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Haciendo presión sobre su hombro con una de sus manos, el pálido chico se arrastró por el suelo entre el caos de gente que ahora se removía por el lugar.

Miró a la pantalla que exponía la próxima llegada de Aldryx a la meta. Mierda, debía ser rápido.

Asegurándose que no hubiera algún puntero rojizo amenazando un nuevo disparo se puso de pie, corriendo al centro de la pista, alzando su mano a ver a la distancia a Aldryx, quien bajó la velocidad y derrapando un poco se detuvo a su lado.

— ¡¿Qué te pasa. Estás loco?! ¡Pude arrollarte con-! —No pudo terminar la frase al ver cómo estaba sangrando, se tensó un poco.

Subiéndose a la moto le indicó que debían irse, acelerando a fondo arrancaron nuevamente, cruzando la meta desviaron el camino más seguro, evitando a la alterada gente que se cruzaba en su camino salieron de ahí.

Sintiendo como la mano empapada en sangre de Flux se aferraba a su torso, realmente necesitaba una explicación.

Llegando a un lugar seguro se bajaron para atender el brazo de Flux, por suerte no había tocado algún punto importante en su hombro y se regeneraba, lento, pero lo hacía.

Obligándose a ignorar el temblor de sus manos, se sintió invadido en la impotencia, quería detalles, queria descripciones de los culpables, no sería gentil con quienes se atrevieron a lastimar q su pareja.

— Flux, ahora vas a explicarme... ¿Que mierda fue lo qué pasó?

...

Apretando su mano sobre su costado, tosía de forma pesada, la sangre que se esparcía en el suelo bajo el era demasiada, al carecer de aquella habilidad regenerativa que caracterizaba su especie le impedía el recuperarse con rapidez de sus heridas, siendo un gran impedimento en aquel momento para pensar con claridad.

Se arrastró con esfuerzo, pero su abusivo equipo estaba a espaldas suyas, siendo el gran y robusto hombre de un solo ojo quien hizo presión con su pie sobre su espalda.

— ¿Qué pasó, Jacota? Creímos que podíamos confiar en ti, ¿cómo es eso que renuncias al caso y encima nos traicionas? —Habló Endo.

Agarrándole el cabello le jaló con cierta brusquedad, haciéndole alzar el rostro, observando como desde su barbilla goteaba la sangre de sus aviejas heridas en su rostro.

Sin duda le decepcionaba que las cosas terminaran así, era de los mejores, pero no se le podía perdonar una traición así al equipo, ¿no?

Golpeando su rostro contra el suelo, se alzó, observando al débil chico de piel azulada temblar por el punzante dolor que atormentaba cada parte de su cuerpo, siempre vio un potencial en el, creyente de un avance entre ambos solo había resultado salir desilusionado, pero quien era él para juzgar a un joven con otros ideales.

Volteando a ver a su equipo, metió sus manos en los bolsillos de su pantalón para soltar nuevamente un suspiro pesado.
Le estaba dando la espalda. Rogaba porque tomara la oportunidad, si no huía ahora no lo haría antes de que el resto de cazadores arremetiera contra el.

Y así fue, apresurado, ignorando el permanente dolor de su cuerpo, Jacota se levantó del suelo y corrió.
Uno de los cazarrecompensas quiso ir tras el, pero la mano de Endo se interpuso en su camino, y su fija mirada habló por el.

— Jacota murió hoy. Si la jefa pregunta ustedes dirán que él murió a manos de su propio equipo por un llamado de justicia an su traición. ¿Entendido?

Mirando a su equipo todos parecieron estar de acuerdo, asintiendo simplemente se retiraron en calma del lugar.
Mirando de reojo la dirección en la que había huido el otro chico, simplemente se mantuvo en silencio. Fuera a donde fuera estaría mejor que entre esa banda de asesinos despiadados.

...

Jadeando, el chico tropezaba con frecuencia en la fría calle nocturna. Su vista estaba borrosa y su respiración era interrumpida por un molestoso sabor a sangre. Tosiendo un poco, noto como de su boca seguía brotando sangre, mierda, si seguía así se iba a desangrar.

Sus piernas comenzaron a fallar, apoyándose torpemente de la pared a su lado miró el camino en la vereda que debía seguir recorriendo, ni siquiera sabía bien donde estaba, estaba perdido, en todos los sentidos.

Sin embargo, se sintió algo consolado al momento de sentir unas manos atraparle al momento de comenzar a caer bajo su propio peso.

Si tenía suerte sería atendido y podría sobrevivir, con horribles cicatrices, pero lo haría. Y de ser lo contrario al menos no estaría muriendo en soledad, el pensar que había estado solo toda su vida le apenaba.

"Que injusta es la vida." pensó, pero aún así luchaba por aferrarse a ella, hasta que sus ojos no pudieron más con el peso de su cansancio y perdió totalmente la conciencia a manos de aquel bondadoso desconocido.

Dɪᴇ Fᴏʀ Yᴏᴜ - [Aldryx x Flux]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora