NOVIEMBRE
Hoy es sábado y hace dos semanas del pequeño incidente con Rubén en la discoteca. Y dos días más tarde en el sofá. Después de aquello, la velada transcurrió con tranquilidad. Sentados en el suelo le conté que si era un poco fan suya y le di una tremenda paliza al FIFA que él me devolvió ganándome al Final Fantasy. Luego enchufamos otras consolas y jugamos a viejos juegos de Mario, rememorando y contando historias de nuestra infancia. No hubo más tensiones, ni más roces, ni más caricias, fue una tarde de videojuegos de amigos como las que tenía con los gemelos. Fue extraño pero agradable. Tan agradable que las tardes con Rubén se repitieron toda la semana. Yo llegaba de la uni, comía, y poco después, aparecía él para pasar la tarde entera viciados delante del televisor. El viernes, descubrimos que los dos habíamos estado enganchadísimos a Bola de dragón de niños, así que el sábado, a media mañana llego Rubén con una bolsa llena de paquetes de pan de pipas y una caja de botellines de cerveza. Fuimos al salón y conecté el portátil a la tele. Él se tumbó en la parte larga del sofá y yo me senté a su lado. Empezó el maratón de la primera temporada de Bola de dragón y yo no estaba quieta. No estoy acostumbrada a ese sitio en el sofá porque siempre me estiro donde estaba él, así que estaba incomoda. Rubén lo notó porque sonrió, se incorporó un poco, abrió las piernas y golpeó con la palma de la mano el hueco de cojín entre ellas. Sin dudarlo, me levante y me tiré contra él riendo. Acomodé mi espalda contra su abdomen y mi cabeza contra su pecho. Durante horas nos mantuvimos así, subsistiendo a base de cerveza y pan. La comida de los campeones. Sentía su corazón latir al lado de mi oído, y eso lo único que provocaba en mi era un enorme sentimiento de calidez. Su dedo se paseaba por mi muslo, llegando a la rodilla y volviendo a subir hasta el borde de mis cortos pantalones, rozando mi suave piel desnuda. No era una caricia sensual, ni romántica, pero muy agradable. Bajo su toque y apoyada en él, me sentí protegida, a salvo de todo y de todos. No voy a negar que hubiera algo removiéndose dentro de mí, pero eso es secundario. Me encantó. Me encanta.
(…….)
Estaba revisando mi armario y me he dado cuenta que no tengo mucha ropa de invierno y creo que teniendo en cuenta el frio que hace, debería ir a comprar. Le mando un mensaje a Lucía para ver si me acompaña, pero ha quedado con un chico del que no me dice el nombre. Mañana se lo sonsacaré. A los gemelos ni se lo propongo porque sé que no vendrán, y lo mismo pasa con el resto de chicos del grupo de amigos. Mierda, en este momento me gustaría tener más amigas femeninas. La culpa es mía por odiar a la gran mayoría de las mujeres. Entonces se me ilumina una bombilla.
"Ehh maricona. Tengo que ir al centro a comprar ropa, si me acompañas te regalo un juego de PC y te dejo que me escojas un conjunto de ropa interior. Besitos de la chica peligrosa."
Lo envío estirada en la cama riéndome yo sola por mis ocurrencias. A los pocos segundos obtengo respuesta.
"Paso por tí en 40 minutos. PD: ¿Puede ser lencería muuuuy sexy? Besitos pero de macho, de parte del pirata."
Ruedo los ojos riéndome y tiro el móvil a la cama mientras me levanto. Me pongo unos tejanos ajustados oscuros y una camisa beige con detalles dorados. Cojo unos tacones del mismo color que la camisa que son muy fáciles de poner y quitar, mejor que lo sean si tengo que probarme ropa, y una chaqueta de cuero marrón. No sé cómo lo hago que siempre llevo prisa. Acabo maquillándome un poco a toda prisa, sin darme tiempo a más, cojo el bolso y el móvil y salgo corriendo del piso.
(…….)
—Creo que empiezo a arrepentirme de haber aceptado acompañarte. —arrastro a Rubén al interior del centro comercial, al que se resiste a ir.
—Callate coño. —le digo entrando. —¡Oh, un Burberry! —exclamo al ver una tienda en el lado opuesto del edificio.
Le arrastro de tienda en tienda, obligándole a que sea mi perchero personal, y preguntándole su opinión, a lo que el siempre responde: A ti todo te queda genial, Nora; acompañado por una sonrisa falsa muy divertida. Veintidós tiendas miradas, cuatro pantalones, ocho jerséis, seis camisas, tres abrigos y cuatro zapatos comprados después, la cara de odio que me procesa Rubén es inexplicable.
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Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]
FanficNora tenía una vida bastante normal, quizás no del todo habitual por la importancia de su familia y la fama de su hermano, aunque sí con una rutina muy corriente, peró entonces conoció a Rubén y sus amigos y todo cambió. Y es que aquel chico que hab...