Capítulo 30.

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RUBÉN POV.

No me ha llamado. ¿Por qué no me ha llamado? Prometió que lo haría.

Cuando la vi alejarse por aquella carretera, no podía sacar de mi mente la mirada de decepción y duda que me lanzó en los últimos segundos conmigo. Después de eso no pude hacer nada más que volver a la fiesta, y ahogarme en alcohol hasta que olvidé su nombre.

Pero junto al sol de la mañana ha llegado la resaca, que es aún más dura y dolorosa al pensar en sus ojos. ¿Pero por qué me sentía yo como el culpable? Fue ella la que después de que yo le dejara claro que me gustaba mucho, empezó con este juego de tira y afloja, de amistad y sexo que, aunque me satisfacía, no me llenaba por completo.

He ido perdiendo poco a poco la cabeza, y Nora sabe que es por ella. Espera, ¿en algún momento le he dicho lo que siento? Me doy cuenta de que ni tal solo se si le he dicho textualmente lo que pasa por mi mente cada vez que la veo. Soy imbécil, ella lo es más, pero yo también.

Me levanto del sillón por primera vez en todo el día, aunque no es para hacer nada productivo, solo me acerco al pequeño armario de la cocina para coger un par de aspirinas, a ver si, con menos dolor de cabeza, también hay menos dolor de corazón.

El resto de la tarde se resume a dar vueltas por mi piso como una alma en pena, maldiciendo todo lo que bebí ayer y debatiendo entre si debería llamar a Nora o no.

Cuando empieza a oscurecer, recibo un mensaje de Mangel.

"Rubius, pon rápido la televisión, va a empezar lo de los premios de fútbol, y supongo que no quieres perderte a Nora."

Mi enfado conmigo mismo y con ella, desaparece en unos instantes, y en pocos segundos, tengo la tele encendida, esperando a que los invitados a la gala lleguen por la alfombra roja. Empiezan a aparecer periodistas, y otros personajes relacionados con el mundo del deporte que no conozco. Cuando vuelvo de la cocina, con un bol de palomitas entres mis manos que me he hecho después de un rato escuchando comentarios sobre trajes y vestidos, me doy cuenta que la gente en pantalla ya son futbolistas a los que reconozco, y me lanzo al sofá esperando a verla aparecer.

Cada nueva pareja que entra es más impresionante que la anterior. Un futbolista maravilloso acompañado de su esposa o novia, que siempre resulta ser una despampanante actriz o una preciosa modelo.

Hasta que aparece ella.

Agarrada del brazo de su hermano, pisa fuerte con sus tacones en frente del photocall, respondiendo educadamente y con una sonrisa brillante a las preguntas de los periodistas. Ambos parecen sacados de una revista de gente perfecta.

Se ha cortado el pelo a la altura de los hombros, y soy consciente de lo mucho que le he repetido desde que la conocí que me encanta su pelo largo, pero creo que ahora me gusta un poco más si es posible. O quizás ese plus de belleza sea ese vestido azul eléctrico que me da ganas de arrancárselo. El presentador del programa se les acerca y yo presto atención como un tonto a lo que les va preguntando.

—Sergio, ¿estás nervioso por el posible premio de esta noche? —le acercan el micrófono a él y Nora le mira embobada.

—La verdad es que no mucho. Sería un gran honor ganar, pero estar nominado ya es increíble. Y el estar reconocido como máximo goleador... Un placer inmenso.

—Ya me imagino. Y otra pregunta algo más personal: ¿Sabes que eres el único nominado que no ha venido junto a su pareja sentimental? ¿Cómo te sienta no tener pareja estable? —el presentador le sonríe cómplice y Sergio se ríe.

—Me siento perfectamente. Vengo con la persona que más quiero y la mujer más guapa de este mundo, que es Nora. ¿Qué mejor acompañante que ella puedo pedir? Soy más que afortunado al venir con mi hermana. —al terminar de hablar, veo como Sergio le saca la lengua a su hermana y ella le sonríe y le acaricia el brazo. No podría estar más de acuerdo con Sergio. Ahora el hombre se pone al lado de Nora y le dirige su atención a ella.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora