Christian es mi lugar seguro.
Incluso ahora, con los ojos cerrados, tengo la certeza de que es él quien me lleva hasta el auto y me apretuja contra su cálido pecho. El aroma de su colonia me recuerda a un día lluvioso en Seattle.
—¿Ya estás despierta? —su pecho retumba con el sonido de su voz.
—No. —respondo, pero no puedo evitar sonreír.
—Tal vez deberías regresar al ático, dejaré que Hugo te lleve cuando me deje en GEH.
¿Apartarme de su lado?
Me obligo a abrir los ojos por fin, después de una pequeña siesta en su oficina de drogas y reconociendo la suv de Christian. Hugo y Prescott al frente conducen en dirección al centro de Seattle donde el tráfico es más pesado.
—Prefiero ir contigo, he dormido suficiente.
Christian acomoda mi cabello detrás de mi oreja y sonríe, lo que me tranquiliza porque siento que él también me quiere cerca, tal vez para vigilarme o para apartarme de Sam, aún no lo descubro.
Y mi amigo tenía razón.
La suv estaciona frente a un edificio enorme con ventanas de cristal reluciente y personas con ropa formal entran y salen con maletines de cuero. Yo podría verme a mi misma trabajando aquí si hubiera tenido la oportunidad.
Cuando Prescott se acerca a abrir la puerta, Christian me aparta de su regazo para bajar primero, su actitud cambiando por una más fría y distante de hombre de negocios.
Hugo, Prescott y yo vamos detrás de él, observando siempre sobre nuestros hombros los alrededores y cualquier persona que parezca sospechosa. Mis cejas se fruncen ante el pensamiento de vivir en estado de alerta todo el tiempo.
Por suerte, el interior del edificio está custodiado por guardias que se aseguran de revisar a los visitantes antes de que lleguen incluso al mostrador donde dos mujeres rubias sonríen alegremente.
Todos dedican movimientos de cabeza hacia Christian en forma de saludo. Las mujeres rubias suspiran con ojos soñadores sobre mi hombre, y mis pasos automáticamente se detienen.
—¿Que? —gruñe Sam, apurándome a seguir caminando.
—¿Qué hay con ellas? Se ven sospechosas, ¿Las comprobaste?
Sam se ríe.
—Controla tus celos, Ana. Y deja en paz a las rubias, son inofensivas.
Si, claro.
Tomamos un ascensor ubicado al fondo y que parece ser exclusivo para Christian, ya que el resto de los empleados que suben se apretujan en los otros tres ascensores. ¿Tal vez es una cuestión de seguridad? Juro que me estoy volviendo un poco paranoica.
El aparato sube rápidamente hasta el último piso y se abre, Christian es el primero en salir sin esperar por nadie y antes de que me dé cuenta, otra mujer rubia camina a su lado con un par de carpetas.
—Los últimos depósitos, señor Grey. —ella ni siquiera nos mira—. El estado de cuenta actualizado para su revisión y los platillos que pidió del Fairmont ya están aquí.
—Perfecto. —Christian le sonríe, luego empuja una puerta gris que da a una amplia oficina.
Todo luce tan limpio y pulcro que me detengo en medio de ella sin saber a dónde dirigirme. La decoración parece costosa y el estilo tan elegante que me recuerda que Christian en realidad si es un empresario multimillonario.
—¿Ocurre algo? —su voz profunda me llama, estremeciéndome—. Ya te dije que estos lugares son seguros, ahora siéntate y toma tu almuerzo.
¿Qué?
Mi vista se fija en la mesita de la sala y en los contenedores térmicos de comida situados ahí. Prescott me hace una seña con la cabeza para que me acerque mientras él y Hugo esperan instrucciones de Grey.
No quiero perderme la conversación, pero mi estómago gruñe en aprobación a lo que sea que esté ahí esperando. Destapo un contenedor que parece tener una sopa de tomate demasiado condimentada que me provoca asco al instante.
Me aparto y camino hacia la única puerta en el extremo de la habitación a lo que supongo es el baño. Apenas cierro la puerta, me inclino sobre el lavamanos y expulso el poco contenido de mi estómago y algo de bilis.
—Mierda.
Me enjuago la boca un par de veces y refresco mi cara, echando un vistazo al reflejo pálido y ojeroso que me mira. Dormí cómodamente en la otra oficina de Christian y aún luzco como si hubiera pasado noches en vela.
Estoy embarazada.
Tiene que ser eso, no puedo atribuir las náuseas a la anemia, ¿Cierto? Necesito volver al ginecólogo y asegurarme de que lo estoy, así ya no tendré que fingir.
Alguien golpea la puerta del baño y por la firmeza, sé que es el impaciente Christian. Pongo mi mejor sonrisa cuando abro.
—¿Todo bien? —sus ojos grises me revisan de arriba a abajo como si tuviera rayos láser.
Levanto mis manos húmedas para que pueda verlas.
—Necesitaba lavar mis manos.
—Bien. —Asiente levemente y vuelve su atención al móvil en su mano que no noté.
En el altavoz, el tono de llamada en espera pasa inmediatamente a buzón y Christian frunce las cejas con molestia.
—¿Problemas con el negocio? —es mi turno de preguntar para tratar de involucrarme.
—No. Quiero hablar con Mía y saber por qué no llamó en mi cumpleaños cuando siempre lo hace. Es un dolor en el culo, es extraño que lo olvidara.
Lo es.
Pone el móvil de vuelta en el bolsillo, caminando hacia la mesa con los contenedores y sentándose en el sofá para mirarlos. Los abre todos antes de señalar uno para que yo lo tome.
—Come.
Las náuseas me cierran la garganta.
—No tengo hambre.
Me lanza una mirada de esas que utiliza con sus hombres y vuelve a señalar el contenedor que por suerte no es la maldita sopa condimentada.
—Es una orden.
Agh.
Ni siquiera necesito mirar a Sam para saber que está apuñalándome con los ojos.
—Comeré. —le dedico una sonrisa tan amplia que me duelen las mejillas—. Ya que estamos haciendo amables peticiones, ¿Puedo tener un móvil?
Supongo que no se esperaba ese tipo de comentario, porque frunce la boca con indiferencia.
—Claro. —el sonido de su móvil lo distrae de nuestra conversación pero sonríe cuando lo toma y mira la pantalla—. ¿Por qué mierda no contestas el teléfono cuando te llamo?
Su sonrisa se congela en ese instante y una expresión desolada le cubre el rostro.
.
.
.Hola.
Les traigo otro capítulo de la historia. Gracias por la paciencia, no estoy en mi mejor momento pero quiero que sepan que no voy a dejar inconcluso nada.
Este capítulo va dedicado a Fatima3025 por ser la ganadora de la dinámica del día 17 ☺️
Por cierto, fue mi aniversario dentro de la plataforma y me hubiera gustado festejarlo con un maratón, pero como ya dije, no es mi mejor momento.
Espero sus comentarios, teorías, opiniones y todo lo demás. 👀💜✨
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Grey (Color Venganza #2)
FanfikceLe tendí una trampa. Lo que no esperaba era que yo sería la primera en caer: me enamoré de él. Acepté la oscuridad y el peligro que era su vida, hasta que cometí un error que me lo arrebataría todo. Un secreto imposible de ocultar.