Mauro
12 de octubre del 2029
Rasco un poco la pintura de mis dedos esperando por mi hija, hay una cantidad considerable de niños correteando por el lugar y no debería ser sorpresa porque es una guardería. Willow está algo molesta con nosotros porque volvió aquí, Lucas a su corta edad nos advirtió de posibles peleas que ella puede protagonizar. Cosa que está pasando justo en este momento, troto hasta alcanzarla y separarla de un niño. Él llora y Willow sonríe, parece incluso orgullosa de lo que ocasionó.
—¡Willow! ¿Por qué hiciste eso?
Ella se encoge de hombros y balancea su lonchera.
—Me estaba molestando y Lucas dijo que tengo que golpear a los niños que me molestan porque él no podrá hacerlo por mí. Ya se va a la escuela.
—La violencia no es siempre la solución.
—Burlarse de los demás está mal también.
—Ya sé.
La madre del niño se acerca furiosa y respiro hondo.
—¡Usted! ¡Eduque a su hija! ¡No es la primera vez que golpea a mi hijo! ¡Hay que ponerle límites o crecerán como animales!
—¡No le grites a mi papi!
—¡Tú no te metas jovencita!
—¡¿Quién se cree que es para levantarle la voz a mi hija!? Exacto, no es nadie. No vuelva a hacerlo nunca más.
Confieso que cuando era joven deseaba formar parte de una pelea de padres, porque eso quería decir que tenía un hijo y si tenía un hijo era porque estaba con Sabrina y estar con Sabrina era igual a: Felicidad.
—¡No se atreva a levantarme la voz!
—¡Si por ahí vamos cuando sea mayor su hijo será un bullying, si mi hija lo golpea es por las constantes burlas de su hijo! ¡Eduque usted al suyo!
Amo esto de defender a mi hija.
—¡Mi hijo está perfecto tal y como está!
—¡Mi hija también si se sabe defender!
Un momento... ¿Cómo sé yo que quería formar parte de una pelea cuando era adolescente? ¿Acaso acabo de recordar algo...?
—¿Qué...? ¿Está sonriendo en este momento? ¡¿Qué es lo que le causa risa?!
Ensancho mi sonrisa y cargo Willow en mis brazos. No vale la pena discutir con alguien que no sabe ponerle límites a su hijo.
—Cuide de su hijo.
Me voy junto con Willow y sonrío mucho, me siento extrañamente más contento.
—¿Por qué sonríes así papi?— clava un dedo en mi hoyuelo y siento mi corazón latir muy rápido mientras la abrazo.
—Estoy feliz pequeña.
—Eso es bueno, antes no lo estabas.
—Pero ahora sí.
—¿Vas a volver a casa?
—Sí. Quiero estar de regreso con ustedes.
Sonríe mucho y me abraza también. Amo tanto cuando me abraza, sé que Willow es muy selectiva con las personas, no con todas es amable y por lo que recuerdo conmigo fue buena desde el momento uno, quizá y nuestra conexión de padre e hija tuvo mucho que ver.
*******
Aitana sirve un poco de té invisible en la tacita y sonrío a forma de agradecimiento.
—Muchas gracias, señorita — suelta una risita, es una niña adorable y es idéntica a su padre. Levanto la vista al escuchar un resoplido.
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Querido amor de mi vida [libro #2]
Romance«Guardamos nuestro amor en una fotografía » ***** Sabrina continuó con su vida cómo pudo, poco a poco cumpliendo sus metas, pero tres años después de aquel fatídico día Mauro despierta, pero ya nada es igual, muchísimas cosas cambiaron. Sabrina está...