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— ¡Mierda, mierda! ¡Hrghh! —alzó su rostro, quejándose por el punzante dolor sobre su pierna, aferrando sus manos a la cama sobre la que estaba.

— Ya casi terminamos. Te dije que debíamos ponerte anestesia. —Dijo Solazar, con total calma terminando de limpiar aquella horrible quemadura de fricción.

Retorciéndose en su posición, Aldryx se quejó fuertemente ante el alcohol en su herida, mordiendo su labio inferior buscó callarse, pronto ya su padre aplicó una crema sobre su zona afectada y luego envolvía su pierna en una venda.

— Ja, pero hubieras visto la cara de ese inútil cuando le gané. —Dijo finalmente Aldryx, buscando algo de consuelo ante su dolor.

— Eso está muy bien, pero debes tener cuidado al momento de competir, no me gustaría que algún día llegaras sin un brazo o sin una pierna. —dejando su pierna con cuidado sobre la cama se levantó.

Apoyando sus manos sobre su propia cadera, Solazar observó cómo su hijo parecía bastante tranquilo ahora, ya había pasado lo peor.
Como aquella tarde el no había cenado le ofreció traerle algo de comer, pero que evitara hacer más ruido para no despertar a Agoti, quien debía dormir lo suficiente para al próximo día asistir a una firma de álbum.

Quedando solo en la habitación, Aldryx suspiró de forma pesada, apenas en ropa interior había logrado sentirse cómodo, estaba acalorado, un leve temblor en su mano advertía una posible amenaza en la pérdida del control sobre si, ambas señales corporales no daban nada bueno si no se trataba.

Se apresuró a encender un cigarrillo, últimamente su dependencia a los cigarros eran su escape a el perder control sobre su poder, notando como aquel humo tomaba aquel peculiar color que poseían sus flamas al momento de liberar cierto nivel de su habilidad heredada.

Cerrando sus ojos, comenzó a sentirse relajado, dejando que aquel humo de esparciera un poco por la habitación, retirando su cigarrillo de sus labios expulsó el humo que resguardaba dentro de su boca.

No había estado practicando últimamente el controlar mejor su fuego, no le sorprendería que el día de mañana lastimara a alguien por accidente.

Su padre volvió, ignorando el hecho de que estaba fumando en el interior de la casa, dejando una bandeja junto a Aldryx se acercó a la ventana, abriéndola un poco para que el humo tuviera lugar por donde escapar. Volteando a ver a su hijo quien ahora comía y apagaba el cigarrillo sobre su cenicero.

— Deberías buscar una forma de controlar tus flamas. —El otro le enseño la cajetilla de cigarros.— Me refiero a una forma sana, una que no destruya tu cuerpo en el proceso.

— Vale, padre. No te preocupes, lo haré. —Respondió, aunque ambos sabían que solo lo decía por darle en el gusto al hombre fuego quien no dijo nada más antes de retirarse.

Aldryx ya era un adulto, podía tomar sus propias decisiones, y por más caro que le costara luego, no sería la primera vez que caía ante algún tipo de dependencia.

Los días pasaron, con desánimo tuvo que aceptar que por el momento no habían desafíos nocturnos que valieran el precio o el riesgo. Y tampoco iba ahí a firmar cascos, iba a lucirse, a ser una estrella más bajo el cielo nocturno.

Así que por el momento tuvo que adaptarse a conformarse con lo que se le presentará durante el día.

...

Por otro lado, Flux empezaba como cualquier otro día. Abriendo sus cortinas sin entusiasmo, sus ojeras eran la prueba suficiente de lo mal que dormía. Llámenlo acosador, y lo que quieran, pero desde que ese chico misterioso se había presentado en su vida en las carreras clandestinas no había podido dejar de buscarle.

Dɪᴇ Fᴏʀ Yᴏᴜ - [Aldryx x Flux]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora