VIII

58 5 0
                                    

—No lo volveré hacer— repitió las palabras.

Su voz se había quebrado, justo cuando sollozo, envolviendo sus pequeños brazos en el cuello, de al parecer su verdadero padre, que miedo daba.

—No lo quise hacer— admitió, aun llorando.

En un movimiento algo torpe, tiro los lentes oscuros permitiendo ver los ojos llorosos del hombre, sus ojos eran tan exóticos y surrealistas, era un azul luminoso en tono claro.

—No volváis a moveros del lado de tu madre ¿sí? —el tono de sus ojos resaltaba su piel pálida.

La escena que presenciaba, realmente me conmovía, admirando lo que pude ver con mis propios ojos.

—Descuide se ha portado...

—No te acerques— el tono que utilizo fue brutal para interrumpirme, sonaba tan agresiva que me asusto.

No hice un intento de hablar o acercarme, al ver como intentaba asesinarme, si fuera posible eso, era segura mi muerte. Me provocaba escalofrió de ver aquella mirada gélida.

—Papi ella me ayudo— dijo entre hipidos el pequeño Seth—ella es buena.

—Nunca confíes en ellos, me escuchas— me veía con recelo y desprecio, como si el me conociera, era como si yo fuera la peor escoria del mundo.

—Pero...— no pudo pronunciar más porque él lo miro con el ceño fruncido mostrando molestia, el pequeño no tardo en bajar la cabeza.

—No vuelvas acercarte a mí...

— ¡O por dios, están aquí! —exclamo una voz femenina.

Detrás de aquel silencio, fue interrumpido al escuchar el tacón de unas zapatillas sonar con fuerza contra el piso, saliendo detrás del pasillo donde se encontraba el hombre, la voz de aquella mujer era bonita, no tardo en dejar el carrito donde llevaba las compras a un lado mientras corría rápido donde estaban ellos, no tardo en tomar entre sus brazos al niño con mucha felicidad mientras besaba el rostro efusivamente

—Está bien ¡estás bien!, no sabes cual angustiada estuve por ti mi bebé, no volváis hacer eso— le reprendió, como un recordatorio.

Ella era tan hermosa, una cabellera rubia natural con hondas en su cabello, su piel dulcemente blanca, un rostro completamente bonito, sus ojos eran verdes, entonces de ahí provenían el color de ojos de Seth, se veía tan joven su madre, por su parte no tardo en decirle algo a ella al oído y no tardo en verme, sin pensarlo mucho, camino con tanta rapidez con aquellos zapatos de tacón, impresionándome con la habilidad que lo hacía.

Me abrazo al tenerme al frente, trasmitiéndome lo agradecida que estaba al igual su felicidad.

—No sabes cuánto de lo agradezco, estoy en deuda, si algo malo le hubiera pasado, os no me lo perdonaría por nada del mundo— dijo para volverlo a ver—me llamo Kimberly, pídeme lo que quieras y te lo daré.

—No lo hagas— expreso molesto, mostrando agresión absoluta hacia mí—no puedes confiar en ella— dijo con asco al enfatizar en mí, Seth mostraba estar muy contento al estar en los brazos de su madre.

—Algún día de tu vida te comportaras bien, con una persona civilizada— no tardo en verlo molesto, el no tardo en cambiar sus facciones en arrepentimiento—por lo menos agradécele de forma amable, os ha salvado a vuestro hijo de cualquier peligro, ella no es cualquiera, es una heroína al ser paciente y tratar de buscarnos para dejarlo a salvo, no es la manera más amable comportándote de tal manera— lo reprendió como si tratase de un niño pequeño.

Esta situación me estaba incomodando al ver este tipo de comportamiento, prefería irme en este momento si pudiera.

—Cuando ni la conocéis, con solo verla es más que suficiente para delatar la seguridad absoluta— prosiguió con el discurso, me sentí tan incómoda al escuchar el re prendimiento hacia su pareja—hacedme el favor de pedirle una disculpa por tu comportamiento, y agradecerle por cuidar de nuestro hijo ahora mismo— sonaba muy molesta, a decir verdad tenía un carácter fuerte y dominante, hacía notar que sabía la manera correcta para tratarlo.

—Discúlpame— dijo forzadamente—te agradezco por salvar y ayudar a mi hijo Seth— dijo mientras se colocaba de nuevo los lentes volviendo aparentar el hombre peligroso y rudo, de hace un momento.

—Gracias— levantó la voz un poco al ver terminado de hablar a él, a lo cual esa palabra había dirigido a el—lamento el comportamiento de mi esposo Hunter.

—No se preocupe— hable nerviosa, al sentir la mirada intensa de el—creo que tiene razón de ver actuado así, cualquiera puede ser un peligro aun tenido aspecto de bueno, algunos pueden ser muy malos— trate de darle la razón para no meterlo aún más en problemas.

—Lo siento querida por el mal trago que te ha dado el con su comportamiento, es demasiado sobreprotector con nosotros— dijo en un susurro cercas de mi oído, para después soltar una pequeña risilla—todavía está aprendiendo hacer más amable y educado con las personas.

—No es necesario que a cada persona le digas eso de mi— sonaba molesto.

—No me provoques Hunter— le dijo amenazante.

Lo amenazo con la mirada mientras mantenía una expresión seria, « ¡uh! Esto se ha tensado de más, tengo que salir de aquí en cuanto antes».

—Yo...debo retirarme, mis padres me esperan— dije algo incomoda, solo buscaba un pretexto para irme lo mar rápido de aquí.

—O bueno, como no me has dicho que es lo que queréis, tomad esto— bajo al niño y no tardo en buscar en su pequeña bosa, para entregarme una tarjeta con un número—puedes llamar a este número, si algún día necesitáis algo contáctame.

—Oh, gracias, lo tendré muy en cuenta— tome la tarjeta.


Gracias por leer

El guardián de la noche, la historia del monarca. [PAUSADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora