Grace escuchó la campana sonar de nuevo, ese día la cafetería había estado llena casi todo el día, estaba exhausta, quería descansar y sus pies le dolían. Miró hacia la puerta, para poder ver una cabellera dorada que ya conocía, miró más y vio a la pelirroja también
Billy estaba ahí, sentado en una de las mesas alcolchonadas, junto a Max y otra mujer pelirroja, que si no se equivocaba, era la mamá de Max.
—Hola, bienvenidos a la cafetería McLaren—le dedico una dulce sonrisa a la pequeña pelirroja mirándola feliz—¿quieren ordenar ahora?
Billy la miraba serio, no estaba enojado ni nada por el estilo, solamente la veía a detalle, observaba tanto como podía, sí que era muy bonita, físicamente le atraía pero sólo hasta ahí. Sí, estaba tratando de ser mejor, menos violento y en eso estaba ganando, pero su personalidad era más difícil de cambiar y no lo iba a hacer en un par de semanas o quizá nunca
—Yo quiero una malteada de chocolate, Grace, con mucha crema batida—dijo la menor con una sonrisa amplia, además de por estar mirando a Grace, quién era una persona muy importante para ella, porque estaba con su hermano y su mamá juntos y solos los tres después de años, se sentía muy feliz de ver a Billy mejor, de no haber recibido ningún golpe o un grito en días y sentía que todo iba a ir mejorando aún más
—Yo quiero un capuchino, por favor—dijo la mamá de Max con una dulce voz, Billy seguía mirando el menú sin interés realmente, había aceptado a venir con ellas y se obligaba constantemente a hacer o decir cosas que normalmente no haría o diría, era parte de su manera de cambiar, y todas las noches, las pesadillas le recordaban porque debía de cambiar
—Yo quiero un café con dos de azúcar—dijo finalmente para mirarla por un segundo, Grace asintió y se dirigió a la cocina para preparar lo que habían pedido. Algo le daba la sensación de que Billy quería algo más pero no lo había pedido, después de tiempo trabajando ahí, aprendias a ver los rostros y los gestos para saber si le gustó o si quería algo más, era muy simple
Y Grace estaba en toda la razón, Billy quería una malteada de vainilla por puro antojo pero no la había pedido, no podía, ¿qué diría su papá si lo veía bebiendo malteada?, seguramente sería una paliza segura junto con insultos como "marica", "puto", y demás cosas que ni siquiera quería recordar.
—Aquí está su pedido—dijo Grace dejándole las bebidas a cada uno, con una sonrisa sincera y amable, ver a la pelirroja feliz después de tanto sufrimiento para ella, la hacía feliz. Cuando le dejó la malteada a Max, la miró a los ojos—Con mucha crema batida y un par de cerezas. Que lo disfruten, estoy a su servicio
Volvió a la barra y se sentó junto al señor Gustav, que estaba tomándose un café por quinta vez al día y podía escuchar a la señora McLaren cocinando algo
—Estás cansada ya, ¿no es así?—preguntó Gustav aún sabiendo la respuesta, sin siquiera dirigirle la mirada, estaba muy concentrado viendo la televisión
—Sí, pero ya casi se acaba el día—alzó los hombros y miró como la señora McLaren llegaba con un café con leche y lo dejaba en la barra para ella—Gracias, Señora Lucy
—De nada, pequeña—dijo antes de regresar a la cocina, no había nadie en Hawkins que fuera más amable que la señora y el señor McLaren, ni siquiera Joyce y eso era demasiado
Grace estaba tomando de su café mientras reía con el señor Gustav, hasta que escucho un golpe a una de las mesas, era un golpe fuerte, ambos dejaron de reír y miraron a dónde provenía el sonido; era Billy.
Vieron cuando se paro de la mesa y a paso firme salió de la cafetería, Grace frunció el ceño y miro a la pelirroja, quién volteó a ver el televisor, eran las noticias, sobre el 04 de julio y el centro comercial
Grace miró a la entrada, nunca escucharon a un auto encender o irse, salió de la cafetería no sin antes dirigirle una mirada rápida a Max, tratando de calmarla. La mediana de los Byers salió buscando al de cabello dorado con la vista, sin hablar y mucho menos gritar su nombre, escucho un ruido a un costado del lugar y fue hasta allá con toda la esperanza de que fuera Billy y no un monstruo, estaba cansada de todo eso
Pero sí era Billy, sentado en el piso con las piernas dobladas, escondía su rostro entre sus rodillas y sus manos, parecía estar llorando
Grace suspiró y se sentó a su lado, sin decir nada, sólo se sentó ahí con él, estaba dudosa entre acariciarle la espalda o no, y después de pensarlo por unos diez segundos o más, decidió que sí lo iba a hacer. Su mano izquierda cayó con delicadeza en la espalda de Billy y la dejó ahí un par de segundos para después empezar a moverla ligeramente de arriba a abajo, tratando de calmar los sollozos
—Vete–lo escuchó decir, aún con la cara enterrada en las rodillas y las manos
—¿Seguro que quieres que me vaya?—preguntó con la voz calmada y en un murmuro, siempre solía preguntarle a Will eso cuando le decía que se fuera y siempre era la misma respuesta; no
Observó como Billy movía la cabeza en una forma de decirle que no, Grace sonrió leve.
Billy se veía tan indefenso ahora, tan vulnerable, tan triste y tan pequeño que sólo quería abrazarlo hasta que dejara de sentirse así
—No deberías avergonzarte por llorar, Billy. Yo lo hago todo el tiempo—para los Byers era muy importante la validación de los sentimientos, de quién sea
—Yo no, llorar es de maricas—murmuró sin dejar de esconderse
—Bueno... estás llorando ahora mismo—alzo los hombros y eso hizo que Billy levantara la vista con el ceño fruncido y la mirada molesta,—Y eso no te hace un marica
Grace intento arreglarlo, realmente sabía del pasado violento de ese chico y no se iba a arriesgar a tratar de hacer una broma y ganarse un buen golpe
—Estoy bien, puedes irte ya—la miró con los ojos rojos y las largas pestañas húmedas, Grace asintió con una sonrisa leve, tratando de decirle que no pasaba nada—Maldición, estoy seguro de que quiero que te vayas. Vete
Grace se puso de pie y volvió a entrar a la cafetería, después de sacudirse la falda del uniforme por si tenía tierra
Apenas se sentó en el lugar que estaba antes de irse y dirigió la mirada a la pequeña pelirroja con la cara llena de preocupación y tristeza, escucharon la campana, haciendo que ambas, junto a Gustav y Susan, mirarán a la puerta
—Vamonos ya.—fue lo único que dijo cuando llegó a la mesa con ambas mujeres, la forma tan brusca y firme con la que lo dijo hizo que ninguna de las dos dijera nada más, dejaron el dinero en la mesa y salieron del lugar. Grace pudo escuchar el auto alejándose
—Vaya carácter, eh—susurró Gustav mirando a Grace con una sonrisa—Aléjate de los problemas, Grace. Y ese muchacho es un problema gigante.
Grace asintió sin mirarlo, seguía mirando la entrada pensando en lo que había pasado hace rato con Billy
Él es un problema y ella debía alejarse de ellos, como lo había hecho siempre.
ESTÁS LEYENDO
Grace Byers.
FanficLos eventos del 04 de julio sí ocurrieron, William Hargrove había sido poseído por el desuellamentes y estuvo a punto de matar a Eleven. -Grace, ¿puedo pedirte un favor?-preguntó la pelirroja acercándose.-¿Puedes cuidar a Billy en el hospital? ¿Có...