Querido amor de mi vida [libro #2]

Capítulo 15. ¿Qué hubiera sido?

Mauro

03 de agosto del 2029

El grupo de apoyo me ha servido muchísimo, aquí, aparte de recordar o aprender mejor dicho la utilidad de algunos artefactos o el significado de las palabras, también aprendo muchas enseñanzas para la vida y es realmente placentero.

Hay una mujer en especial a la que admiro mucho, sufre de la horrible enfermedad de Alzheimer y pese a su situación es increíblemente sabia, me hizo ver la vida de otra manera. Muchas veces hablamos por horas y me aconseja, pero no es de todo el día, ya que a veces viene sin recordar nada.

—¿Sabes qué es lo más importante para las personas?—dijo un día, yo solo negué con la cabeza—. El dinero y el lujo. Quizá no todos tengan eso como prioridad, pero es lo que nos enseñaban desde el día uno en nuestras vidas: “Tienes que estudiar algo que te genere mucho dinero”, “No estudies eso, no te generará dinero” por culpa de esos comentarios nos obsesionamos con el dinero, esa es nuestra única meta.

Asentí, en mi caso claramente eso no estaba, ya que estudié arte y me dediqué a eso hasta el día del accidente.

—Gracias a eso las personas perdieron de vista lo que realmente importa, la familia, los amigos y nosotros mismos. ¿Sabes lo que yo considero realmente valioso y lo que ni todo el dinero del mundo me devolvería?

Negué solamente sin poder decir nada.

—Mi memoria, amaría no tener esta enfermedad, no padecer de esto. Yo y toda mi familia nos dimos cuenta de que esto es lo que realmente importa, porque tenemos dinero, pero el dinero no nos ayuda.

Observé mis manos pensando en qué responder, era algo que siempre sucedía, ella podía dejarme sin palabras y reflexionando por un largo rato.

—Estoy segura de que sabes de lo que estoy hablando.

—Lo sé.

—Nuestras familias todos los días desean que recordemos, que volvamos a ser los de antes. Pero eso ya no podrá ser, entonces, ahí sí valoramos el poder de nuestra memoria; ahí sí, tenemos en cuenta cuan importante es recordar.

—Tienes razón.

—Son esas cosas que nunca tenemos en cuenta lo que importan, el habla, el tacto, la memoria, la vista y todas esas cosas.

—Leí en internet que la cura para el Alzheimer está ya casi hecha si es que no lo está ya.

—Pensémoslo así, si la cura llega a salir a la venta ya es muy tarde para mí y no quiero más, ya estoy cansada y el precio será enorme, no vale la pena pagar tanto por algo que no me servirá.

—¿Por qué tan segura?

—Mi enfermedad es muy avanzada, en algunos meses o años ya no recordaré nada, estaríamos invirtiendo en algo incierto.

—¿No es esa la idea a la hora invertir?

—No en mi caso. Ya no hay tiempo.

—Si usted lo ve así.

—Valora que puedes ver a tus padres, a tu esposa, a tus hermanos, a tus hijos. Te lo juro que vas a disfrutar mucho más de las cosas una vez que empieces a valorarlo.

—Lo haré.

Al día siguiente ya no me recordó más ni al siguiente a ese ni al otro. No es sorpresa porque es algo que ocurre seguido, cuando vuelve a recordarme ella sola se acerca y hoy no lo hizo, está solamente sentada observando con atención a la mujer que le enseña la utilidad de algunos objetos. La gran mayoría de personas que están aquí es por la enfermedad del Alzheimer y gran parte son adultos de tercera edad.