Capítulo 3.

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‘Oh madre de dios. No entiendo lo que acaba de ocurrir.’ Es lo único que pasa por mi cabeza mientras me alejo de la barra y de los dos chicos y me voy mezclando con la multitud que mueve sus cuerpos al ritmo de la fuerte música. Localizo a mis amigos en el centro de la discoteca y me dirijo hacia ellos.

—¡Nora! ¿Dónde te habías metido? —me pregunta Lucía nada más llegar. —¿Has estado por ahí ligando con algún buenorro no?

La pregunta me toma tan por sorpresa después de lo que acaba de pasar, que inconscientemente me muerdo el labio mientras la golpeo en el brazo. Sigo sin asimilar lo que me ha ocurrido hace unos minutos, así que, me acabo el vaso que llevo en la mano, me disculpo de mis amigos y les digo que tengo que salir fuera, con la excusa de que voy a fumar. Antes de irme Lucía me dice que no la espere para irse que ya llegara sola a casa, y me lanza una mirada que significa que ha ligado. Después de que un par de gilipollas intentaran ligar conmigo mientras iba a la salida, llego a la puerta donde me ponen un sello negro en la muñeca para luego volver a entrar sin problemas.

Sigo sin poder entender nada. Hace apenas 5 minutos he conocido a 2 de las personas que me alegran los días y hacen mi vida más fácil a través de una pantalla, solo que les he conocido fuera del monitor. Nunca imaginé tener la oportunidad de hablar con ellos y menos que mi reacción a su conversación sería tal y como ha sido. Orgullosa, provocativa y seria, aunque un poco tonta claro, porque me han pedido el número y ni siquiera se lo he dado…¡Mierda! ¡Rubén y Mangel me han pedido mi número de teléfono y no se lo he dado! En una mezcla de risa tonta y desesperación, me dirigió hacia mi Audi blanco a buscar el paquete de tabaco. Apoyada en la puerta de mi coche, calada tras calada, veo esfumarse un cigarro y después otro. Nunca suelo fumar más de uno en el mismo momento pero esta situación lo requería. No entiendo como he podido ser tan idiota. Me he negado a darles mi teléfono. Idiota. Idiota. Idiota.

—¿Tus padres no te han enseñado que fumar es malo? ¿Y que es malo apoyarse en los coches de los desconocidos para hacerlo? —me dice una voz que me sobresalta.

Rubén se ha apoyado a mi lado en el coche. Mi corazón va a mil de nuevo. Pero mi juego ya ha empezado hace un rato, y ahora ya es muy tarde para recapacitar.

—¿Y a ti no te han dicho tus padres, querido Rubén, —le digo girándome hacia él y haciendo una pausa para echarle el humo a la cara, para hacerle enfadar. — que es de mala educación hablar sin saber?

Me mira con cara interrogante al no entender mi respuesta.

—El Audi es mío, subnormal. —le aclaro, poniendo los ojos en blanco y volviendo a mirar hacia el frente.

—¿Este cochazo? ¿Tuyo? Es demasiado para una mujer…

—¿Perdona? Quizás el coche es demasiado para alguna de tus “chicas” —empiezo a decir con cierto tono de burla —pero esto no es nada para mí. Así que si me disculpas…—continuo diciéndole mientras tiro el cigarro al suelo, lo apago con tacón y saco las llaves del bolso para abrir el coche.

—No, no. Lo siento chica peligrosa pero antes te has bebido casi de un trago un combinado muy fuerte. No voy a dejarte conducir.

—¿Te estas preocupando por mi seguridad? ¿Enserio?

—No te emociones muñeca, me preocupo por la seguridad de esta joya que pretendes conducir. ­—me responde Rubén mientras me quita las llaves del coche de las manos.

—¿Pero de qué coño vas? Me parece muy bien que seas rico y famoso y esas mierdas, pero esto no funciona conmigo, así que dame las llaves antes de que me cabree.

—¿Quieres las llaves? —me pregunta él en un tono juguetón que me atrae pero a la vez me da ganas de matarle. —Pues cógelas. —añade levantando el brazo, dejando las llaves completamente fuera de mi alcance.

—Inmaduro.

—¿Sabes que con insultos no te daré las llaves? Mira te propongo un trato: Yo te llevo a casa, donde llegaras sana y salva gracias a un conductor sobrio, y tú me dejas conducir este pedazo de coche. ¿Qué te parece? —me pregunta Rubén alzando las cejas.

—¿Y que gano yo con ese trato? Porque no le veo nada positivo por mi parte…

—¿Como que no? Un apuesto y sexy chico te va a llevar a casa. ¿Qué más se puede pedir?

—¿Y tu amado amigo Mangel? —le pregunto para que vea los fallos en su plan.

—Esta por ahí comiéndole la boca a una rubia. Ni se enterará de que me he ido. Bueno que dices, ¿aceptas?

Por más que me quiera hacer la dura, Rubén Doblas me está ofreciendo llevarme a casa. ¿Cómo voy a rechazar algo así? No tendría lógica. Así que aunque por dentro este dando saltos de alegría por lo que me esta ocurriendo, mis grandes dotes de actriz salen a la luz y con mucha desgana le contesto. —Anda metete dentro del coche antes de que me arrepienta…

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¡Buenos dias/tardes/noches depende de donde te pille! ¿Que te va pareciendo?

Intento que Nora no sea la tipica fan loca que se lanzaría a sus brazos nada mas verle, (aunque por dentro se muera por hacerlo) y que su orgullo y su digindad la hagan ser fría y incluso un poco antípatica. 

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Muchos besos, abrazos y ornitorrincos para todos. <3

-Pea.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora