Capítulo 25.

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Por lo visto anoche olvidé cerrar las persianas, por qué el sol dandome en la cara me ha despertado.
Abro los ojos lentamente y me muevo un poco, cuando me doy cuenta de que algo me rodea la cintura. Me acuerdo. Y me posee el pánico. Me cago en todo. No sé como actuar. No me siento capaz de verle despertar ni de mantener una conversacion sobre nosotros. No quiero una relación y no quiero depender de nadie.
Y quiero a Rubén. Le quiero con toda mi puta alma. Pero la ansiedad recorre mi cuerpo solo con pensar en lo que siento.

Así que, como puedo, aparto el brazo de Rubén de mi cuerpo muy despacio y me deslizo fuera de las sabanas.

Encuentro mi ropa interior tirada en el suelo y me la pongo rapido sin hacer ruido.
Él duerme profundamente.
Entro en los jeans negros y le miro descansar unos segundos antes de salir de la habitación, parece tan dulce y tan poco idiota mientras duerme...
Encima del sofá encuentro mi camisa y me la coloco mientras me la abotono.

Antes de irme siento la necesitadad de dejarle una nota o un mensaje así que me pongo a buscar un papel y un boli, algo que acaba siendo misión imposible.
Pienso un poco y corro a mi bolso, que está encima de la mesa, rebusco dentro y encuentro lo que estaba buscando. Cuando llego a su cuarto de nuevo, me dirigo al espejo que hay en el armario y escribo ahí algo que puede resumir toda nuestra historia.
"Creo que te quiero. Lo siento."

Las letras de pintalabios rojo destacan en el reflejo y suspiro. Le echo una ultima ojeada al castaño que duerme casi en el centro de la cama doble y que, a la luz del sol, parece rubio.

Y como cualquier persona con pánico al compromiso haría y al más puro estilo Barney Stinson, huyo antes de que Rubén despierte.

(.......)

-¿Que mierdas quieres a estas horas Nora? -Diego esta al otro lado de la puerta, en boxers y con cara de recién despierto.
Antes de que vuelva a decir nada le abrazo con todas mis fuerzas. Me responde al abrazo y me acaricia el pelo con la mano.

Unos segundos después he recobrado toda mi energia.

-Eh tranquila nena, vamos a despertar a Rob y hablamos.
Me pasa el brazo por los hombros y vamos a uno de los dos dormitorios del ático. Abro la puerta despacio y le veo tumbado en la cama toda desecha. Me acerco poco a poco y me tiro encima suyo.
-¡Buenos dias princeso!
Se despierta de un salto y me tira al suelo. Se restriega la cara con las manos y luego se las pasa por el pelo. Me siento en el suelo y me apoyo con las manos en la alfombra. También va medio desnudo. La verdad es que mis hermanos postizos son como dioses.
-¿Qué haces aquí Nora? ¿Qué hora es? -me pregunta mientras se levanta de la cama.
-Estoy aquí porque quiero. Y son como las 11 de la mañana.
-Nora me ha abrazado nada más llegar, drama en camino. -le explica Diego a su hermano.
Lo dice porque no suelo ser una persona cariñosa y a la que no le gusta que se metan en su espacio personal.
-¿Un abrazo? ¿Nora? -dice exagerando mucho y levantandose ràpido de la cama. -Diego. Prepara mucho café y busca un cenicero.

Mientras él hace lo que su hermano le ha dicho, Rob me pasa las manos por la espalda y me aupa sobre su hombro como si fuera un saco.
Me pongo a reir mientras me lleva hasta el salón.

-Ya estoy bien chicos. Depresión momentanea. No voy a contaros nada. -les digo mientras me quito la camisa y me pongo una camiseta de Rob. Como me va grande le hago un nudo a la cadera.

Me estiro en el sofá entre ellos, con la cabeza en el regazo de Diego y el culo entre las piernas de Rob.
-¿No vas a contarnos nada de nada? -me pregunta este último.
-No. Pasame el paquete de tabaco. -le pido estirandome y señalando a la mesa.

Cuando me meto un cigarrillo en la boca y acerco el mechero para encenderlo se me sube un poco más la camiseta.
-¡Pero que mierda Nora! -me grita Rob dandome un pequeño infarto. -¿Que cojones es esto?
Miro hacia dónde esta mirando él y veo que como estoy medio estirada encima suyo, tiene a la vista el tatuaje de mi cadera. Con dos chupetones al lado. Joder.
Diego no ha tardado ni medio segundo en echarse encima de mí a ver las marcas y a gritarme también.

-¿Con quien te has acostado? ¿Y cuando? ¿Y porque chupetones en nuestro tattoo? Por qué ayer no quisistes venir de fiesta después del aeropuerto. ¿Por eso estabas mal cuando has llegado? ¿Que te ha echo? Le parto las piernas enserio. -cuando Diego empieza con su puta ametralladora de preguntas no hay quien lo pare.

Aunque esta vez si lo hace cuando una lágrima resbala por mi mejilla.
Los dos me miran como si me fuera a romper en cualquier momento y me hace sentir aún peor. No me gusta ser débil.

-Eh nena, no te habia visto llorar nunca por cosas que no fueran echar de menos a Sergio o cuando muere Obi Wan. Y nos conocemos desde que nacimos. -me dice Diego mientras me ayuda a sentarme bien.

-Sabes que estamos aquí para todas las mierdas del mundo. -añade su hermano.

Le doy un par de caladas al cigarrillo de entre mis dedos y después cojo aire profundamente.

-Anoche cuando me fuí, acabé en casa de Rubén jugando al FIFA, las cervezas iban cayendo y las tonterias aumentaban. Yo no quería esto, no quería que esto pasara joder. Si nunca he estado en una relación seria es por que nunca he sentido nada por nadie. Y si no he sentido nada por nadie será por que no soy capaz de mantener una relación. Es simple. Sencillo.
Pero es que él... Yo le dije que no quería perder lo nuestro y su amistad, pero me tocó y me rendí completamente. Yo. Me derretí ante un hombre. Quien lo hubiera dicho.
¿Sabeís que le encanta el tatuaje? Dice que ahora también significa su jodido nombre... Chicos. Que me acosté con Rubén. Que le quiero. Muchísimo.

Ambos se quedan callados durante unos segundos.

-Era algo que se veía venir. -dice Rob en voz baja.

-El que os acostarais, claro. Nunca hubieramos imaginado que te podrias enamorar. -completa su hermano. Solo este comentario me saca una sonrisa. -lo que deberías hacer es hablar con él. No ganas nada huyendo. Cuentale como te sientes y encontrad una solución juntos. Ningún hombre del mundo se enfadará por no querer una relación seria. Somos hombres. -me aconseja Diego. Siempre ha sido el más sensato de los dos.

-Es verdad. Somos hombres. Pensamos con la polla. -añade Rob, demostrando que él es el menos maduro. Reímos los tres ante este último comentario.

-Quizás puedo hablar con él mañana.
-¿Eres consiente de que mañana es lunes y empezamos clases?
-Joder. He disfrutado tanto estas vacaciones que...
-Ya sabemos que has disfrutado. Primero te tiras al fuertote de Samuel, y ahora a Rubén. Estás hecha una rompecorazones.

-¡Lo de Vege fue distinto chicos! Es uno de mis mejores amigos ahora y solo fue por diversión de ambos. Además, su destino está con Guille. -me río sin darme cuenta y me ahueco el pelo con la mano derecha.

-Eso es cierto. Wigetta es real. -añade Rob poniendose en pie de golpe. Me rió como una tonta y les abrazo a los dos estirando los brazos tanto como puedo. De verdad, no se que haría sin ellos.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora