XLIII

14 3 0
                                    

—No te preocupéis— tomo un trago de su te—es demasiado impulsivo

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

—No te preocupéis— tomo un trago de su te—es demasiado impulsivo.

— ¿Estará bien?

—Claro que si querida, suele lanzar cosas, no es demasiado tonto como para haceros daño así mismo— cerró sus ojos para dar un pequeño asentimiento, para volver a verme—soy su madre, y lo conozco como la palma de mi mano.

Ante aquella confesión, solo asentí y guarde silencio, esto me resultaba algo incómodo, puesto, que la pregunta de atrás, me había hecho darme cuenta de que realmente me gustaba Kilian, pero no le diría en lo más mínimo, lo más seguro es que me rechazara, la razón, posiblemente a que fuera mi edad, y que no nos conocíamos lo demasiado, no como antes, puesto que todos cambiamos con el paso del tiempo.

Después de ello, solo me quedo mirar mi alrededor en silencio y con sutileza, puesto que no sabía que decirle, además por lo visto ella no me recordaba en lo más mínimo.

—Chiquilla— hablo de repente, a lo cual me hiso que la viera— ¿poderos acercaros?

Asentí con sutileza, mientras dejaba la taza en la mesilla, y me ponía de pie, para acercarme a ella, me indico que me sentara a un lado de ella, lo cual hice sin problema, con cuidado tomo mi rostro con sus manos temblorosas y algo viejas, mientras acariciaba con suma delicadeza, mientras me miraba atentamente.

—Sin duda alguna, te habéis puesto más bella, Giley— esas palabras me tomaron muy de sorpresa, haciendo que la mirara un poco con mi boca abierta—tarde o temprano debía reconocer este rostro, tan adorable.

Menciono mientras alejaba sus manos, para tomar las mías y les daba ligeras palmadas al dorso de ella, mientras sonreía con cariño verdadera, sin ninguna pisca de mentiras o falsedad en ese rostro.

—Sin duda alguna, sus caminos volvieron a encontrarse, después de tanto años alejados uno del otro, por algo se lo dije a Kilian— me expresaba lo que pensaba abiertamente, sin importarle si le entendía bien lo que decía.

Después de eso, su compañía fue mucho más agradable de lo que podía imaginar, debido a que empezó a hablarme de Kilian cosa que me intrigo con lo que me decía.

Contándome como le había afectado nuestra separación repentina de aquel día, y que desde entonces no había vuelto a apegarse a nadie, puesto que temía que volviera a suceder lo mismo.

Sin darme cuenta pasaron horas desde que empezamos a hablar, hasta que por fin el decidió salir de su habitación, luciendo un poco más calmado desde que entro ahí por su propia cuenta, pero aun mostrando que le dolía caminar aunque intentara disimular de que eso no ocurría.

— ¿Cómo te sientes? —pregunte mientras me ponía de pie y caminaba hacia él.

—Estoy bien.

—Es mejor que descanses, así...

—Estoy bien— repitió pero esta vez entre dientes, como si le molestara.

—Querida, dejadlo, en estos momento ni se poded aguantad ni el mismo, mejor acompáñame a la cocina.

Solo le di una pequeña merada antes de alejarme de él e ir con ella, llegue a sentirme algo mal con su rechazo, realmente me había desanimado, incluso deseaba volver a casa.

—Os no deberías sentiros mal, sé que puede ser algo grosero en este momento, pero no debes darle importancia, algunas veces hacemos o decimos cosas que pueden afectarle a los demás, cuando no nos encontramos bien nosotros mismo.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora