XXXII

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Me levante con cautela, para caminar hacia esa dirección, con cuidado me asome por la merilla, solo encontrándome con la silueta de la persona, puesto estaba cubierto de pies a la cabeza, impidiendo que mirara su rostro, aun así tocaba la puerta, mientras miraba a su costado. Usaba tonalidades oscuras, sus manos estaba cubiertas por guantes de cuero negro, eso era extraño, y me daba mala espina, no pensaba abrir ni mucho menos hablar, no tenía idea de quien se trataba.

Seguí esperando hasta que se giró, lucia muy joven el hombre, pero no se me hacía conocido de ninguna parte, se acercó, a lo cual me oculte debajo impidiendo que me viera.

— ¿Hay alguien aquí? —cuestiono, su vos era muy masculina y atractiva—necesito algo de ayuda, si está ahí, déjame entrar, me vienen siguiendo— sonó desesperado y suplicante.

« ¿Qué debo hacer?, no puedo abrirle la puerta así sin más, es un completo desconocido, quien sabe que planes tenga para hacer.» me dije a mis misma en la mente.

—Te lo suplico, dejadme entrar, no tengo a donde ir más, están cercas, necesito tu ayuda.

Y de repente surgió un silencio, no había ningún tipo de ruido, tome un largo respiro, mientras estaba apegada a la puerta mientras miraba afrente mío preocupada, tome el suficiente valor, para despegarme de la puerta, y abrir la puerta de golpe.

El hombre me miro con los ojos bien abiertos, antes de mirar atrás suyo, hice lo mismo, y se miraron barias personas caminando por en medio de la calle, que sostenían algo en sus manos, pero no sabía que era exactamente que llevaban, no tardo en regresar su atención en mi para terminar, sujetándome por los hombros empujándome dentro de la casa, para después soltarme y cerrar la puerta detrás de él y recargarse en ella, mientras soltaba un largo suspiro de alivio.

No tarde en retroceder algo asustada, sin quitarle los ojos de encima, observándolo mejor, hasta que tome una distancia suficiente en caso de que tuviera que correr, el hombre no me prestaba atención, simplemente mantenía su mirada hacia el techo, mientras intentaba recuperar el aliento.

A pesar de que estuviera en ese estado, no dejaba de prestarle atención, hasta que vi cómo se erguía, para lentamente bajar su mirada, hasta encontrar la mía, su expresión era relajada, me miraba atentamente.

—Os agradezco mucho, por verme permitido entras a vuestra casa— inclino su cabeza con sutileza hacia afrente, para volver a verme—si no hubiera sido por ti, no tengo idea de lo que sucedería— dijo amablemente.

Mi única respuesta fue un ligero asentimiento, mientras seguía en mi lugar, no planeaba acercarme en absoluto, mientras el permanecía en el mismo lugar, observando todo lo que podía de la casa, se tomaba su tiempo para mirar cada cosa, hasta que se centró en mí.

—Sé que soy un completo desconocido, pero os no me temáis, no pienso acerté daño— ladeo su cabeza un poco.

— ¿Por qué debería creerte, lo has dicho tu eres un desconocido? —exprese desconfiada, mientras tenía el entrecejo fruncido.

—Así que si hablas— sonrió ampliamente, dejando a la vista sus dientes blancos y unos colmillos algo largo, más de lo habitual.

Lentamentese sacó los guantes para guardarlo en el bolsillo de su saco negro, yquitándose el gorro de su sudadera azul marino, dejando a la vista su cabello castaño claro, este estaba algo largo, pero aun así le quedaba bien de algunamanera.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora