Sabrina
25 de agosto del 2029
Camino de un lado a otro bajo la atenta mirada de Mar, quién se encuentra comiendo una barra de chocolate, al llegar a casa fue lo primero que agarró para comer.
—¿Por qué estás tan nerviosa?
—No lo sé, me da cierta ansiedad. Mi primer embarazo fue desastroso.
—Sí, pero en este Mauro te ayudará. A no ser que se separen justo ahora que estás embarazada como me pasó a mí.
—¡Marlene! ¡No digas esas cosas!
Se encoge de hombros. Es evidente su malhumor, no puedo culparla, está de séptimo mes de embarazo y su vientre ya es muy grande. Se queja todo el tiempo, por los pies inflamados, el dolor de cadera y el inminente cansancio que experimenta, el embarazo no es muy bonito como lo pintan en las telenovelas.
—Ya pasaron los cinco minutos, mira, aunque es obvio que salió positivo.
—Es solo para confirmar.
Camino al baño y agarro la prueba de embarazo, mi corazón se acelera al ver las dos rayas indicando, que estoy esperando un bebé. Mis ojos se humedecen de la felicidad que estoy experimentando. Sufrí mucho en primer embarazo por la falta de Mauro, pero él está ahora conmigo, quizá sin los recuerdos, pero me ama y eso ya es suficiente. Aprendí a dejarlo ir, Mauri vivirá para siempre en mi corazón.
—¡Sabrina ven aquí! ¡Mis pies duelen mucho como para ir hasta ahí!
Regreso a la habitación y le extiendo la prueba, no parece sorprenderle ver las dos rayas, pero sus ojos de igual manera se humedecen y sus labios forman un puchero. Sollozo y ella también.
—Voy a tener otro sobrino o sobrina.
Asiento y la abrazo como puedo, últimamente se ha vuelto complicado abrazarla por su enorme estómago.
—Felicidades, cariño, sé que esto te hace muy feliz. Yo sabía que volverías a experimentar esa felicidad que habías perdido hacía años.
—Gracias Mar.
—¡Papi!— nos alejamos al escuchar el grifo de Willow, Mar limpia mis lágrimas y yo las suyas.
—Ve a anunciar esta gran noticia, yo iré en un momento, no tengo mucho ánimo de caminar ahora.
—Iré.
Me guiña un ojo y me pongo de pie. Básicamente, corro hacia la sala, en la entrada me detengo para ver cómo Willow le cuenta sobre una discusión que escuchamos de los vecinos. Mauro, cómo si sintiera mi presencia me mira y su sonrisa se ensancha. Guiña un ojo y vuelve su atención a Willow. Él estaba con su padre aprendiendo a manejar, se apuntó a clases de conducción, pero para hacerlo más rápido su padre ha accedido a ayudarle.
—Después llegó también la policía y se los llevó. Parecía una telenovela — Willow suelta una risa entre su relato, Mauro ríe con ella y es una escena realmente adorable.
—¿Si? ¿Qué pasó luego?
—No sé, no los volví a ver. ¿Crees que quedaron presos?
—No lo creo. Quizá solo no los viste porque volvieron muy tarde.
—Tal vez.
—Iré a saludar a tu madre.
—Ve. Está con mi tía Mar en su habitación.
—¿Mar está aquí?—Willow asiente efusivamente—. Iré a saludarlas.
Se pone de pie y con expectativa veo como se acerca. ¿Le hará feliz saber que traeremos al mundo a un pequeño? Quiero pensar que accedió a esto porque lo quiere y no solo por complacerme. Se detiene frente a mí, sus manos van inmediatamente a mi cintura pegándome a su cuerpo, retrocedemos escondiéndonos en el pasillo. Contengo la respiración cuando baja su rostro acariciando mi piel con su nariz, su tibia respiración eriza mi cuerpo.
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Querido amor de mi vida [libro #2]
Romance«Guardamos nuestro amor en una fotografía » ***** Sabrina continuó con su vida cómo pudo, poco a poco cumpliendo sus metas, pero tres años después de aquel fatídico día Mauro despierta, pero ya nada es igual, muchísimas cosas cambiaron. Sabrina está...