XV

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𝕯í𝖆 15
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━━━━━━"Luna de miel"━━━━━━
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Continuación del capitulo 13.

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Después de que todos sus amigos se retiraran, ella y Inuyasha también lo hicieron. Querían descansar aunque sea un poco pues en la tarde partirán a su luna de miel.

Su luna de miel sería en Okinawa, se hospedarian durante 4 días y 3 noches en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Los gastos estaban completamente pagados cortesía de sus suegros y padres, puede según ellos era lo mínimo que les podían dar ya que ellos se habían encargado de todos los gastos de la boda, por lo que no pudieron negarse al regalo mucho menos cuando sus respectivas madres los miraban con rostros suplicantes. El primer día que llegaron a Okinawa lo primero que hicieron fue dormir, pues el día anterior no habían podido dormir casi nada por lo que al llegar a la suite rápidamente se lanzaron a la cama y durmieron hasta que fue ahora de la cena. La cuál fue exquisita y digna de la reputación del hotel, después de terminar de cenar vieron una película y nuevamente se acostaron a dormir, mañana tenían planes de salir a conocer la ciudad.

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El día era brillante perfecto para salir, cargaron sus mochilas con todo lo que necesitarían, irían a nadar a la playa. Kikyo estaba encantada con la playa, era hermosa y el clima era fantástico. Pasaron todo el día nadando en la playa, y se marcharon cuando el atardecer comenzó a teñir el cielo con sus colores. Al regresar a su habitación pidieron comida y mientras está llegaba Kikyo tomaba un baño de burbujas, el día había sido hermoso cada momento que pasaba con Inuyasha era magnífico y ahora lo era mucho más al ser su esposo. Salió de la tina al escuchar que la comida había llegado por fin, pero antes de salir con nerviosismo se colocó la lencería que sus amigas le habían regalado especialmente para la noche de su bodas, y ya con el conjunto puesto se colocó su bata de bañó y salió del baño. Encontrándose con su ahora esposo, el cuál estaba colocando los platos en la mesa de centró.

— Kikyo la comida está lista.... 

— Voy....

Comieron en un silencio cómodo mientras veían la televisión, cuando terminaron Inuyasha entro al baño para ducharse mientras Kikyo recogía los platos y los colocaba de nuevo en el carrito donde habían llegado. Se puso cómoda en la cama y tomo el libro que había sacado de su maleta previamente y se puso a leer mientras Inuyasha salía de bañarse. No iba a mentir se sentía sumamente nerviosa, pues se trataba de su primera vez pues en todos los años de su relación ella y Inuyasha nunca llegaron a consumar por completo el acto, pero eso sí, si tuvieron sus toqueteos y roces subidos de tono pero nunca llegaban al acto final, pues cuando cumplieron dos años de relación Kikyo le confesó a Inuyasha que a ella le gustaría llegar pura al altar, y ella pensaba que Inuyasha se enojaría y tal vez llegaría a dejarla con el tiempo, pero fue todo lo contrario pues el acepto eso y dijo que la esperaría todo el tiempo que fuera necesario.

Es por eso que ahora estaba nerviosa, y solo se puso más nerviosa cuando dejo de escuchar el agua caer proveniente del baño, lo que indicaba que Inuyasha había terminado. Y no se equivocó pues pronto salió Inuyasha con su bata de baño algo abierta del pecho y secándose el cabello con una toalla, Kikyo juraba que podía escuchar su pulso palpitar en su oído. Pero al oler el característico aroma de Inuyasha y sentir su calor sobre su piel su mente se quedó en blanco y se dejó guiar por sus deseos reprimidos por tantos años.

Los besos comenzaron lentos y dulces, transmitiendose todo el amor que sentían, pero pronto se comenzaron a volverse húmedos y lujuriosos, cada beso comenzaba a dejarla sin aliento y su cuerpo se estremecía al simple contacto de las manos de Inuyasha en su piel, su espalda se arqueó cuando los besos del peli-plateado bajaron desde su cuello hasta uno de sus pechos, no se había dado cuenta de cuando Inuyasha había desatado su bata, pero ese pensamiento no duró mucho en su mente no al sentir como los dedos de su esposo jugaban con su clítoris antes de que uno de ellos entrara en su entrada, grito con un poco de incomodidad por el leve dolor que había sentido, pero pronto eso paso y dejo paso al placer. Ya estaba hecha un manojo de jadeos y gemidos, con tres dedos dentro de ella simulando embestidas mientras Inuyasha seguía besando y marcando cada rincón de su cuerpo, no pudo soportarlo más y llegó a su clímax. Jadeaba en busca de aire pero ella sabía bien que aún no se terminaba, no al ver el miembro de Inuyasha duro como una roca, su pulso se disparó nuevamente, estaba temblando de excitación y miedo esperando con anticipación. Y eso no duró mucho, pues Inuyasha dirigió su miembro hacia su entrada entrando de golpe en ella, eso hizo que su espalda se arqueara y soltar un grito de completo dolor al sentir como sus entrañas se expandían, sentía que su cuerpo se partía.

Inuyasha se quedó quieto esperando a que Kikyo se acostumbrara, mientras el se empeñaba en no olvidar la sensación tan placentera que era estar dentro de su esposa, por fin se habían unido en cuerpo y alma. Después de unos minutos sintió como Kikyo movió sus caderas indicando que se podía mover y eso hizo, comenzó con las estocadas lentas pero profundas pero rápidamente estás se volvieron más rápidas y potentes, al igual que la voz suplicante y jadeante de Kikyo quien entre gemidos y gritos pedía por más, algo que Inuyasha no dudaba en dárselo, era claro que Kikyo no podría caminar mañana por lo que tendrían que cancelar los planes que tenían para mañana.

El sonido de las pieles húmedas chocando en compañía de los gemidos y gruñidos era lo único que se escuchaba en aquellas cuatro paredes.

Kikyo podía sentir un cosquilleo en su vientre y sabía muy bien lo que eso significaba.

— I-Inuyasha~.... Me c-corrooooo~! Ah~!

— Y-Yo también... Arg!...

Ambos alcanzaron su clímax al mismo tiempo, Kikyo podía sentir claramente como sus entrañas estaban llenas de la semilla de Inuyasha.

— T-Tonto.... Se te olvidó el condón.... — pronunció recuperando la respiración.

Eso había sido increíble.

— Jajaja lo siento mi amor... — se disculpó saliendo de ella, y acostándose a un lado de ella para atraerla a sus brazos y besar su frente — pero sabes, no me molestaría si tenemos un mini Inuyasha o una mini Kikyo....

— Tonto... — dijo acurrucándose en el cuerpo de su esposo, se estaba quedando dormida.

— Te amo Kikyo....

— Yo también te amo Inuyasha.... — susurro antes de caer plenamente en el mundo de Morfeo.

Su luna de miel había sido fantástica.

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