Los días pasaban muy rápidos, como si fueran mucho más cortos que antes. Grace Byers siempre había sido una persona muy amable, y solía tratar de ser lo más alegre posible, y en general, lo lograba, pero ahora, su buen humor era el protagonista de los días, vivía enamorada en una burbuja dónde todo estaba bien.
Se sentía... diferente, paz, calma, amor, todo lo que siempre quiso sentir. Se sentía amada todo el tiempo, incluso cuándo no veía a Billy en todo el día, y aunque éste no fuera la persona más amorosa o romántica que existía, no la hacía dudar de que la quería, al ser una persona muy directa, podía decir las cosas sin darle vueltas, y trataba de validar sus propios sentimientos y los de ella, -porque era lo que ella le estaba enseñando a hacer- y eso lo hacía sentir muy bien
Era jueves, y tenía una cita con Billy saliendo del trabajo. Cita que él había organizado.
Lo había visto toda la semana, en ratitos. Billy iba a la cafetería todos los días, al menos por diez minutos, usualmente compraba un café o le compraba una malteada a la castaña.
Faltaba media hora para cerrar y poder salir cuando lo vio entrar al lugar, siempre le parecía gracioso como parecía que iba a golpear a todos y luego la veía y sonreía de una manera muy dulce, era gracioso pero lo hacía ver aún más atractivo
—Hola—se acercó Grace a saludarlo, depositó un beso en la mejilla derecha de Hargrove, teniendo que ponerse de puntillas para alcanzarlo—¿Quieres algo?
—No, gracias. Te espero en una mesa—le sonrió dulce, controló el impulso de darle una nalgada en cuánto se volteó y se dirigió a una mesa vacía, saludó con la mano a Gustav McLaren en el camino, quién, como siempre, le dedicó un simple movimiento de cabeza
Grace llegó cinco minutos después, con una malteada de oreo y se sentó a su lado. Billy la miró confundido al verla poner dos popotes en el gran vaso lleno de azúcar
—Es para los dos—murmuró Grace y le dio el primer trago a la malteada a través del popote. Quitó un poco de crema batida con el dedo y lo chupo, le encantaba la crema batida, aunque sabía que era muchísima azúcar.—Pruebala
—No lo creo—contestó Billy y miró para otro lado. Tenía que admitir que se le antojaba un montón, quería probarla y tomar del popote pero aún podía escuchar a su papá diciendo que eso era de maricas, y también podía ver todo lo que Grace le había enseñado, todo sobre la validación de sentimientos y el que estaba bien que fuera diferente a su padre. Recordaba ver a Jonathan tomándose una malteada, a Steve, incluso al señor McLaren, ¿por qué tenía que ser diferente con él?, era sólo azúcar y galletas licuadas, no era nada malo y su padre no podía seguir torturandolo toda la vida, incluso ahora que parecía querer mejorar también. ¿Saben qué?, a la mierda. Billy tenía ganas de probar esa maldita malteada y lo iba a hacer, su papá ya no podía tener el mismo poder que tenía antes, y algo como poder disfrutar de algo no lo iba a hacer menos hombre, no había pasado con Jonathan, o Steve, mucho menos con él.
—Billy—la voz de la Byers lo sacó de sus pensamientos, observó el dedo índice de la chica frente a él, con un montón de crema batida—Abre la boca
Quiso decir que no, creyó que era raro pero a la vez sabía que eso la iba a hacer feliz, estaban a días de su cumpleaños y no podía decirle que no, además de que sí quería hacerlo. Sí su novia se lo daba a probar, nadie iba a decir nada sobre eso, nadie iba a juzgarlo por estar comiendo crema batida.
Hargrove se acercó al dedo de la castaña y lo metió a su boca, chupandolo y después succionandolo un poco, cosa que causó que a la Byers se le pusiera la piel de gallina y apretara las piernas de forma inconsciente.
Era todo lo que necesitaba de Billy para tenerla de rodillas frente a él.
Billy sonrió orgulloso y arrogante, sabía lo que había causado en la castaña ese simple gesto, podía sentirla tensa en su lado tratando de controlarse porque estaba en el trabajo.
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Grace Byers.
FanfictionLos eventos del 04 de julio sí ocurrieron, William Hargrove había sido poseído por el desuellamentes y estuvo a punto de matar a Eleven. -Grace, ¿puedo pedirte un favor?-preguntó la pelirroja acercándose.-¿Puedes cuidar a Billy en el hospital? ¿Có...