XXII

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Les regalare otro capítulo más, porque de lo merecen sin contar que también lo hago en forma de recompensa por esperar la actualización.

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-Sera mejor que subamos, a un juego no tan fuerte.

Apenas le había prestado atención, solo porque estaba perdidamente concentrada en comerme la pequeña tartita, y estaba tan triste porque dentro de poco se acabaría y no podía pedirle otra más a Jorge.

-Este juego esta mucho, mejor, lo que menos quiero es que te marees y termines vomitando la tartita.

- ¿Qué? -lo mire atónita a lo que dijo.

- ¿Acaso os no me prestáis atención a lo que te he dicho durante nuestra caminata? -cuestiono con una ceja alzada.

-No- admití con ojos de cachorrito-lo siento, no ha sido mi intención, pero la tarta está más rica- confesé.

Solo lo mire negar divertido, pero después de ver mi alrededor me di cuenta que estábamos enfrente de una rueda de la fortuna, lo sabía porque en mi habitación de mi pared de sueños, tenía una pequeña imagen de esta atracción.

Estaba totalmente ilusionada al mirar lo inmenso que era, era fascinante como daba vuelta tan lentamente, mirando como algunas personas paseaban acompañados, mientras señalaban ciertos lugares desde lo alto. Tenía que admitirlo, estaba emocionada esperando mi turno, hasta había dejado la tartita de lado.

Cuan llego el momento estaba tan nerviosa y feliz de que pudiera cumplir uno de mis tantos sueños, pensé que nunca llegaría a estar tan cercas de tan siquiera de uno, pero aquí estaba, a unos cuantos pasos de este juego, hasta que bajo la última pareja pudimos subir, porque fuimos los primeros.

-Tranquila- me acaricio la espalda alentándome-es el momento.

Se movió el asiento por un momento por nuestros pesos, pero al acomodarnos este se detuvo, colocaron la seguridad y espeso a moverse poco a poco hasta que estuvimos en la sima, era tan hermoso el paisaje, aun por más oscuro, se viera más haya desde donde nos encontrábamos, pero las pocas luces hacían ver bonito el lugar.

Duramos un rato en la sima, hasta que empezó a andar, girando barias veces hasta detenerse para bajar, me había divertido como nunca, y más teniendo a Jorge, que lo único que hiso fue cerrar sus ojos por el miedo que sentía a las alturas.

-Qué bueno que os ha acabado el juego- murmuro.

-No seas llorón, te perdiste la buena vista.

-No me importa el bendito paisaje, ya me quiero bajar.

-Llorón- le dije entre tosidos falsos.

-Eso lo dices porque no tienes el mismo miedo que yo.

Casi sale corriendo cuando nos dejaron bajarnos, solo me quedo burlarme de él, la mayor parte de nuestro recorrido, a lo cual estaba indignado, intento burlarse de mi estatura a lo cual no funciono.

Finalmente llegamos a los puestos de juego a la puntería, y me divertía como nunca, me sentí tan viva al estar aquí, parecía que el tiempo no pasaba, aunque no era así, ganaba la mayor de los juegos, logrando llevarme los premios, regresamos a la rueda de la fortuna, pero solo porque Jorge debía ir a los puestos preguntando por una bolsa que pudieran darle por mis muñecos de felpa que estaban tan monos.

-Joder, esto a sido lo mejor que ha hecho el gobierno después de teneros encerrados la mayor parte de la vida- expreso un chico que pasaba enfrente mío con un grupo de personas más.

-Os, ni lo menciones tío, que hoy, tenemos que pasarlo de puta madre porque ya no podremos disfrutar esto de nuevo.

Solo podía verlos, me sorprendí mucho lo que habían dicho, ¿tan mal lo pasaban los demás?, ¿tanto habrían pasado para que les molestara estar encerrados?.

Divise un puesto curiosa, tenía muchas cosas, no entendía de que iba, pero me intrigaba demasiado, mire nerviosa mi alrededor, inhale profundamente para dejar salir una largo suspiro, tomando el valor de moverme, con suerte no estaba tan lejos, apresure mi paso, puesto si iba rápido podría regresar en cuanto antes a mi lugar.

En cuanto estuve al frente, en una mesa tenían ciento de piedras de diferentes tamaños,colores, texturas, no tenía ni idea de que eran, eran preciosas, sin contar pequeños saquitos de colores, lo cual tenían cosas en su interior pero no se veía su interior porque estaban cerrados.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora