Capítulo 21.

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Me echo a la cama sin deshacer las maletas. Estoy agotada. Cuando he llegado no estaba Samuel en casa, así que simplemente he dejado mis cosas en el salón, me he puesto el pijama y me he estirado.

Estoy días han sido geniales, creo que no he llorado tanto en toda mi vida. No me malentendáis, he llorado casi siempre de felicidad, al ver a mi hermano, a mis padres, a mis abuelos y a mis primos pequeños. O el día que quedé con mis antiguos amigos de Barcelona. Pero ya es día 28 y he tenido que volver. Despedirme de Sergio ha sido lo más duro, sin duda. Le echo tanto de menos ya... Luego digo que no soy una llorica, pero con mi familia no dejo de derramar lágrimas.

Cuando me despierto son casi las tres de la tarde del día siguiente y cálculo que las horas que he dormido son exageradas, incluso para mí. Aún con el pijama azul marino, me dirijo hacía el comedor, donde me encuentro a Samuel sentado en el sofá con el portátil en el regazo.

-¡Guapísima! -me dice quitándose los cascos y mirándome. - Cuando llegué anoche vi las maletas pero no he querido despertarte. ¿Cómo ha ido todo? ¿Estás as animada? ¿Sabes que hay un Porsche impresionante aparcado abajo? -me ametralla a preguntas.

-Buenos días a ti también. -le digo sarcásticamente mientras sonrío y voy hacia la cocina, a hacerme un café. -Respondiendo a tus preguntas: Ha ido genial, echaba de menos mi ciudad y mi gente; sí, estoy mucho más animada; y sí, he visto el coche porque es mi coche.

Me mira sorprendido.

-Regalo de Navidad de Sergio. -le digo como si eso explicara todo. Meto el café en el microondas. Me encanta el café hirviendo. -¿Estás haciendo algo importante?

-Por supuesto, dejemos el tema del cochazo de lado porque no es importante...-me dice irónico poniendo los ojos en blanco. -No, estaba editando pero no tiene prisa, es para un video para enero. ¿Qué pasa?

-Pues que necesito tu ayuda. En unos días es fin de año y no tengo nada preparado. Y yo soy la reina de las fiestas de Nochevieja. Así que coge el móvil y el portátil, vamos a sentarnos y vas a ver cómo se organiza un buen fiestón.

Sentados en la enorme mesa de madera y cristal, hablamos de ideas para la fiesta. Después de algunos temas que ya estaban casi claros, como que lo haría aquí en casa y que sería un desfase total, decidimos algunos detalles más. Primero que desde las 11 hasta la 1 sería una fiesta entre nosotros, solo los amigos, y que a partir de esa hora, ya vendría muchísima más gente. También aclaramos que no podemos hacerlo nosotros solos así que llamamos a un par de "ayudantes". Rubén y Mangel se encargarán de la música para toda la noche. Lucía y Cheeto tienen que ir a comprar cientos de vasos, pero rojos, como en las fiestas americanas, viva el postureo. Por otro lado Rob y Diego se van a ir a comprar todo el tema bebidas.

Así que al final, Samuel y yo solo nos vamos a tener que encargar de arreglar la casa para la fiesta.

Solo quedan un par de días y yo ya estoy histérica por la fiesta, así que decido que es una buena idea ir un rato al centro comercial y buscar algo para ponerme en fin de año, que no sea uno de los vestidos que ya tengo.

Le envío un mensajito a mi mejor amiga.

"Hola zorra. ¿Ya has comprado los vasos? Espero que sí porque si no te mato. La cuestión, voy en busca de un modelito espectacular. ¿Te apuntas a la compras, a que sí? Te recojo en una hora."

Recibo inmediatamente un afirmativo como respuesta así que me cambio la camiseta que llevo por un conjunto oscuro con tacones y una gabardina negra.

Cuando llego a casa de Lucía está esperándome en el portal y abre los ojos como platos al ver el coche. Se me había olvidado decírselo.

-¿Qué es esto? -me grita mientras se sienta de copiloto. Yo me río.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora