Capítulo 29.

88 5 3
                                    

Mientras conduzco hacia mi casa, no puedo dejar de pensar en mi pelea con Rubén. ¿Se puede llamar pelea? No estoy muy segura.
Aparco en el garage de mi apartamento y subo corriendo. A las seis en punto me estará esperando el coche que me lleva al aeropuerto.

Me quito el traje lo más rápido que puedo y me meto en la ducha, a ver si la puta agua fría consigue aclararme las ideas.

¿Por que me he puesto tan furiosa al ver a Rubén con otra? ¿Por que me duele que pensara que intentaba ligar con un chico que no era él? ¿Por que siempre creo que es de mi propiedad cuando yo misma he rechazado esa opción?
Mi mente me grita que la respuesta a todas esas preguntas es la misma, y es porque le quiero.

Envuelvo mi cuerpo en el albornoz, y me restriego la cara con una toalla. Quiero borrar cualquier rastro de maquillaje negro, o de la colonia que usa Rubén.

Reviso la hora en el móvil, deseando que llegue el coche, subirme al avión, y abandonar el país, para huir de todo. Me espera un día de sesiones de fotos, entrevistas sobre mi vida y la de mi hermano y gente que me dirá que estoy maravillosa, cuando todos sabemos que las ojeras se me verán a kilometros.

Busco bien que ponerme y es que, nada más llegar al aeropuerto, ya empezarán a caer las fotografias.

Una elegante blusa blanca, unos tejanos y un sombrero negro, junto con unas gafas de sol. Me maquillo poco, aunque más de lo que estoy acostumbrada.

-Vamos pequeñajo. Hoy nos toca viajar. -le digo a Anakin, mientras le meto en su jaula de viaje.

Meto el pasaporte en el bolso y pienso en que más me estoy dejando justo antes de salir por la puerta.
¡Joder, la maleta! Hay que ser imbecil.

Salgo del portal con la primera luz de la mañana, donde me espera un todoterreno negro y reluciente con los cristales tintados.
No entiendo todo este teatro, si no voy con Sergio, nadie me reconoce casi nunca.
Meto el equipaje en el maletero y subo en la parte trasera, donde alguien demasiado familiar me saluda.

-¡Querida! ¿Cuanto tiempo hace que no nos vemos? Desde la semana en París diría yo. -la mujer con la melena rubia, que me saluda con dos falsos besos que ni rozan mis mejillas es Megan, la publicista de mi hermano.

Trabaja con Sergio desde que esta locura de la fama empezó, y la verdad es que, a pesar de que es prepotente, superficial, y muy, muy juzgona, Megan es calculadora, organizada, y convincente, cosa que la hace ser una mánager increíble.

Incluso actua como una segunda madre para él, que es el hombre más despistado y despreocupado en la faz de la tierra.

-Encantada de verte de nuevo, Megan. Estás fenomenal. -le sonrío falsamente, aunque si es cierto que se conserva muy bien.

-Lo sé. Querida, tienes apenas diecinueve años, ¡y parece que tengas veinticinco! Y esas ojeras... ¿te encuentras bien? -lo dicho, Megan es dulce pero lanza puñales.

-Acabo de llegar de una fiesta y llevo un mal día. ¿Podemos dejar de hablar de mi aspecto? Cuentame el programa para hoy. -le respondo, mientras me bajo las gafas de sol a los ojos.

-En media hora sale el avión, a las 9:30 esta previsto el aterrizaje y a las 10 tienes sesión de fotos deportiva para Nike con Sergio e individual. La tarde dedicada a todo lo correspondiente a la gala. -mientras me habla, revisa su telefono como si algo más interesante que yo, pasara en él. -Y Nora, duerme algo en el vuelo, a ver si te cambia un poco la cara.

Me muerdo la cara interna de la mejilla para callar lo que iba a responderle, así que el resto del trayecto hasta Barajas pasa en silencio, y yo me limito a juguetear con Anakin que asoma sus patitas por la puerta para que le toque.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora