Capítulo 6. Mentiras...

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Sabrina

21 de mayo del 2029

Abro los ojos y miro el techo, no quiero levantarme, pero tengo que hacerlo y ya antes de que él se levante. Tengo miedo de encontrarme con Mauro, he estado huyendo cada que tengo oportunidad, su presencia me intimida de sobremanera

Cuando un brazo aterriza sobre mi rostro, sé que tengo que ponerme de pie. Con cuidado salgo de la cama y agarro la ropa que necesito para ir a trabajar, voy al baño y tomo una ducha rápida.

Cuando estoy lista vuelvo a la habitación y me maquillo para disimular el cansancio y para estar más presentable, hoy tengo muchas reuniones.

Me pongo la gabardina y sin hacer ruido salgo, camino hacia la puerta principal, pero a mitad de camino me detengo cuando alguien habla

—¿Ya te vas?

Cierro los ojos brevemente y doy media vuelta, Mauro está parado en la entrada de la cocina con el cabello revuelto y los ojos adormilados, contengo el suspiro.

—Eh, sí…

—¿No vas a desayunar? Puedo preparar algo

—¿Sabes cocinar? — enarco ambas cejas, él duda

—No lo sé, ¿Cocinaba antes?

Sonrío y niego

—No desayuno aquí. Tengo que irme, llegaré tarde. Por favor dale de desayunar a Willow solo cereal con leche, otra cosa no puede comer, intentará convencerte

—Está bien.

—Elena dijo que iba a venir a cocinar

—Ya

—Eso y mucha suerte, adiós.

—Ten lindo día

Mi corazón da un vuelco, añoraba esas palabras hace años

—Igualmente

Sonríe y salgo casi corriendo, cierro la puerta y coloco la mano sobre mi pecho, el corazón me late muy rápido

—Sigue igual de guapo por las mañanas — susurro, zapateo y resoplo

Camino hacia el ascensor y mi celular suena, es Sebastián, así que respondo

—Buenos días

—Hola bella — sonrío presionando el botón

—¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿Ya desayunaste?

—No

—Genial, ¿Te parece si desayunamos juntos?

—Claro, dime a dónde y yo voy

—Te paso la ubicación

—Bien.

Cuelgo y respiro hondo, segundos después el mensaje con la ubicación llega.

********

Abro la puerta y me adentro al restaurante, Sebastián agita su mano para que pueda verlo, sonrío y camino hasta él

—Hola

Le doy un breve abrazo para luego sentarme frente a él

—Me tomé la libertad de ordenar por ti.

Sonrío, no me da miedo imaginar qué pudo haber ordenado, todas las personas cercanas a mí saben lo que me encanta.

—Leche con pastel de chocolate —Murmuro y él niega—¿No?

Querido amor de mi vida [libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora