LV

12 1 0
                                    

—Es bueno verte de nuevo, ¿Cómo estuvo tu trabajo?

—Fue algo cansado, pero he llegado con él.

—Bien, ¿quieres cenar? —no dude en asentir—toma asiento entonces, en un momento te lo llevo, ¿vas a cenar Yarem?

Estuve atento a su respuesta, pero no dijo nada, se mantuvo callado mientras la observaba, solo negué al ver su conducta, seguía siendo reservado en ciertos momentos, nana coloco el plato enfrente mío, pero no contaba que Yarem mantuviera su mirada fija en él. Nana dejo un vaso con agua para posteriormente retirarse a dormir, era una mujer muy ocupada todo el tiempo, por más cansada que estuviera siempre hacia algo por mas pequeño que fuera, no le gustaba permanecer quieta a esperar que otros hicieran algo.

Al ver el gesto de él, antes de dar yo el primer bocado, no dude en acercar el tenedor con una pequeña parte de la carne a su boca, lo cual no dudo en aceptarla, movía sus pies mientras masticaba, durante la cena me di cuenta que realmente era difícil mantener a los mellizos conmigo mientras comía, e incluso Yarem tomo la iniciativa de sostener el tenedor y darme bocados ya que quería que lo mantuviera abrazado, prácticamente no podía usar mis manos en absoluto en esta posición.

—Mi señor, disculpe, no sabia que estaba aquí— dijo la joven hembra que estaba en la entrada luciendo muy nerviosa, e incluso mantenía baja su vista.

—Puedes pasar— exprese con calma, aunque mi voz no era de completa ayuda.

—Gracias mi señor— tartamudeo, para dar una corta reverencia.

Ni siquiera entendía esa acción, no entendía porque me temían tanto ni mucho menos hacerme reverencias, no pertenecía a la realeza como para que lo hiciera ni mucho menos una obligación el tener que hacerlo, no es como si cometieran un delito al respecto por no hacerlo.

Ella era una de las pocas hembras que había en este edificio, por alguna extraña razón, había tomado la decisión de verse quedado aquí, en ves de verse marchado con la mayoría, los más jóvenes habían sido trasladado a nuestra nueva ubicación.

Deje de pensar al percibir el aroma que tenía ella, así volvía olfatear con disimulo asegurarme que fuera así, era frambuesas su aroma, no era del todo mi gusto, pero tampoco me desagradaba, asiéndome inevitable prestarle atención, debía admitirlo era linda, su cabello llegaba hasta la mitad de su espalda y era de color negro, su rostro lucio muy limpio.

Era extraño lo que estaba sintiendo, como si debiera acercarme, olfatear más, como si se tratase de una necesidad, e incluso podía decir que el aroma se estaba volviendo denso cada minuto que pasaba, Yarem me distrajo al bajar de mi pierna y tomar las cosas e ir a dejarlo en el fregadero con cuidado, era bastante responsable, en cuanto termino regreso y me tomo de la mano, tiro de ella para después verme a los ojos.

Quede sorprendido ante aquel acto, ya que no suele ver a los ojos a nadie, e incluso era parte de las demás personas, sus ojos brillaban con intensidad, no dude al hacer caso a su petición, si por alguna razón estaba haciendo esto en este momento, significaba algo importante para él.

—Ven conmigo— mostro insistencia en su voz—no la veas y no respires.

No comprendía sus órdenes, como era posible que un cachorro me hiciera esto e incluso lograra que le obedeciera sin oponerme, intente hacerle caso de no respirar, pero no pude, por mas que trate, debido a eso comprendí, ella estaba en celo, y yo estaba en grabes problemas, gire mi rostro para verla dándome cuenta de que empezó a sudar más y su aroma se intensificaba aun más de lo que ya estaba.

En ese momento comprendí mi estado, mis instintos empezaron a tomar el control, lo primero fue detenerme de golpe, para luego dejar salir un gruñido sonoro, logrando captar su atención haciendo que soltara la taza que tenia en su mano para escuchar como esta se rompía, mis sentidos eran mas agudos, haciendo sonar aquel ruido mas fuerte de lo que era, sus ojos me veían con temor, mientras se encogía un poco en su lugar.

—No— grito con fuerza y molesto, para tirar de la mano del mayor.

Voltee a mirarlo al escuchar su tono de voz, no dude en gruñirle en respuesta, aun sabiendo que era él, no había podido evitar eso, sintiéndome culpable debido a que no debía de ver hecho aquello, pero en vez de verlo asustado ante mi acto solo había hecho molestarlo más de lo que ya estaba, e incluso me estaba desafiando al verme a los ojos y se contenía de arrugar su nariz para posteriormente mostrar sus dientes.

—Obedéceme cuando te diga las cosas— la voz de Yarem había cambiado completamente pues este sonaba un poco mas gruesa de su voz infantil.

Su agarre se intensifico tanto que llegue a sentir dolor, mientras volvía a tirar de mi mano sin dejar de verme a los ojos, sin duda tenía carácter y valentía para llegar a estos extremos, por mas que escuchaba los pequeños y alejados jadeos de ella, no era más importante que verlo a él en su estado, sus ojos lentamente se iban tornando del color de oro lentamente mientras sus pupilas se dilataban.

—Ahora— fueron sus ultimas palabras antes de volver a tirar la mano del mayor.

No pude negarme ante aquello después de sentir como el dolor de mi mano iba intensificándose por cada minuto que pasaban sin obtener una respuesta mía, al dar un paso afuera, dos mujeres caminaban con apresuro hacia nuestra dirección, y al vernos se mostraron muy preocupadas, mientras se disculpaban sin permitirlas escuchar para dar una corta reverencia y entrar con apuro. Mientras caminaba despertó Sahirin al verla mientras seguía con mi destino al que fuera, termine siendo cautivado por aquellos ojos, brillaban con intensidad viéndome fijamente luciendo como si no acabara de despertar.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora