Al día siguiente, los cuatro se encontraban en sus respectivos trabajos, cansados, con dolor de cabeza, con sueño y maldiciendo al alcohol y a ellos mismos por salir a una fiesta entre semana cuando al día siguiente tenían que trabajar
Billy le había platicado a Grace de su nuevo trabajo, tenía poco; el domingo que sucedió el problema, él fue a darle la noticia a Grace sobre el trabajo. Era un local de patinetas, y pintura en aerosol, además de otras cosas, y con su primer sueldo le había comprado una nueva y mejor patineta a Max, porque la última la había partido en dos después de un arranque de ira hace tiempo, además de disculparse con su hermana por haberlo hecho. Y no sabía que un abrazo de Max se podía sentir tan bien, tan amoroso hasta ese día.
Estaba pasando más tiempo con la pelirroja, y se divertía, solían decir los mismos comentarios con insultos hacía algún personaje en una película y eso los hacía reír, se habían dado cuenta en todo lo que se parecían, y todo lo que no, pero sabían que se querían y que aunque fueron muchos años malos, ahora esperaban que fueran muchos más de una buena relación de hermanos.
Cuando se lo contó a una Grace borracha pero aún consciente, además de recibir muchos besos y abrazos por eso, la vio soltar unas lágrimas alegando estar muy feliz por él y por Max, y por supuesto, más besos.
Pero no le molestaba, quería estar besándola y abrazándola todo el tiempo, aunque lo evitaba, quería hacerlo y amaba que ella lo hiciera también. Se sentía en paz y amado cuando lo abrazaba. Se sentía bien estar con ella.
Nancy y Jonathan, por su parte, maldecían el dolor de cabeza y el no poder concentrarse en sus trabajos, porque ambos odiaban no poder estar al cien por ciento enfocados en sus trabajos, pero también aceptaban lo mucho que se habían divertido la noche anterior.
Ambos habían visto a Billy ahí, junto a Grace, y les pareció bastante increíble que estuvieran juntos en ese momento, y a la vez les parecía que era lo correcto para ambos, se veían bien juntos y se sentía bien verlos.
Jonathan había regresado a Nancy a su casa y regreso a la suya junto a su hermana, después de despedirse de Billy y verlo subirse al camaro.
Billy no tenía reseca, su cuerpo necesitaba mucho más alcohol para tener consecuencias por ello, aunque sí tenía mucho sueño. Quería tirarse a la cama y dormir diez horas. Seguía pensando en como se sentía ayer estando con Grace, conocer más sobre ella, el como reaccionaba a las cosas cuando estaba ebria, o como empezaba a ser más dominante, era más atrevida, pero seguía siendo amable y calmada, seguía dándole paz y seguía siendo la misma persona. Le gustaba eso de ella, sólo conocía a personas que cambiaban para mal cuando tomaban, o él, que a veces acumulaba tanta ira que explotaba cuando tomaba, contra cualquier persona.
Grace sabía controlarse, sabía que tenía problemas, traumas, que podía ser una mala persona como su padre porque, estaba en sus venas, podía sentirlo cuando hacía algo con lo que sacaba su ira, como cuando discutía, peleaba, o la vez que mataron a los demo-dogos. Joyce sabía que ella tenía problemas acumulados, y que su ex esposo solía tener problemas con la bebida y con la ira, era violento, era todo lo que Grace no quería ser, sin embargo, parecía que se lo había heredado, parecía apropósito, era la que menos quería parecerse a él y era la que más lo hacía. Grace siempre quiso el cariño y amor de su padre, y siempre trato de tenerlo, pero nunca pudo, él sólo quería a Jonathan y a Will porque eran hombres.
Grace Byers tuvo problemas familiares y traumas desde el primer año con vida, y ambas lo sabían. Ella podía manejarlo, todo, siempre supo manejarlo, pero de vez en cuándo decidía que estaba bien dejar de ser la Grace buena que todo el mundo quería y esperara que fuera.
Porque eso también era un problema, además de todos los problemas que había acumulado en años, siempre se sobre exigía a sí misma; ser amable, ser buena, ser inteligente, portarse bien, ayudar en todo y a todos, defender a sus hermanos, trabajar desde hace muchos años, cuidar a Will siendo un bebé, y estaba exhausta de eso. Lo era, todo lo que había hecho durante años era porque en verdad era así, pero se exigía serlo todo el tiempo, no se permitía sentir miedo o adrenalina, y la ira la evitaba a toda costa, causando otros problemas como callarse cuando escuchaba algo que no le gustaba, problemas de autoestima o de personalidad. Estaba traumatizada y lo sabía, los ataques de pánico, el miedo a los golpes, el brillo en los ojos cuando podía dejar de pensar en cada cosa que hacía, en olvidarse si lo que estaba haciendo estaba bien o mal para los ojos de los demás, como cuando besó a Steve, sabiendo su historia con Nancy, pero en general siempre era la misma Grace, sólo que en una versión más libre, se dejaba de exigir ser perfecta para los ojos de un pueblo conservador.
Grace suspiró mirando el café que le acababa de dejar el señor Gustav frente a ella. Le dolía la cabeza y sólo quería irse a casa, pero agradecía tener jefes amables y todo el café que podía tomar durante todo el día para mantenerse despierta.
—¿Eres rebelde ahora?—cuestionó Gustav con una sonrisa burlona. Grace lo miró inexpresiva—¿Vas a fiestas entre semana y esperas poder ir a trabajar al día siguiente?, ¿eres Superman o algo así?
—No te rías, Gustav—le dio un sorbo al café caliente, sintiendo un pequeño ardor en la lengua, debió esperarse más para no quemarse—Es sólo hoy, creo que puedo hacerlo
Gustav chasqueo la lengua y asintió, le dio un trago a su café, que parecía estar ardiendo, pero ni se inmutó ante eso
—Eso crees, niña.
La castaña se conocía, entendía que a veces de tantos problemas que tenía, parecía que estaba a nada de volverse loca y ser una psicópata, pero no lo estaba, de hecho, estaba bastante bien. Jonathan también tenía muchos problemas pero se los quedaba todo el tiempo consigo mismo, por eso solía ser muy raro cuando era más chico, no hablaba con casi nadie, y se refugiaba en las fotografías, pero Grace no sabía de las fotografías que le había tomado a Nancy cuando estaba con Steve, sólo recordaba haberlo defendido de éste y mandarlo a la mierda, alejarse un buen tiempo de Harrington hasta que eventualmente volvieron a ser amigos.
Parecía que todos los Byers tenían problemas, y muchos. Mientras Grace tenía problemas de ira enterrados muy en el fondo y que se cubrían con miedo a los golpes, y su extrovertida personalidad en las fiestas y su gusto por el alcohol y el tabaco, Jonathan tenía problemas de autoestima, para defenderse, con la violencia también, con ansiedad y un constante miedo y preocupación por tener que cuidar a su familia y ser el "hombre" de la casa, Will tenía problemas de confianza en sí mismo, de autoestima, tenía ansiedad, vivía con miedo, el mismo problema con la violencia y los golpes, además de haber tenido a un monstruo dentro de él y sufrir todo lo que vivió en el upside down, y Joyce, que también tenía un problema con la violencia, debido a que la sufrió por mucho tiempo, era ansiosa y tenía un fuerte problema con el tabaco, vivía con miedo de no poder darle una vida buena a sus hijos y era adicta al trabajo, siempre había tenido dos o incluso tres trabajos para sacarlos adelante. Y ahora incluían a Eleven, que era la más dañada de todos, había vivido muchos años encerrada siendo un experimento, no sabía de la vida, tenía problemas de autoestima, de confianza, de personalidad, sufría ansiedad de vez en cuando, y ahora pasaba por una pequeña depresión por Hopper.
Pero todos parecían mejorar con el tiempo, sabían enterrar sus problemas y olvidarse de ellos por un largo tiempo, hasta que algo los hacía recordarlos. Estaban tratando de ser mejores versiones de lo que eran y lo que fueron y de superar todos los traumas con los que habían crecido. Los cinco habían vivido con una terrible presión todo el tiempo que apenas empezaba a disminuir poco a poco. Empezaban a ser felices de nuevo.
Grace no había tenido un problema fuerte de ira en mucho tiempo, y tampoco un ataque de pánico, casi había sufrido uno pero no lo había hecho. Will empezaba a crecer y a mejorar su relación con las personas, Jonathan estaba feliz en su trabajo y con Nancy, quién lo había ayudado mucho, y Joyce estaba concentrada en sus hijos, y tratando de superar a Hopper, al igual que Eleven, que también estaba superando la pérdida de sus poderes, y tratando de vivir como una persona normal, como Jane Byers, que era su nuevo nombre.
Estaban a una hora de cerrar, y como una costumbre, Billy entró a la cafetería McLaren dispuesto a obligarse a tomarse un café del que ya estaba harto sólo para ver a Grace unos minutos.
—Tal vez debas de tomar sólo agua.—aconsejó la castaña llegando hasta él
—Quiero un café.—Grace entrecerro los ojos mirándolo—Me gusta el café
—Sí, bueno, no soy yo quién se lo tomara a fuerza—alzó los hombros—¿Con leche?
—No, café negro. Sin azúcar.—le sonrió—¿Quieres una malteada?
—Acabo de tomarme una, pero te acompaño en lo que te tomas tu café.
Ambos sonrieron y Billy le tomó la mano, la acarició con el pulgar unos segundos y luego la soltó, dejándola ir hacía la cocina.
Billy sentía que tenía un estuche de sorpresas con ella, y ella sabía que él también lo era, porque ambos daban la impresión contraria, y enterraban lo que el otro dejaba salir.
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Grace Byers.
FanfictionLos eventos del 04 de julio sí ocurrieron, William Hargrove había sido poseído por el desuellamentes y estuvo a punto de matar a Eleven. -Grace, ¿puedo pedirte un favor?-preguntó la pelirroja acercándose.-¿Puedes cuidar a Billy en el hospital? ¿Có...