XLI

19 2 0
                                    

Quien me miraba fijamente, y su rostro había bajado algo para verme, su mano no la había alejado, y mis manos aun permanecían en su cuerpo, aún más nerviosa, baje temblorosamente mis manos, dejando de tener contacto con él, pero aun así no me soltaba

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Quien me miraba fijamente, y su rostro había bajado algo para verme, su mano no la había alejado, y mis manos aun permanecían en su cuerpo, aún más nerviosa, baje temblorosamente mis manos, dejando de tener contacto con él, pero aun así no me soltaba.

—Lo siento— mi voz me tembló para decir aquellas dos palabras.

Permanecimos un par de minutos en aquella posición, hasta que finalmente dejo salir un resoplido y por fin me soltaba, dejándome una extraña sensación. Rápidamente lo mire de pies a cabeza, notando por última vez que sus manos eran cubiertas por unos guantes de cuero negro, impidiendo ver cómo eran estas, pero era claro que eran bastantes grandes, puesto que se miraban sus largos dedos y algo gruesos.

Se movió a un lado para empezar a caminar, su brazo roso el mío por un breve momento, sabiendo que ahora empezaba alejarse. Quería moverme pero no podía, mis pies no obedecían la orden que les estaba dando.

« ¿Por qué tenía la necesidad de ir tras de él y empezar a seguirlo, para quedarme a su lado?»

Lleve mis manos a mi rostro, para cubrirlo, puesto que me sentía algo confundida sin olvidar que este se percibía caliente, dando a entender que me había sonrojado, maldita sea mi suerte.

Di un largo suspiro, para quitar mis manos y esta vez, poder seguir mi camino, pase unas cuantas calles, hasta que llegue por fin, observando el momento en el que bajaba de una moto, mientras se quitaba el casco, logrando, mirar lentamente su rostro quedaba a la vista y su cabello caía desordenado, mientras guardaba algo dentro de su chaqueta.

Empezó a caminar en dirección hacia la puerta, hasta que se detuvo de golpe, para quedarse tan quieto como una estatua, para luego voltear repentinamente, encontrándome con su rostro pálido y desgastado, debajo de sus ojos, dejaba la evidencia de no ver dormido nada bien, por las ojeras que se marcaban, sus ojos estaba un poco rojos.

No había expresión en su rostro, y me asusto por un momento, hasta que mire, como soltaba de golpe el casco, mientras corría hacia mí, en un simple parpadeo, lo tenía tan cercas, hasta que su cuerpo choco contra el mío, sintiendo como sus brazos se aferraba a mi cuerpo con fuerza, mientras nuestros cuerpos caían al suelo, esto parecía pasar en cámara lenta.

Su rostro había ido directamente hacia mi hombro, mis ojos estaban tan abierto, sintiéndome extraña a todo a esto, hasta que entendí, lentamente el sonido de un arma siendo usada, me aterro, sintiendo tanto miedo de lo que estaba pasando, no era por mí, sino por la posibilidad de que había de que a él le pudiera pasar algo mientras intentaba protegerme.

Mi voz se hiso presente resonando mi grito, con fuerza entre las calles, expandiéndose con rapidez y fuerza, sentí como nuestro cuerpos chocaba contra el pavimento, sintiendo algo de dolor el impacto. Mis ojos se dirigieron al rostro de él, observando que estaba pálido, pero de repente sonó su grito contra el viento, como si este diera un aviso.

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora