XXXIV

18 4 0
                                    

Antes de que pudiéramos seguir con esto, mi padre entro repentinamente, haciendo que nosotros lo volteáramos a ver, se le miraba completamente calmado, mientras se adentraba y cerraba la puerta, y antes de que abriera la boca para alzar la voz par...

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Antes de que pudiéramos seguir con esto, mi padre entro repentinamente, haciendo que nosotros lo volteáramos a ver, se le miraba completamente calmado, mientras se adentraba y cerraba la puerta, y antes de que abriera la boca para alzar la voz para decirme que había llegado, nos encontró.

— ¿Qué están haciendo? —cuestiono confundido, al vernos.

—Su hija, tiene muy malos modales, me ha ventado un cojín al rostro, además de que no quiere aceptar como su amigo— me acuso mientras miraba atentamente a mi padre.

Por mi parte lo miraba incrédula, para después ver como mi padre me miraba con una ceja alzada.

—Además de que me ha estado corriendo de su casa.

—Deberías de callarte— lo mire amenazante.

—Giley, ¿cómo es que te atreves a tratar así a un invitado?— expreso mientras se quitaba su saco y lo colgaba en el perchero, para después caminar hacia la cocina.

El hombre desconocido, no tardo en voltearme a ver con una amplia sonrisa, « ¿acaso se estaba burlando de mí?», no me creía lo que estaba sucediendo.

—Ahora soy un invitado— expreso un complacido—gane—me encaro.

Solo me quedo apretar mis labios sintiéndome muy molesta. El hombre se movió para ir a la cocina, no tarde en irme a mi habitación indignada, como era posible que un completo desconocido hubiera podido quedarse en la casa sin mucho esfuerzo, pero todo era culpa mía, yo le había permitido entra en primer lugar.

—Giley, ven en este momento— escuche a mi padre, no tarde en ir, no sabía para que me necesitaba—apresúrate, princesa.

Apresure mis pasos más rápido, y cuando entre a la cocina, ahí estaba el aun, sentado mientras comía cómodamente, mire a mi padre incrédula, mientras el mantenía una sonrisa.

—No puedes estar encerrada mientras tenemos invitado.

—Pero si él es un desconocido— a lo cual me miro confundido mi papá.

—No lo es, me conto lo que hicisteis por él, ¿además acaso no lo recuerdas? —cuestiono mirándome atentamente, para después el extraño también me miraba aún más contento, lo cual me hiso negar.

—No, ¿Por qué debería?

—Te refrescare la memoria, hace aproximadamente trece años, lo conociste, era tu amigo.

Me confundió por completo, no recuerdo nada antes de tener seis años, y lo que me acaba de decir, fue cuando tenía cuatro, así que era imposible que supiera de lo que estaba hablando.

—Lo recuerdo perfectamente, ese día habíamos ido al parque, lucias tan adorable con tus dos coletas y ese lindo vestido rosado— expreso con nostalgia—te había comprado un helado, así que te fuiste a jugar, y no sé cómo sucedió que se terminó cayendo, lloraste demasiado, tu madre y yo no sabíamos que hacer, además de que no teníamos más dinero para comprar otro helado— sus ojos tenían un brillo adorable—y de repente apareció Kilian, de alguna u otra forma llego de la nada con un helado extra en su mano y te la entrego.

Intente hacer memoria, pero no pasaba nada, no había nada que me recordara ese momento aun cuando mi padre me describiera todo, el hombre se levantó, sus ojos se veían tristes, se paró afrente mío.

—Cachorra— dijo en un susurro.

Y como si aquel simple palabra todo vino rápido a mi mente, como una luz al final del túnel oscuro.

Mis padres sostenían mis manos mientras caminábamos por el camino de piedra, un día completamente soleado y fresco, demasiado perfecto ese día, los ruidos de las personas hablando, el fondo las risas de los niños, algunas aves volando en el cielo azul, aun siendo sostenida, daba cortos y alegres brincos, escuche la baja risa de ellos, mientras seguíamos caminando, después llegamos a la área de juegos, un amplio área de césped, nuestro lugar era debajo de un enorme árbol que daba mucha sombra.
Mi madre había dejado un amanta en el suelo para sentarnos, mientras llevaba una canastas con unos cuantos bocadillos para después, mi padre me acompaño a los juegos, para cuidarme personalmente, ya que había muchas personas, pero nunca faltaba el niño que se perdía sin querer, además de que yo era demasiado escurridiza.

Después de un largas horas de juego me canse y regresamos al lado de mi madre, comimos pero eso no basto, a lo lejos mire un camión de helados cercas y le señale con entusiasmo a mi padre, a lo cual no dudo en complacerme. Había pedido uno de vainilla porque era mi favorito, regresamos a los juegos, brincaba y caminaba mientras lo comía, hasta que se me callo por que un niño me empujo por accidente, haciendo que se me callera todo al suelo, fue inevitable no llorar por eso.

Mi papá vino tan rápido conmigo, pensando que me había ocurrido algo, pero al darse cuenta la verdadera razón, me miro con ternura, intento calmarme pero cada vez que lo hacía, aumentaba aún más mi llanto, me limpiaban las lágrimas, y salían aún más.
Dure un par de horas en ese estado hasta que apareció ese niño, sus ojos extraños, en sus manos traía helados, parecía avergonzado al verme.

Lo siento cachorra— dijo lentamente, y me extendió el helado.

Él había sido el niño que me había empujado accidentalmente, lo recordaba con perfección, había salido corriendo tan rápidamente al ver lo que había sucedido, y ahí estaba de vuelta. Desde ese momento no me volvió a alejar de él, siempre quería regresar al parque para verlo y jugar con él.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora