13; Will

5.4K 523 44
                                    

—Grace, ¿acaso no recuerdas todo lo que hizo?, no quiero volver a ver que él te trae a la casa—dijo Jonathan en la mesa, arruinando por completo el desayuno familiar del viernes, uno de las pocas veces que desayunaban juntos. Joyce lo miró con desaprobación y siguió comiendo tratando de que nadie se exaltara

—¿Todo lo que él hizo?—indagó Grace con el ceño fruncido mirando a su madre y luego a su hermano mayor—Tenía el desuellamentes dentro, Jonathan

—¿Y qué?, él hizo cosas malas, horribles, Grace. Él mismo nos lo dijo—siguió con el mismo tono de voz, hartando a la castaña, quién suspiró para mantener la calma

—Jonathan, Will también tuvo el desuellamentes dentro de él, la diferencia es que no lo obligó a crearle un ejército. Ten empatia, así como Will la merece, él también

—Basta, Jonathan. Es verdad lo que dice tu hermana. Sí se aleja de él sólo por eso, ¿que va a pensar Will?—dijo Joyce parando por completo la discusión

Jonathan suspiró;—Entiendo eso, es sólo... ten cuidado, ¿okay, Grace?, no confíes en él tan fácil

Grace lo miró y después de recibir la mirada de su madre, le sonrió

—Esta bien

—¿Sabes?, me gustaría hablar con Billy,—comenzó Will y todos lo miraron sorprendido—sobre el desuellamentes, es él único que comparte el sentimiento y sabe lo que es, además de mí

Grace le tomó la mano y le sonrió dulce;—Tal vez después, Will. Pero me parece una buena idea, para los dos

—A mi también, se entenderían mejor que con cualquier otra persona—apoyó Joyce mirando con amor al pequeño Byers—Y seguro que tiene muchas dudas que puede ayudarle hablar con Eleven también, ¿no es así?

—Eso creo—habló Eleven después de tragar un pedazo de waffle con miel—Quizá podemos averiguar más de el desuellamentes por Billy

—¡Cierto!, Grace, ¿si los junto a todos, crees que puedas traer a Billy para hablar?—la felicidad de Will causo una presión en el estómago de su hermana mayor

—No lo sé, Will.—vio como agachaba la cabeza decepcionado, sus amigos no se habían reunido en un tiempo y necesitaba la excusa también—Sí me das una semana, tal vez pueda

—Una semana, Byers—la señaló y sonrió de nuevo.

Mierda, ¿cómo iba a convencerlo de hablar con Will sobre eso sí cuando lo vio en las noticias, no pudo ni quedarse en la cafetería?

—Me voy al trabajo, los quiero—se despidió de todos después de un rato y salió de la casa. Jonathan se había ido hace diez minutos, por Nancy, y como toda la semana, tenía que irse caminando. No le gustaba tener que salir de casa más temprano para poder llegar a tiempo, pero no podía hacer nada más

Mientras iba caminando, observaba el cielo, era una gran fan de mirar el cielo cuando se sentía triste, enojada o feliz, en realidad, con cualquier sentimiento, hacía que sintiera que el momento se sintiera mejor

—¡Byers!—escuchó un grito, giró y vio a Steve en su auto haciéndole señas de que se acercara, y ella sólo se detuvo hasta que él llegó a su lado

—¿Qué?—realmente no quería sonar grosera con Steve pero no podía perder tiempo

—¿Por qué vas sola?—frunció el ceño mirándola—¿vas al trabajo?

Grace asintió

—Sube, te llevo—movió la cabeza hacía el lado derecho, indicándole el asiento del copiloto. La castaña lo dudó un poco, pero no quería caminar hasta la cafetería o llegar tarde, rodeó el auto y se subió

—Gracias

—No hay de qué. Ahora, ¿me dirás por qué vas sola?—la miró un segundo antes de volver a mirar al frente

—Bueno, no es que te importe—alzó los hombros, no entendía a Steve y su forma de un día pedir perdón y a la siguiente vez que se vieran hacer como si siguieran siendo amigos

—Vamos, Grace. Quiero saber, me importa

—¿En serio te importa o sólo buscas razones para insultar a mi hermano?, además de la razón principal, obviamente—lo miró fijamente y Steve no supo que decir. Grace suspiró—Lo sabía

—Yo...—suspiró—Sí me importa, Grace. Me importas, muchísimo—Se lamió los labios—Mira, ya sé que fui un idiota, el más grande idiota, incluso más de lo que era—rió—Pero por favor, Grace. Dame una oportunidad para hablarlo

Grace lo miró y frunció los labios a un lado, realmente estaba debatiéndose entre darle una oportunidad para hablar o simplemente negarsela

—Steve...—suspiró, no podía negarle la oportunidad de que tuvieran una conversación y poder aclarar todo—Bien, el domingo estoy libre, en mi casa.

Steve asintió, se estacionó frente a la cafetería y apago por completo el auto

—Quiero un café también—sonrió mirándola, quién nego con una sonrisa mientras salía del auto

—Hola, Gustav—dijo cuándo entró a la cafetería, observándolo preparándose el primer café del día. Steve iba por detrás de ella, con una sonrisa amable y un saludo con la mano—Hola, Lucy

—¡Hola, mi niña!—gritó Lucy sonriente saliendo de la cocina, y cuando miró a Steve hizo un gesto de sorpresa, por lo que el señor McLaren soltó una risita—¿Nos vienes a presentar a tu novio?

Grace empezó a reír incómoda pero negó rápidamente

—No, no, Steve es un amigo—alzó los hombros y Gustav levantó las cejas sin creerle—Quería un café

—¿Así que ya vienes tomando pedidos desde el camino?—se burló el señor McLaren

—A veces

—¿Cómo quieres tu café, muchacho?—preguntó de nuevo, poniéndose de pie de su asiento y mirando a Harrington fijamente

—Con leche y dos de azúcar, por favor

La señora Lucy puso música en la radio y empezó a sonar The Chain, de Fleetwood Mac, y de inmediato empezaron a cantar ambas mujeres

Steve miraba a la castaña con una sonrisa mientras estaba cantaba y bailaba un poco con la señora Lucy, quién recibía toda la atención del señor McLaren con una sonrisa alegre, e incluso con amor, y miró un segundo como Steve estaba atento a Grace

No lo conocía bien, pero sabía que no era un problema tan grande como lo era el otro chico que iba todos los días a ver a Grace y del cuál ya le había advertido.

Grace Byers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora