VIII

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━━━━━━"Infancia"━━━━━━
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El era un niño híbrido.

Ella una pequeña aprendiz de sacerdotisa.

El tenía a su madre.

Ella solo tenía a su hermana menor.

El perdió a su madre cuando era niño.

Ella solo vivía para proteger a su hermana.

El tuvo que sobrevivir siendo rechazado en todas partes.

Ella creció y se volvió en sacerdotisa además de criar sola a su hermana menor.

El vago por el mundo encontrando problemas a dónde fuera.

Ella se volvió en la protectora de la perla de shikon.

El escuchó rumores sobre una perla que sería capaz de volverlo un demonio completo.

Ella vivía día y noche matando demonios en busca de la perla que custodiaba.

El se encontró con la sacerdotisa protectora de la perla y se dispuso a arrebatarsela.

Ella solo colgaba al híbrido con sus flechas, pero no lo mataba.

El se sentía frustrado por no poder obtener la perla de shikon.

Ella se entretenía con sus apariciones.

El salvó a la hermana menor de la sacerdotisa, sin saber bien el porque.

Ella le agradeció de corazón, cada vez más interesada en el híbrido.

El comenzaba a sentir extraños sentimientos cuando estaba cerca de la sacerdotisa.

Ella no podía dejar de pensar en el híbrido.

El renuncio a la perla, para estar con ella toda la vida.

Ella nunca se sintió tan feliz, había encontrado a su alma gemela.

El no creía que ella lo estaba atacando.

Ella no pensó que el sería capaz de traicionarla.

El término aprisionado por una de sus flechas, cayendo en un sueño profundo.

Ella termino muriendo llena de rencor.

El fue despertado por la reencarnación de aquella sacerdotisa.

Ella fue revivida en contra de su voluntad por una bruja.

El no podía creer que ella estuviera viva.

Ella solo quería matarlo.

El no quería dejarla ir.

Ella descubrió la verdad detrás de su muerte.

El solo quiere protegerla.

Ella solo quiere vengarse.

El no puede dejar de ir tras su paradero.

Ella se aleja, porque sabe que ya no puede seguir a su lado.

El se hace más fuerte.

Ella continua con su plan y enfrenta a Naraku pero termina herida.

El se lamenta por no haberla podido proteger.

Ella se esconde para sanar su herida.

El se muere de desesperación al escuchar rumores sobre un sacerdote.

Ella se va después de ser curada por Kagome.

El no puede evitar anhelar verla otra vez.

Ella se enfoca en proteger el fragmento de Kohaku.

El está dispuesto a todo.

Ella termina nuevamente en las garras de Naraku.

El llega a su rescate.

Ella vuelve a morir sin antes despedirse de su amado.

El sufre al haberla perdido por segunda vez.

Ninguno de los dos tuvo una infancia y adultez buena, desde niños tuvieron que crecer para sobrevivir, para vivir día a día en una batalla constante de la cuál muchas veces pensaron que no saldrían con vida. Dos corazones que se enamoraron a pesar de las diferencias y que anhelaban pasar toda su vida juntos, pero por intervención de terceros aquello fue roto.

A pesar de eso su amor no murió y siguió vivo Kikyo solo esperaba que en sus próximas vidas ambos pudieran tener una infancia llena de calidez y amor con sus dos padres vivos. Y poder volver a encontrarse y enamorarse, para así cumplir la promesa que se quedó inconclusa. 

Ella solo quería eso.

Una infancia normal.

Dónde ni ella ni Inuyasha tuvieran que sufrir para poder sobrevivir.

Solo pedía eso.

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