El sábado había sido incómodo durante las tantas horas que habían pasado ambos chicos en casa de los Byers.
Ver películas con la familia y ellos dos había sido lo más incómodo que había hecho hasta ahora.
Hoy era lunes, el domingo había sido muy relajado y ninguno se apareció por la casa. Grace había podido descansar ese día.
Y le sorprendía que ya casi acababa el turno y ninguno se había aparecido por la cafetería, había sido un día muy tranquilo en el trabajo y desearía que así durara un tiempo.
—Ahora no vinieron tus amigos, eh—bromeó Gustav, sentado en la barra y admirando su negocio
—No los invoque, Gustav—siguió con la broma, mientras limpiaba una mesa
Pero hablaron demasiado rápido, justo en ese momento, Billy entró al lugar, haciendo sonar la campana y llamando la atención de los otros dos.
Grace miró a Gustav y ambos sonrieron como confidentes, y algo de burla, justo hablaban de él.
—Señor McLaren-—llegó con él, saludandolo, sabiendo que probablemente Grace no lo iba a atender, de nuevo.—¿Cómo estuvo el fin de semana?
—Muy bien, muchacho—respondió, empezaba a sonar un poco más amable con el de cabello dorado.—La cafetería sigue abierta esos días también, no sólo cuando trabaja Byers.
Billy soltó una risa, mientras que a cualquier otro le daría pena el comentario del señor McLaren, a Billy sólo lo hizo reír y sonreír arrogante
—Lo sé, pero me gusta venir cuando está ella—alzó los hombros. Era por su personalidad, era muy directo y muy coqueto que cosas como esas no le importaban.
—Creo que ya te puede atender, ¿no es así, Grace?—cuestionó mirándola, y ambos sabían que la castaña no podía negarse sí se lo pedía su jefe. Sólo asintió en respuesta.
Gustav sonrió orgulloso de sí mismo y Billy en forma de agradecimiento, palmeó la barra y se dirigió a una mesa, a esperar pacientemente a que Grace se acercara
—¿Que vas a querer?—inquirió de mala gana, mirándolo inexpresiva, con una mirada fría, cualquiera podía pensar que lo odiaba
—Un café, y ¿quieres una malteada?—inquirió con una sonrisa leve, buscando hacer contacto visual
—¿La vas a pagar tú?—cuestionó de vuelta. Billy asintió. Y aunque para Grace eran gratis, se sentía bien hacer que pagara por algo que ella podía obtener gratis, era como un castigo-beneficio. Castigo para Hargrove, beneficio para la cafetería y los Señores McLaren.—Entonces sí. De oreo.
Billy amplió la sonrisa;—Sabía que te gustaba la de oreo
De la bolsa trasera del pantalón, sacó un par de billetes y se los tendió en la mano. Grace los tomó y los contó, era el doble de lo que iba a pagar. Le regresó lo que le sobraba
—No, es propina—la miró a los ojos—Por el excelente trato con el que me pediste la orden
Grace soltó una risita que no pudo evitar. Billy sabía hacerla reír y sabía bromear con ella, ¿era justo doblegarse ahora?
—Gracias, Billy.
El nombrado sólo alzo los hombros, la castaña se quedó unos segundos y después se dirigió hacia la cocina. No mucho después regresó con el café y la malteada
—Esta bien, no tienes que estar aquí si no quieres—comentó Billy mirando su café
—¿Tú me quieres aquí?—inquirió aún sabiendo la respuesta, necesitaba escucharla.
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Grace Byers.
FanfictionLos eventos del 04 de julio sí ocurrieron, William Hargrove había sido poseído por el desuellamentes y estuvo a punto de matar a Eleven. -Grace, ¿puedo pedirte un favor?-preguntó la pelirroja acercándose.-¿Puedes cuidar a Billy en el hospital? ¿Có...