Capítulo 32: Deseo egoísta (Parte I)

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La fatiga mental era más fuerte que la física. Kierab se frotó las cejas y ordenó los papeles de mala gana antes de irse. Se sentía afligido por la salud de Khalid y no se aguantaba por verlo abrir b ojos. Caminó hasta su habitación, pensando en los cuidados que debía darle, pero cuando abrió la puerta lo vio, sentado en el borde de la cama.

—K-Khalid—exclamó con un nudo en la garganta, cerró la puerta y corrió hacia él.

—Hola—dijo, con una ligera sonrisa. A simple vista notó que Kierab se veía un poco más delgado, pero sin perder su figura fuerte y heroica, además de tener una mirada cansada...

—¿Estás bien? —se sentó junto a él y tocó su mejilla—¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Quieres algo en especial?

Kierab trató de mantener la calma, pero eso no evitó que su mano temblara un poco.

—Estoy bien, no siento ninguna molestia—dijo con calma, tocando la mano apoyada en su mejilla.

—Perdóname, debí saber que esto podría pasar, debí llevarte conmigo. Es mi culpa...—musitó con los ojos temblorosos y bajó la mano.

—No es su culpa—dijo rápidamente y bajó la mirada—Lo que pasó fue...

Khalid le contó porque Fa'ya lo había encerrado, pero omitió las torturas más crueles, no quería empeorar su estado de ánimo.

—Y-Yo...Ella es...—Kierab apretó los puños, sintiéndose tan furioso. El motivo le pareció muy ridículo y loco, pero también se sintió culpable. Fa'ya hizo esto porque la había dejado de lado, él causó la locura y la venganza irracional de esa mujer.

—No quería decirle nada a la reina, porque nosotros somos...—pero no supo cómo continuar. Tragó saliva y dijo—Sabe, usted me liberó, me dio la libertad de encontrar un propósito en mi vida, de ser alguien, de tener mis propios sueños...pero al no poder seguirlo me hizo darme cuenta que aún no soy nada. Incluso entrené con Shira para hacerme fuerte, pero fui encarcelado fácilmente. Yo...no creo ser alguien digno de usted, no importa cuánto me esfuerce, la gente nunca dejará de verme como un esclavo. Mis sueños...no creo que pueda cumplirlos. No creo poder estar con usted, mi presencia lo hará ver mal. Si estoy con usted solo lo perjudico. Sólo vea esto: dejó de lado a la reina, eso...no es lo que debe haber un rey. Mi existencia es un obstáculo. Es mejor que...se olvide de mí.

La expresión de Kierab era cada vez más fea, y entre más oía más doloroso era.

—¿Esto es lo que en verdad quieres? —preguntó afligido—Sólo debes seguir entrenando, te prometo que pronto dejarás de ser un esclavo a los ojos de los demás, voy a...

—Estoy seguro de que logrará eliminar la esclavitud, pero nuestra relación, no creo que sea adecuada. Dígame, cuando sea libre completamente, ¿qué clase de relación tendremos?

—Eso...

—Cuando sea libre, quiero cuidar su seguridad, aunque sea desde la oscuridad. Allí nadie me verá.

—¡Yo quiero estar contigo! —exclamó desesperado.

Khalid bajó la mirada, sin poder verlo a los ojos.

—Pero yo no puedo—apretó los puños y trató de contener su voz temblorosa—Un rey jamás podría estar con alguien como yo, sólo miré mi piel...

Esto es lo que Khalid había pensado, lo que había decidido. Se convenció a sí mismo de que su propia existencia destruía al rey de Krastos. El nunca estaría a su altura, nunca sería aceptado por los demás, Kierab sería ridiculizado. Sería algo vergonzoso que un esclavo fuera su pareja, y peor aún ¡un hombre! ¿cómo se supone que tendría descendencia? Sumando a eso que Kierab tomaba el papel de la mujer en la cama....

Encadenado a tu corazón© [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora