Esa misma tarde, luego de descansar un poco, Lahra decidió regresar a su campamento militar, escondido dentro de la selva que se encontraba frente al reino de Krastos. Unos pocos soldado insistieron en quedarse ahí para escoltarla de regreso.
Lahra pasó los últimos momentos en compañía de Kierab, Hirbaz y Yu-say, y luego de despidió de todos con tristeza.
Por último, fue al salón del trono para hacer su despedida formal, agradeciendo a todos por su hospitalidad. Se inclinó por última vez ante Kierab, pero ni siquiera miró a Fa'ya antes de irse. Quién estaba feliz de ver por fin su partida.
Fa'ya pensó que por fin podría poner a prueba su plan para conquistar a Kierab, pero aún habían cosas por hacer.
Estabilizar el reino después de una guerra, seguido de un matrimonio con fines económicos no era fácil. Había que organizar los fondos e impuestos del reino, estudiar los cambios que traía la alianza con Rouseth y preparar a Krastos para el cambio.
Luego de dos semanas todo se estabilizó bastante bien, haciendo que Kierab por fin se relajara. Tomó una siesta por la tarde y tres horas después, a las cuatro, despertó hambriento y somnoliento.
—Este té de manzanilla me dio más sueño—se quejó Kierab—Aunque estaba bastante rico.
—Si no tiene nada más que hacer puede seguir durmiendo—dijo Khalid, quién estaba sentado a su lado mientras leía un libro.
—No, quiero estar contigo—dijo con los ojos cerrados, luchando contra el sueño.
Khalid sonrió y negó con la cabeza.
—Entonces le recomiendo comerse un chile si quiere mantenerse despierto.
—Lo intentaré—contestó riendo—Aunque hablar también me quita el sueño.
—¿De qué quiere hablar?
—Cuéntame qué estás leyendo.
Khalid cerró el libro y comenzó a contarle la historia de este. Kierab se deleitó escuchándolo, viendo cada gesto y movimiento de sus manos, expresándose con mucha emoción al narrar la historia.
Desde hace tiempo Kierab se había dado cuenta lo mucho que le gustaba leer y lo rápido que aprendía. Estaba igual de emocionado que él y sonreía al verlo tan alegre.
Llegó la hora de la cena, pero sólo comió Khalid, ya que kierab no tenía hambre. Siguieron hablando sobre libros hasta que comenzó a hacerse bastante noche.
—Iré a tomar un largo baño para dormir, así que no te preocupes si me tardo mucho. Tú sigue leyendo tranquilamente, cuando vuelva puedes seguir con la historia que estabas contando.
—Está bien, tómese su tiempo—dijo sonriendo.
Kierab le devolvió la sonrisa y se fue al baño mientras bostezaba.
Khalid retomó la lectura, y cuando sintió que ya había leído demasiado se levantó y fue a darse un baño. Volvió y se sentó de nuevo en la mesa, pero cuando tomó el libro no pudo seguir leyendo. Un pensamiento llevó a otro, y de repente no podía sacar a Kierab de su cabeza. Pensó en como tenía cada vez menos control de sí mismo cuando estaba con él, sucumbiendo ante su encanto con sólo un beso. Sentía que caía en una especie de transe, en donde dejaba su mente y su cuerpo a la deriva, para que Kierab hiciera lo que quisiera.
La puerta del baño se abrió, interrumpiendo sus pensamientos. Kierab salió sólo usando un pantalón blanco, delgado y flojo como de costumbre. Su cabello goteaba mojando el piso y su rostro, con facciones seductoras y masculinas lucía una perfecta afeitada.
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Encadenado a tu corazón© [Gay]
Roman d'amourGénero: Acción, histórico, Gore, Boyslove (chicoxchico) y drama. [Capítulos cortos] [Final feliz] ┉┅━━━━━•◈•━━━━━┅┉ Los esclavos son lo más común en el reino de Krastos, regido por un rey tenaz, fuerte e inquebrantable, que conquista las tierras a...