Capítulo 27.

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-Las mujeres que fuman suelen verse mal. -desliza su mano por debajo de las sábanas hasta alcanzar la mía y entrelazar sus dedos con los mios. Me llevo la otra mano a los labios y doy una fuerte calada. -No entiendo como tú puedes ser tan sexy mientras lo haces.

Rubén gira para tirarse encima de mí y sorpenderme. Se pone a hacerme cosquillas en el abdomen y yo me río y me retuerzo mientras le pido que pare.

-¡Cuidado, cuidado! -le grito cuando recuerdo que tengo un cigarro en la mano y que puedo quemar algo.

Él se detiene y deja caer su peso encima de mí. Un jadeo sale de mi garganta cuando siento su cuerpo completamente. No tengo muy claro si ha sido porque me ha sorpendido su peso o por notarle desnudo sobre mi piel.
Antes de poder decidir por cual de las dos ha sido, alarga su brazo y me quita el tabaco de los dedos, se los lleva a la cara y le da una profunda calada.
Inmediatamente tira el cigarrillo en un vaso de agua que hay en su mesilla de noche y se acerca a mí. Me besa lentamente mientras empieza a soltar el humo dentro de mi boca. Unos segundos después se aparta, aunque solo un poco, lo suficiente como para que yo pueda expulsar el humo que ahora está en mis pulmones.

Antes de que haya terminado vuelve a abalanzarse a besarme, esta vez de forma más ansiosa. Debo tener los labios enrojecidos e hinchados, y más porque hace solo unos minutos que hemos terminado de hacerlo, pero soy incapaz de cansarme de él. Una de sus manos se cuela entre nuestros cuerpos apretados por el peso y pasa el pulgar por encima de mi pezón.

Arqueo la espalda instintivamente y Rubén se aparta de mí, respirando tan ansiosamente como seguro lo estoy haciendo yo.

-No se si eres consiente de lo mucho que me pones, imbecil. -le suelto. Su mano no se ha movido de mi pecho y mi cerebro no deja de mandar escalofríos a esa zona.

-Pues vamos a ponerle remedio...- deja de mirarme a los ojos a la vez que su otra mano se dirige a la zona más sensible entre mis piernas.
Me remuevo debajo de él y me pongo a reír.

-Ya basta, sabes que me encantaría, pero no vamos a follar otra vez. He venido a ayudarte a grabar un video, ¿no? -Le doy un empujón para que ruede a su lado de la cama y me incorporo quedandome sentada. -Pues a gravar.

-Esta bien, no lo hacemos. -Con el brazo me atrapa la cadera y me tira de nuevo sobre el colchón, donde quedamos cara a cara. -Pero quedate un ratito más aquí conmigo.

Resoplo pero asiento y me acomodo de lado mirandole. Rubén sigue hablando.

-Deberíamos hacer algo este fin de semana. Algo de pareja que no sea acostarnos. -me pega un poco mas a él después de decirlo. Primero doy un respingo al oír la palabra pareja, me hace sentir incómoda, presionada. Luego escondo la cabeza con pereza en el hueco de su cuello. No con pereza de hacer algo con el, con pereza porque en algún momento tendré que separarme.

-No puedo. ¿No te había contado nada? -le pregunto aunque estoy casi segura de no haberle hablado de esto. -Me voy el sábado de madrugada a Milán. Sergio está nominado a unos premios y debe llevar acompañante, como esta soltero, siempre me lleva a mí.

-¿Y te podré ver por la tele? -me pregunta tan ilusionado como un niño.

-Pues supongo que sí, siempre me acaban sacando mucho por una gilipollez o por otra.

-¿A que hora te vas?

-Como a las 6 de la mañana creo que sale el vuelo.

-De puta madre entonces. Hay una fiesta en un local del centro y van a ir un montón de colegas y otros youtubers. Quería que vinieras conmigo. Pero necesitas disfraz, este finde es Carnaval.

Creo que mis ojos se iluminan como linternas al escuchar esa palabra.

-¡Me encanta Carnaval, y me encanta disfrazarme! -le respondo moviendo los pies con nerviosismo. La verdad es que soy bastante organizada pero muy mala para las fechas, así que lo había olvidado. Estos últimos meses están siendo tan raros e intensos...

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora