Las cosas deben estar peor de lo que pensaba si Christian prefiere llevarme con él a sus reuniones para no dejarme fuera de su vista.
—Trae tu arma. —fue todo lo que me dijo antes de salir de la habitación para hablar con Samuel y Hugo.
Las manos todavía me tiemblan un poco mientras espero a que Christian termine una llamada con alguien llamado Welch y podamos salir a sus reuniones.
—No me importa —gruñe, luego baja la voz—. Encuéntralo, o a uno de sus hombres, y oblígalo a hablar.
Me estremezco solo de pensar en lo que van a hacer con ese hombre para que hable, o lo que harán después para deshacerse de él. El escalofrío que me recorre la espalda es tan fuerte que incluso me eriza la piel.
—Respira hondo y disimula. —la voz de Sam viene desde mi lado izquierdo—. A dónde vamos, te comerán viva si les dejas ver tu temor.
—Oh, rayos.
Christian sigue hablando por teléfono, camina por la sala y luego hacia la cocina por un vaso de agua, todavía discutiendo al teléfono. Aprovecho para preguntarle a Sam sobre nuestro itinerario.
—¿A dónde se supone que iremos?
Prescott hace una mueca.
—Al astillero, a la bodega y probablemente también a su oficina en el centro de Seattle.
Oh.
—¿Su oficina está en el centro? Debe ser un lugar muy exclusivo. —por no decir costoso.
—Tiene todo el puto edificio con cientos de empleados, eso es más que exclusivo.
Estoy sorprendida. ¿Cómo es que nunca antes escuché hablar de Christian? ¿O de Elliot? Ahora me preocupa mucho más hacer algo incorrecto que ponga en riesgo a él o a mi.
—¿Qué se supone que debo hacer?
Sam echa un vistazo rápido a Grey todavía en la cocina con el teléfono pegado a la oreja.
—No andes detrás de él como un cachorro perdido, de hecho, haz lo que yo hago y repite para ti misma: "es mi jefe, no mi novio".
Mis cejas se fruncen apenas escucharlo, ¿Tiene qué repetirse esto para recordar quién es su jefe?
—¡Eso es absurdo! —chillo—. Christian no es mi jefe.
Sam arquea las cejas con expresión divertida.
—Tampoco tu novio, así que olvídate de hacer una escena de celos o llamarlo por apodos ridículos mientras está rodeado de sus empleados. No querrás dañar su imagen de hombre implacable.
Idiota.
—No pensaba hacerlo, y sé comportarme, a diferencia de ti que tienes qué repetirte que el jefe no es tuyo como si fuera tu mantra personal.
Su expresión se vuelve peligrosa, pero no me asusta. Antes de que me dé cuenta, Christian se detiene frente a nosotros con los ojos entrecerrados.
—¿Dejaron ya de discutir?
—Si, señor. —repetimos al unísono, lo que solo hace que Grey frunza más las cejas.
—Bien, entonces andando porque tengo una reunión en GEH a las 11.
¿Qué?
Entro con ellos al ascensor y subo a la suv, observando a Christian revisar su teléfono todo el tiempo. Sam está en el asiento del copiloto y Hugo conduce a algún lugar a las afueras de Seattle, una zona industrial que parece abandonada.
Prescott es el primero en bajar, haciéndole una seña a dos hombres que aparecen por un lado del edificio. Los veo hablar por radio, luego le hace una seña hacia la suv.
Solo entonces Hugo baja para abrir la puerta de Christian. Y como quiero demostrar que puedo encajar en este mundo, abro la puerta y bajo cuadrando los hombros y manteniendo en alto la barbilla.
—Primero dispara, luego preguntas. —dice Christian bajito para que solo yo lo escuche.
Apoyo la mano en mi arma metida en el suéter y lo sigo, manteniendo la mirada sobre todo y todos los hombres que se ubican en el piso. Mi primera impresión es que es una bodega porque los veo llenar las cajas con bolsas de contenido blanco y luego apilarlas.
Otro par de hombres llevan las cajas hasta un pasillo y lo que parece ser un camión, con Hugo vigilando todo de cerca.
Oh, ¿Este es su negocio de drogas?
Los hombres armados que rodean la sala mantienen su atención en los trabajadores llenando bolsas, y de vez en cuando en mi, pero apartan la mirada cada vez que su jefe gira para mirarlos.
—A mi oficina. —ordena Grey y Sam me hace una seña con la cabeza.
Lo sigo en silencio, aunque mirando siempre sobre mi hombro. Los trabajadores deben preguntarse quién soy porque me miran con mucha insistencia.
Y solo para dejar las cosas claras, saco mi arma manteniéndola abajo, el dedo apoyado sobre el gatillo. No me doy cuenta que Christian se detiene hasta que golpeo contra su pecho.
—¿Quieres dispararle a mis hombres? —su ceja gruesa se arquea con interrogación.
—No.
Creo.
—Parece que quisieras hacerlo. —una esquina de su boca se eleva, cambiando su expresión a una más divertida.
Mantengo la barbilla en alto sabiendo que si me dejo intimidar por cualquiera de ellos, incluso si es el jefe, no me tomarán en serio.
—Solo a los problemáticos, señor Grey.
La sonrisa crece completa en sus labios, y puedo ver incluso la mirada rápida que le dedica a Prescott. Dios, quiero besarlo. Me recuerdo que no es el momento de nada de eso.
Se sienta en su escritorio mientras revisa una pila de hojas escritas a mano, con Hugo a su lado y Sam haciendo llamadas a alguien sobre tener los caminos despejados. Comienzo a bostezar después de un rato.
—¿Estás bien? —Christian me habla y yo me enderezo de un brinco.
—Si. —miento.
—Te estás durmiendo, ¿No te dejé descansar anoche?
Mis mejillas se ponen rojas al instante, afortunadamente no están ni Sam ni Hugo para verlas.
—Si dormí, solo estoy... —¿Qué? ¿Cansada de estar alerta?
—El cansancio es normal los primeros meses. —señala el sofá de la derecha con la cabeza—. Puedes dormir un poco, este lugar es seguro puesto que mis hombres están vigilando.
¿Lo es?
Me recuesto en el sofá y cierro los ojos un momento, pero el cansancio es tan abrumador que pierdo la noción de mi misma en segundos.
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.¡Feliz inicio de semana!
Un capítulo más y uno menos hacia el final de la historia 😔
Capítulo dedicado a ArisleydaSnchez. Ganadora de la dinámica en el grupo de las Cerecitas 🍒✨.
¡Ximena peque! Espero que hayas tenido un excelente día de cumpleaños 🥳🎂 #SiemprePerversa
(◍•ᴗ•◍)❤
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Grey (Color Venganza #2)
FanfictionLe tendí una trampa. Lo que no esperaba era que yo sería la primera en caer: me enamoré de él. Acepté la oscuridad y el peligro que era su vida, hasta que cometí un error que me lo arrebataría todo. Un secreto imposible de ocultar.