El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]

XLII

Les comparto el capitulo mas largo que e podido hacerles, con mucho amor y cariño, disfruten este capitulo, dependiendo mas adelante, y tal vez haga unos cuanto mas de estos, hasta luego. Por cierto los quiero mucho.

Estaba tan aturdida, apenas podía asimilar lo que estaba sucediendo en este momento, los disparos aún se escuchaban, algunos llegaron cercas de nosotros, pero ninguno nos llegó a dar, otras balas impactaron contra la casa y unos contra algún otra parte. Solo sentía como el cuerpo de Kilian hacia todo lo posible por mantenerme abajo, mis manos se aferraron a su ropa de los costados, mientras cerraba los ojos con fuerza, mientras, que otros disparos aún más fuertes resonaban, pronto, el sonido de más gritos de personas, llenaron el lugar, puesto que al parecer, personas que estaba cercas, los escuchaban con perfección.

Aun con los disparos escuchándose, sentí como se movía Kilian con cuidado, lo cual hiso que abriera mis ojos para ver, como su rostro quedaba a pocos centímetros del mío, miro brevemente mi rostro con rapidez, como si intentara saber si tenía algo, antes de levantar su vista hacia el costado de la calle, donde mire yo también, observando, como el auto avanzaba lentamente, mientras disparaba contra el edificio abandonado, hasta que alguien apareció a la mitad de la calle, con un tipo de arma de alto calibre, para empezar a disparar sin piedad, hacia el parabrisas del auto.

No podía apartar mí vista de aquella imagen, la otra persona estaba demasiado lejos para distinguir, quien era la persona que disparaba con precisión, hasta que deje de ver, por el tirón que sentí de mi costado, llevadme mas abajo del cuerpo de Kilian hasta que ya no pude ver más aquella escena, hasta que en un movimiento rápido, impidiéndome procesar, termine estando en sus brazos, mientras llegábamos de manera rápida a la puerta de la casa, y entrabamos, cerrando de golpe esta, mientras caímos al suelo con brusquedad con un golpe en seco.

Hasta después de unos largos minutos, pude salir de mi mente aturdida y perturbada, dándome cuenta, que Kilian estaba sobre mi cuerpo, sintiendo su peso, mientras lo escuchaba sisear como si sintiera dolor, así que no tarde en buscar, hasta encontrar la razón, su pierna estaba sangrando, y su mano apenas tocaba la zona donde estaba la herida.

Pasos lentos, se escucharon por el pasillo, haciendo que volteara a ver a aquella dirección, mirando el momento que salía la silueta de una mujer, hasta verla con claridad, lucia algo mayor, sus facciones me eran familiares, hasta que la identifique, ella era la madre de mi mejor amigo, su rostro cambio drásticamente a preocupación.

Haciendo que viniera hacia nosotros, para intentar ayudar, pero Kilian, aparto sus manos con cuidado mientras gruñía, « ¿Cómo era posible que pudiera hacer aquel sonido? », estaba impactada, la mujer permaneció quita, mientras lo miraba atentamente, el poco a poco, logro ponerse de pie y alejarse de nosotras, adentrándose al pasillo hasta entrar a una habitación, mientras azotaba con fuerza y brusquedad la puerta.

Ella aun lucia preocupada, pero aun así, se enfocó en mí, hasta ofrecerme su mano con amabilidad con la intención de ayudarme, no pude rechazarla, pero aun así no hice que sintiera mi peso mientras me ponía de pie, para que no hiciera esfuerzo, aun así no sabía lo que tenía, lo cual averiguaría a como diera lugar.

— ¿Os encontráis bien, querida? —pregunto con sutileza.

—Am, si, si, si— hable torpemente, mientras la miraba.

—Disculpad a mi hijo por sus modales— hablo bajo, mientras me miraba atentamente—este rostro se me hace tan familiar— con delicadeza roso los dedos de sus manos por el contorno de mi rostro—sois muy hermosa— fue lo único que dijo.

Sin duda aluna logro hipnotizarme por un momento aquella mirada tan amable y cálida, con lentitud se dio la media vuelta para caminar, para después parar detenerse.

—Por cierto, tomad asiento, ¿gustáis té, café o agua?

—té, está bien— respondí, mientras me dirigía a los sofás algo viejos.

—Muy buena elección— expreso algo divertida, mientras caminaba supongo que a la cocina.

Pasaron algunos minutos, y me causaba intriga por saber cómo se encontraba Kilian, no había salido en lo más mínimo, ni mucho menos hacia algún tipo de ruido, en muestra de lo que estaba sucediendo en aquella habitación.

Al ver que no pasaba nada, no dude en intentar ponerme de pie, pero en eso salió la mujer de la cocina, con una pequeña charola donde llevaba dos tazas de té, humeantes, y supongo que galletas en otro platillo.

—Sentaos, querida— expreso mientras dejaba con cuidado la charola en la mesilla del centro—es mejor que lo hagáis, tomara mucho para que salga— comento, mientras tomaba asiento enfrente mío.

Lo poco que estaba alejada del sofá, dejo de haber distancia, mientras tomaba de nuevo asiento, sintiéndome extraña, porque ella había acertado a lo que estaba pensando hacer.

—En este momento, ha de estar muy molesto y no piensa muy bien lo que hace o dice, así que no sería adecuado dejarte ir con él en este momento— expreso mientras tomaba su tasa de té y le daba un ligero trago—uhm, esta de maravilla— mostro satisfacción al decir aquello—por favor acompañadme.

Por mi parte no tarde en hacer caso a sus palabras, al dar el primer trago corto, sin duda alguna, no mentía, era realmente delicioso, tenía un toque a miel con limón, y un poco de azúcar, realmente delicioso.

— ¿Soy la novia de mi hijo? —dijo repentinamente, justo en el momento que tomaba otro trago, provocando que casi me ahogara—tranquila, querida, os no tenéis de que asustaros.

Deje como pude la taza de té de nuevo en su lugar, mientras tosía repetidas veces, mientras intentaba respirar, para poder parar, pero no podía, me había tomado muy de sorpresa aquella pregunta.

—Creo que no fue lo mejor, ver hecho aquella pregunta, mientras dabas un trago— mencionó mientras daba una risa con suma delicadeza, mientras me miraba con ternura.

—Está bien— dije como pude, mientras seguía tosiendo hasta que logre parar—fue la curiosidad, supongo.

—Como muchos dicen, la curiosidad mato al gato— sonaba muy divertida—y mirad, casi provoco que te ahogues con mi pregunta curiosa.

Sin duda aquel comentario, logro hacerme reír, a tal punto que tal vez logre contagiarla a ella, haciéndola lucir mucho mejor de lo que se veía, pero me calle al escuchar un golpe repentino en la pared desde el pasillo, iba a levantarme, pero ella me hiso señales con su mano para que volviera a sentarme.