Sabrina.
19 de marzo del 2030.
Los largos dedos de Mauro emprenden un viaje desde mi clavícula, recorren suavemente toda mi piel hasta mi abultado estómago. Está tan grande que la simple acción de caminar ya cansa.
—Solo un mes más —murmura contra mi piel. La casa se encuentra en absoluto silencio, con Willow ahora en la escuela, todo es más solitario. Extraño mucho a mi pequeña remolino.
—El tiempo pasa muy rápido—Sus ojos me enfocan—. Hace un año sabía muy poco de ti y ahora… Estamos aquí.
—Pasamos por muchas cosas, digno de una novela, ¿no crees?—Acuna mi rostro en sus manos y suelto una risa.
—Mucho drama.
—Es por eso que nos merecemos toda esta felicidad que estamos experimentando.
—¿Nuestro felices para siempre?—bromeo, ladea la cabeza y asiente siguiendo con el juego.
—Yo creo que ya estamos viviendo nuestros felices para siempre.
—No, el felices para siempre comienza luego de la boda—Se acomoda sobre el sofá y me abraza con más fuerza.
—Y es por eso que debemos casarnos ya.
—Yo quiero hacerlo una vez que bebé nazca porque el vestido no me quedará.
—Pues buscamos otro vestido.
—No, yo quiero usar el vestido que habías conseguido hace algunos años para mí, ¿recuerdas?—Asiente y luego frunce un poco el ceño.
—¿Aún lo conservas?
—Claro, es un recuerdo muy importante para mí.
—Claro.
—Cuéntame, ¿cómo lo conseguiste?
—Mmm… Esa misma noche, luego de que hayas traído un vestido que no te gustaba, llamé a Mar y le pedí que me acompañara a buscar el vestido del que te habías enamorado y accedió—Suelta una risa—. Al llegar a la tienda alguien se lo estaba probando y antes de que me diera siquiera tiempo de ver algo, Mar me cubrió los ojos y empezamos a discutir con las mujeres. Logré convencerlas y gané. La novia dijo que el vestido no era de su gusto y que si alguien sería feliz con ese vestido, ella no iba a interponerse. Marlene se molestó mucho porque nos hizo discutir en vano.
—Tendré que bajar de peso si quiero entrar en él —murmuro, con todo esto del embarazo subí muchísimo de peso y no se siente muy bonito. Los efectos que deja este proceso son devastadores.
—Yo haré ejercicio contigo, subí mucho de peso—Sonrío y clavo un dedo en su estómago sobresaltándolo.
—Lo vi, estás panzón. Confieso que me gusta mucho el Mauri panzón.
—Sabi, yo te gusto en todos los sentidos —Me río y su sonrisa crece. Ver sonreír a Mauro es simplemente algo hermoso.
—Tienes razón. Me encantas sin importar como te veas.
Acaricia mi estómago y respiro hondo ante la bonita sensación. Me gustaría tanto poder hablar con la Sabrina que sufrió hace años y decirle que todo estará bien, que volveremos a ser felices y que no todo está perdido.
*********
09 de mayo del 2030.
—¡No quiero!—Respiro hondo y observo a Mauro, solo él podrá con esta situación—. ¡Quiero quedarme en casa!
—Willow… Es necesario, ¿si?
—¡No! ¿Por qué no puedo?
—Por si bebé viene al mundo, tú no puedes ir al hospital, eres muy pequeña —Le explica con la mayor calma posible.
Y es que sí, mi bebé nacerá en estos días y eso me tiene muy asustada. Aún recuerdo a carne viva lo doloroso que fue y lo mal que la pasé después, aunque ahora Mauro estará conmigo.
—Pero papi…
—Estarás bien, los abuelos cuidan muy bien de ti siempre.
—Ya sé.
—Vendremos a verte mañana y si bebé nace, irás al hospital junto a nosotros.
—¿Lo prometes?
—Lo hago—Entrelazan sus meñiques y sonrío mucho. Mauro aprendió rápido a ser un gran padre. Estoy tan orgullosa de él.
—¿Cómo te sientes cariño?—Fijo mi vista en Elena.
—Bien.
—¿Alguna contracción?
—Ninguna.
—Estoy tan emocionada, mi segundo nieto vendrá al mundo dentro de poco.
—Yo estoy algo asustada, dolerá… Mucho.
—Pero vale la pena, conocerás por fin a la pequeña persona que habita en ti, además, en esta ocasión Mauro estará contigo.
—Sí, ya no me siento sola.
—Es tan hermoso, verte tan feliz, por mucho tiempo extrañé a esta Sabrina —Sonrío y dejo que me abrace por los hombros. Elena definitivamente es un poquito, esa madre que Daisy nunca fue.
*******
La ansiedad que experimento es grande. Espero y espero con impaciencia alguna señal, pero nada ocurre. Mauro está igual.
—¿Ya?—pregunta por milésima vez en la noche, solo niego acariciando el pelaje de mi bebé. Chocolate cada año se pone más grande, aún recuerdo cuando la encontramos, era tan pequeñita.
—Creo que Chocolate está enferma—murmuro.
—No lo creo, está cansada, seguramente, recuerda que ya está viejita.
—¿Crees que sea solo por eso?
—Claro que sí, amor. Chocolate está bien.
Yo no lo creo así, no ha estado muy animada en estos días, solo se la pasa durmiendo y parece adolorida cuando Willow la carga. Incluso ahora, parece agotada.
—¿Y si le pasa algo en estos días que no estamos?—Me abraza como puede y respira hondo.
—No le pasará nada, no te preocupes.
Nos quedamos en silencio, solo admirando a nuestro gato, la primera gran responsabilidad que tuvimos como pareja, bueno, a quien debíamos cuidar. Si llego a perderla, realmente voy a llorar mucho.
—Quiero agua —murmuro rompiendo el silencio.
—Iré a traerte un poco.
—Voy yo, pasaré por el baño también.
—Te acompaño.
Con cuidado de no lastimarla, dejo a Chocolate sobre la cama y con la ayuda de Mauro me pongo de pie. Cuesta mucho, pero llego al baño donde antes de bajar mi pantalón de pijama un líquido que no es la orina empapa la tela.
—Ay, no…—Mi voz tiembla, siento como el corazón me late muy lento debido al pánico. El verdadero dolor está por comenzar—. Mauro—Increíblemente mi voz desapareció—. Mauro…—digo en un susurro y entra recién cuando grito presa del pánico.
—¡¿Qué ocurre?!—Me observa de arriba a abajo en busca de algún daño y su vista se detiene en el charco bajo mis pies—. ¿E-eso es…?
—Mauro, ve por la bolsa, por favor.
—V-voy… Pero salgamos de aquí primero—Asiento y me sostengo con fuerza de su cuerpo—. Conoceremos a nuestro bebé —susurra contra mi rostro.
—Lo haremos.
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YA VA A NACER 😭💖
Muchas gracias por leer <33
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Querido amor de mi vida [libro #2]
Romance«Guardamos nuestro amor en una fotografía » ***** Sabrina continuó con su vida cómo pudo, poco a poco cumpliendo sus metas, pero tres años después de aquel fatídico día Mauro despierta, pero ya nada es igual, muchísimas cosas cambiaron. Sabrina está...