor, además de que era el más guapo de los tres, era él más amable, su único pero eran sus amigos, nadie entendía porqué se juntaba con ellos
—Okay, ahora vuelvo con su orden
—Agáchate un poco, Gracey, dame algo para entretenerme—dijo en voz alta Ted cuando la vio dándoles la espalda para caminar hacia la cocina, la castaña suspiró con pesadez y siguió su camino, escuchando a Ted y a Tommy reír a carcajadas de el "tan buen chiste" que habían dicho recién
Sólo quería irse a casa ya.
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Grace Byers.
FanfictionLos eventos del 04 de julio sí ocurrieron, William Hargrove había sido poseído por el desuellamentes y estuvo a punto de matar a Eleven. -Grace, ¿puedo pedirte un favor?-preguntó la pelirroja acercándose.-¿Puedes cuidar a Billy en el hospital? ¿Có...