23; Lucy

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—¿Qué haces aquí?—preguntó Jonathan a la defensiva. Grace salió detrás de su hermano y miró inexpresiva al otro chico frente a ella, apoyado en su auto

—Vine por Grace, para llevarla al trabajo—sonrió, pensando que todo estaba bien con él

Jonathan chasqueo la lengua;—No lo creo.

—Vamos, Byers.—la miró a los ojos fijamente—No estás enojada conmigo, ¿o sí?

—No.—contestó, su hermano la miró—Pero me iré con Jonathan. Gracias.

—¡Hey!—se acercó y la tomó de la muñeca cuando pasó—¿Qué pasó?, ¿estás bien?

—No quiero hablar de ese día, Steve.—murmuró—Sigues con moretones

—Pero ya no me duelen.—guió su mano hasta su cara, sin soltarla de la muñeca—Tocalos

—No quiero—retiró la mano jalandola bruscamente—Tengo que ir a trabajar

—Yo quiero un café, por eso pasé por ti

Grace miró a Jonathan y éste sólo se encogió de hombros. Era su decisión.

—Tal vez la próxima vez que quieras un café. Ahora esta Jonathan aquí afuera. Avísame por teléfono, para no obligar a Jonathan a llevarme.

Steve asintió y se subió a su auto, al mismo tiempo que Grace al de su hermano.

Suspiró. El vacío en su interior empezaba a crecer. Se sentía como si no tuviera órganos dentro. Vacía.

—¿Estás bien?—preguntó dulce Jonathan, con esa voz que sabía hacer para calmar a sus hermanos cuando estaban tristes o asustados, o en un ataque de pánico

—Sí, gracias—sonrió forzadamente.

—Puedes mentirle a todo Hawkins, pero no a mí.—dijo sin dejar de quitar la vista del camino—Yo te conozco desde el día uno, ¿recuerdas?

—Lo hago—contestó sin mirarlo

—¿Qué es?, ¿Por Harrington?,—se inclinó un poco a su derecha, hacía la castaña y estando más cerca, con voz más baja y lenta, dijo;—¿o por Hargrove?

Él lo sabía. Él sabía la única respuesta correcta.

—Por ninguno—mintió—Me asusté esa noche, es todo. Creí que iba a darme un ataque de pánico de nuevo, después de años de no sufrir uno.

—Sí, bueno—alzó los hombros y la miró—Papá nos jodio a todos de diferente forma

—Lo hizo.—sonrió melancólica—Y después de años, sólo los quería llevar a ustedes dos a jugar baseboll. Tú nunca ibas, no lo querías ver, y Will odia el baseboll.

Jonathan soltó una risita al acordarse. Era verdad.

—Y tú tienes el mejor brazo de la familia para el baseboll.—negó con una sonrisa—Sólo querías pasar tiempo con él, y nunca te llevaba a jugar. Él decía...

—"Las niñas no pueden jugar en ningún deporte. No es para niñas."—dijeron al unísono, soltando una risa después

—A veces creía que por eso quería llevarlos a un deporte siempre, para no llevarme con él.—miró a su hermano—Años después, lo confirme.

—Da igual, ¿Quién va a querer ser hijo de ese idiota?. Nunca va a poder conocer el gran brazo derecho que tienes para tirar en el baseboll.—aparcó frente a la cafetería

—Lo sé. Una lástima. Bob me llevó a jugar un par de veces, ¿recuerdas?—siguió la conversación, no quería trabajar, no tenía ganas de salir del auto.

—Lo recuerdo. Estaba orgulloso de tu brazo. Y era demasiado paciente con Will. Buscaba temas para hablar conmigo.—suspiró—A la única persona que le agradezco siempre, es a Bob. Los salvó ese día.

—Desearía que estuviera aquí. Ya me hubiera dicho que hacer—sonrió mirando el suelo del auto

—Sí, aunque no se lo pidieras.—ambos rieron del comentario. Ambos tenían un gracias y un te quiero atorado en la garganta que no pudieron decirle a Bob después de ese día.

—Ya me tengo que ir. Te quiero—susurró y salió del auto. Jonathan la miró hasta que entró al lugar y después arrancó directo a su trabajo.

—Hola, cariño—la saludó Lucy, mientras ponía el pastel recién hecho en su lugar.

—Buenos días, Lucy—le sonrió

—¿Quieres un pedazo de pastel y un café?

—Me encantaría. Gracias—dejó su bolso en el interior de la barra, escondido entre un par de cosas y miró a la señora McLaren prepararle el café y cortar el pastel.

—Toma, cariño. ¡Gustav, te corté pastel!—gritó en dirección a los baños en la esquina de la cafetería.—Creo que tiene diarrea

—¡Te escuché, mujer!—gritaron desde el baño. Grace y la señora Lucy rieron al mismo tiempo.

—Gustav me contó lo que pasó ayer—dijo Lucy después de tomarle a su café. Ambas estaban sentadas en una mesa, mientras llegaba la gente—Con el chico del que me contaste. Ya sabes que es muy chismoso

—Sí, lo sé—rieron. Grace partió un pedazo de pastel con el tenedor para luego llevárselo a la boca. Sabía que la señora McLaren estaba esperando que le contara, y lo iba a hacer. Pero ahora se estaba haciendo tonta comiéndose el pastel.

—Esta bien si no quieres hablar de eso, Gracey. El chico era muy guapo para no ser un idiota—trató de ayudar, pensando que tal vez se trataba de que lo vio con otra chica.

—Billy era un problema, y lo supe desde que lo vi—confesó—el señor Gustav también lo dijo, y mi hermano, pero me hice la ciega, ¿sabe?. Creí que había cambiado.

—¿Will?—Preguntó por cuál hermano le advirtió. Grace sonrió, atónita porque se concentrará en eso

—Jonathan.—dijo y la señora Lucy asintió—No conocía a Billy antes. Lo había visto pero no habíamos hablado. Pero sabía que tenía mala reputación. Sabía lo que decían sobre él y nunca dudé de que fuera cierto.

—¿Qué decían?—la señora McLaren frunció el ceño, preocupada

—Muchas cosas—suspiró y le dio un trago al café—Decían que vino a Hawkins porque mató a un hombre a golpes, sólo teorías, ya sabe. Pero era definitivo que tenía un problema con los golpes, buscaba peleas dónde sea. Era un idiota con todos.

—¿Contigo?

Grace negó

—No, no solíamos vernos en la escuela. Es de la edad de Jonathan, pero con él tampoco fue un idiota. De cualquier forma, creí que ya no era violento, ni una mala persona, y decidí darme la oportunidad de conocerlo yo, de cero, no por todo lo que sabía o escuchaba de él.

—¿Y qué pasó?—la señora Lucy le agarró el antebrazo, con preocupación y tratando de hacerla sentir mejor.

Grace se tomó unos segundos debatiéndose entre decirle lo que había pasado o hacerlo después.

—Creo que no ha cambiado—se encogió de hombros—Y no sé sí lo vaya a hacer.

Grace Byers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora