XXXV

21 4 0
                                    

Lentamente lo voltee a ver al rostro, y no pude evitar irme contra él, para abrazarlo con fuerza, el había sido mi mejor amigo durante los siguientes cuatro años hasta que sucedió la guerra, nosotros estábamos en el parque jugando, hasta que sonar...

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Lentamente lo voltee a ver al rostro, y no pude evitar irme contra él, para abrazarlo con fuerza, el había sido mi mejor amigo durante los siguientes cuatro años hasta que sucedió la guerra, nosotros estábamos en el parque jugando, hasta que sonaron las alarmas y tuvimos que separarnos a la fuerza, nuestros padres nos alejaron, y desde entonces entristecí, porque ya no pude verlo más.
Sus brazos me estrecharon más fuerte, mientras descansaba su mejilla contra mi cabeza, sentí como unas cuantas lagrimas salían lentamente mojando mis mejillas.

—Como me alegra poder verlos encontrase de nuevo— dijo mi padre con ternura.

—Maldito bobo, me hiciste falta— exprese con voz rota.

—A mi también— dijo con voz ronca—te extrañe demasiado— admitió.

Después de eso, terminamos en la sala ambos, mirando la televisión pero sin dejar de abrazarnos, se sentía tan bien estar en esa posición, con razón se me hacía tan familiar tenar esa pelea absurda en un comienzo.
Mi madre llego y miro extrañada la escena, pero papá le conto y entendió todo, lo saludo con cariño, besándole la mejilla y abrazándolo, y él le correspondió, ahora todos estábamos reunidos en la sala, cómodamente.

—Y dime querido, ¿qué ha sido de ti y tus padres? — cuestiono mi madre interesada.

—No hay mucho que decir, he estado como el resto, intentando sobrevivir, solo que papá murió hace un par de años atrás—menciono algo triste, y me apegue más aun a él, intentando consolarlo—pero aun así mamá y yo estamos bien, nos cuidamos mutuamente.

—Lamento tu perdida querido— expreso con pésame mi madre, mientras le tomaba la mano y le daba un ligero apretón.

—Y eso, ¿qué estabas haciendo por estos lares, Kilian? —esta vez pregunto mi padre.

—Bueno, tenía que salir a fuerza, debía ir por medicamento por mamá, ya que ha cogido un resfriado, y desde que salí del lugar me empezaron a seguir.

Me aleje un poco para verle el rostro, se miraba algo cansado, no podía negar que era apuesto, pero no pasaba de eso, después de eso no volvieron a tocar ese tema y miramos televisión hasta que se volvió más noche.

—Diablos, tengo que irme— expreso preocupado de manera repentina.

A lo cual me aleje, y me sentí triste, pues debía irse, era cierto era demasiado tarde, aunque había tiempo suficiente, pues la hora de queda impediría moverse.

—No te preocupes yo te llevo— expreso mi padre.

—No, así está bien, yo puedo…

—Para nada, así me aseguro que llegues a salvo a tu casa.

—Yo voy— dije.

—No querida, es demasiado peligroso.

—Pero quiero ir— dije con ojos de perrito.

—Está bien, Daniela, la cuidare además que aún estamos muy a tiempo— le dijo.

—Más te vale Frederick— le advirtió severamente mi madre.

—Entonces apresurémonos— hable.

Salí corriendo a mi cuarto para ponerme los zapatos con prisa, y por ultimo ponerme un abrigo y salir a tiempo. Ellos ya estaban en la puerta, así que llegue a su lado y caminamos hacia el auto de papá, me senté esta vez atrás para seguir a su lado, entrelazamos nuestras manos, para mantenernos unidos durante el camino, aunque la noche estaba cayendo aun había personas en la calle moviéndose con prisa, nos estábamos yendo muy lejos, hasta que llegamos a una calle, cercas había un enorme edificio abandonado, nos detuvimos enfrente de una casa algo descuidada, me sentí pequeña cuando soltó mi mano, sentí miedo, miedo de perderlo y no volverlo a ver.
No pude quedarme mucho en el auto, se había despedido a lo lejos moviendo su mano, antes de que mi padre moviera el auto, salí de prisa y corrí de nuevo hacia sus brazos, abrazándolo tan fuerte como podía.

—Está bien cachorra, nos volveremos a ver— sobo mi espalda, para levantar mi rostro un momento y vernos a los ojos.

— ¿Lo prometes?

—Lo prometo— asintió, mientras besaba mi frente—ahora regresa, se está haciendo tarde.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora