Capítulo 37: ¿Quieres un masaje?

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Bajaron el equipaje de los caballos y comenzaron a mover troncos cercanos para formar el campamento.

—¿Quién irá a buscar leña para la fogata?—preguntó Kierab.

—Yo iré—respondió Hirbaz de inmediato—También iré a cazar algo para la cena.

—Gracias, la próxima vez yo iré—dijo Kierab, sentándose en un tronco.

—Te acompaño—dijo Shira.

Hirbaz se emocionó un poco, pero no respondió y sólo avanzó, con Shira alcanzándolo, caminando hombro a hombro.

Khalid comenzó a ordenar las camas detrás de los troncos, los cuales estaban puestos alrededor de lo que sería la fogata. Mientras tanto Kierab comenzó a poner piedras para cuando pusieran la leña. Miró a Khalid en silencio y sonrió cuando tuvo una idea.

—Hemos viajado todo el día y sólo descansamos un momento al medio día, ¿no estás cansado?

—Un poco—respondió Khalid, levantándose. Fue hacia sus cosas y se quitó la camisa, aseándose el cuerpo y la cara con una tela húmeda—Es mi primera vez montando a caballo durante tanto tiempo, pero con el entrenamiento no me siento tan fatigado.

—¿Es así? Me alegra mucho oír eso. Estaba un poco preocupado por eso, pero al verte bien durante el viaje supuso que no te sentías incómodo.

—Gracias por su preocupación—lo miró a los ojos y sonrió—Es... reconfortante saber que me tiene siempre en sus pensamientos. Gracias por decírmelo.

Kierab tragó saliva al ver su sonrisa. Sonrió de vuelta y se puso de pie, limpiándose las manos en la ropa.

—Siéntate ahí un momento—dijo, señalando la cama que Khalid había preparado.

—Está bien—dijo sin saber que quería hacer.

—¿Quieres un masaje? —preguntó, acercándose.

—¿Un masaje?

—Aunque no estás tan cansado deberías relajarte, ¿qué tal si te doy un masaje?

Khalid mentiría si dijera que no estaba emocionado. Kierab nunca le había dado un masaje, en el pasado Khalid le dio uno una vez, pero jamás se atrevió a pedir otro a cambio.

Ahora su mentalidad había cambiado bastante desde entonces. Quería demostrar su amor más abiertamente, decirle al mundo que este hombre era suyo y de nadie más, pero cuando llegó el momento de la verdad aún se sentía un poco tímido, sólo miren como actuó frente a Hirbaz y Shira hoy...

"Supongo que debe ser un cambio progresivo. Avanzaré poco a poco."

—Sólo relájate—dijo Kierab, sentándose detrás de él.

—Mm.

Puso sus manos en la piel desnuda de sus hombros. Se sentía ligeramente caliente al tacto, sus músculos eran firmes, llenos de fuerza y masculinidad. Apretó con suavidad y lo masajeó, deleitándose con la vista frente a él:

Su cabello café estaba suelto, cayendo hacia adelante sobre su pecho, dejando a la vista su cuello, el cual le resultó demasiado sexy, al igual que los músculos de sus hombros y espalda.

—Oh, estás demasiado tenso. Deberías acostarte, así será más cómodo darte un masaje.

—De acuerdo.

Khalid se acostó boca abajo, pero justo cuando terminó de acomodarse sintió que él se sentó a horcajadas sobre sus glúteos, como si fuera natural. Khalid sintió sus piernas, aparentando su cuerpo, al mismo tiempo que sus grandes manos rubias se deslizaban por su espalda, acariciándolo hasta la cintura.
Todo este tiempo Khalid ha estado reprimiendo cualquier tipo de sonido y ahora, con Kierab en esa posición, le era aún más difícil. Se sentía tan bien que casi lo dejó salir un par de veces, por lo que se mordió ligeramente los labios.

Encadenado a tu corazón© [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora