Capítulo 9: Ni el frío más ligero

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Kierab se acercó a Fa'ya, pero seguía manteniendo su distancia, teniendo sólo conversaciones causales en los jardines, o entrenando con armas en las arenas de entrenamiento.

Su cuerpo se movía con poder al balancear los cuchillos, golpeando la gran espada de Kierab. Era seductora y fuerte a la vez, una combinación que podía resultar irresistible para muchos.

Pero él no se veía afectado de ninguna forma.

—Su defensa es demasiado fuerte majestad—exhaló fatigada. Con sus mejillas coloradas por el esfuerzo y algunos mechones de cabello pegados a la frente. Su pecho subía y bajaba, mirando con administración a Kierab.

—Tu ofensa también es muy fuerte—respondió Kierab, con una postura inquebrantable—Se nota cuánto has entrenado.

—Gracias majestad—dijo con una sonrisa un tanto tímida—Todo lo hago por usted. Quiero serle útil y servirle en todos los sentidos.

—Agradezco mucho tus sinceras intenciones. También veo el buen trabajo que has desempeñado como reina—dijo con un leve rastro de sonrisa.

—Sólo cumplo mi deber...

Entre más pasaba el tiempo más difícil era encontrar una solución. Teniendo que aceptar la realidad de tener que acostarse con ella. Fa'ya no tenía la culpa de nada y no quería ser grosero con ella, pero cada vez que la veía no podía evitar tratarla como un miembro más del consejo.

Trataría de olvidar el asunto por ahora, estaba cansado de pensar demasiado sobre el tema. Más adelante tal vez podría encontrar una solución.

El aire cálido del verano se fue desvaneciendo poco a poco hasta que se volvió más gélido

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El aire cálido del verano se fue desvaneciendo poco a poco hasta que se volvió más gélido. Era comienzos del décimo mes del año, el invierno se asomaba desde el norte, dando lugar a vientos frescos y lluvias intensas que con el tiempo se volvían más ligeras.

Las personas usaban ropas más abrigadas, como ropa de mangas anchas y botas de pieles.

Kierab descansaba en su habitación, recostado en su sofá leyendo un libro de cuentas. Su ropa no era tan abrigada, usando una simple camisa de algodón blanca y un pantalón holgado. Traía unos aretes largos y un collar de oro con pequeñas esmeraldas. Un gran abrigo azul oscuro colgaba de sus hombros, cubriéndolo sólo de en ese lugar, además de estar descalzo.

Khalid estaba sentado en una mesa cerca de él, levantó la vista de la lectura y se preguntó:

"¿Acaso no tiene frío?"

El invierno pasado también lo vio usar ropa ligera, pero pensó que era por la situación. Estaba muy ocupado ya que hace pocos meses había tomado el trono, el segundo mes del verano para ser exactos. Además, la muerte de su padre estaba a flor de piel, dejando un estado de ánimo bastante sombrío.
Seguramente se atormentaba a sí mismo.

Pero ahora todo estaba más tranquilo y su humor era muy bueno. Por lo que Khalid le había ofrecido un abrigo para ver su reacción, pero él no lo rechazó y sólo se lo colocó alrededor de los hombros.

Encadenado a tu corazón© [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora